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Imagen @MintrabajoCol

La XXII Conferencia Interamericana de Ministros y Ministras del Trabajo, que se inaugura este 23 de octubre en Bogotá, sirvió como escenario para una reunión de alto nivel entre la ministra del Trabajo de Colombia, Gloria Inés Ramírez Ríos, y el director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Gilbert F. Houngbo. En un encuentro a puerta cerrada, ambos funcionarios discutieron sobre las reformas sociales y laborales que el Gobierno colombiano ha impulsado bajo la administración del presidente Gustavo Petro, en un contexto marcado por las dificultades que han surgido en la búsqueda de consensos.

Houngbo, máximo representante de la OIT, aprovechó la ocasión para enviar un contundente mensaje sobre la necesidad de avanzar con las reformas del Gobierno, pese a los obstáculos que puedan presentarse en el proceso de concertación. “Quiero ser claro: el Gobierno ha sido elegido por el pueblo de Colombia, y con esa elección viene la responsabilidad de tomar decisiones en favor de la población. Cuando el consenso no está funcionando, el Gobierno debe decidir avanzar, incluso si enfrenta críticas. No podemos permitir que la falta de acuerdos se convierta en una herramienta para frenar el avance, porque, de lo contrario, estamos secuestrando un país”, afirmó Houngbo.

La declaración del jefe de la OIT se produce en un momento crítico para el Gobierno colombiano, que ha enfrentado resistencias de diversos sectores frente a su ambiciosa agenda de reformas, en particular la reforma laboral. Estas iniciativas, que buscan mejorar las condiciones laborales, reducir la informalidad y ampliar los derechos de los trabajadores, han sido elogiadas por sectores progresistas, pero han encontrado resistencia en gremios empresariales y en algunos partidos políticos, que temen que los cambios puedan afectar la competitividad y el empleo formal.

Houngbo subrayó que la responsabilidad de un gobierno elegido democráticamente es avanzar en la implementación de su programa de gobierno, y la falta de consenso no debe ser un obstáculo para ello. Según el director de la OIT, los gobiernos deben ser juzgados por los resultados de sus decisiones y no por las dificultades en la consecución de acuerdos. “El consenso no es un fin en sí mismo; es una herramienta. Pero cuando esa herramienta no está funcionando, el liderazgo debe prevalecer para avanzar en beneficio de la sociedad. Si no actuamos, estamos frenando el desarrollo de una nación”, enfatizó Houngbo.

La ministra Gloria Inés Ramírez, por su parte, destacó el apoyo fundamental de la OIT en la consolidación de una agenda regional de trabajo decente, un concepto central en las transformaciones sociales que promueve el Gobierno del Cambio. Según la ministra, la Conferencia Interamericana de Ministros y Ministras del Trabajo es una plataforma clave para avanzar en las reformas necesarias que buscan erradicar la pobreza y las desigualdades que aún persisten en la región.

“El apoyo y el acompañamiento de la OIT es vital para nosotros. Con ellos estamos construyendo las bases del trabajo decente en toda América Latina, un trabajo que tiene como pilares fundamentales el diálogo social y la concertación. Es a través del diálogo que podemos avanzar en la lucha contra la desigualdad y consolidar derechos laborales sólidos, como el derecho a un salario digno y a la libertad sindical”, afirmó Ramírez. La ministra subrayó que el diálogo social no es solo un mecanismo de consulta, sino una herramienta efectiva para encontrar soluciones en escenarios donde los intereses de trabajadores y empresarios pueden estar en conflicto.

El enfoque del Gobierno colombiano se basa en una visión integral del desarrollo social, donde los derechos laborales no son una concesión, sino un componente esencial para superar las desigualdades estructurales que han marcado a Colombia y a América Latina durante décadas. Ramírez enfatizó que no se puede permitir que la pobreza siga avanzando en el mundo, mientras los derechos laborales se debilitan. “Debemos garantizar que los trabajadores tengan un salario justo y condiciones dignas, y eso solo es posible si logramos un equilibrio entre los derechos de los empleados y la responsabilidad de los empresarios en las transformaciones sociales que estamos viviendo”, aseguró.

Uno de los puntos más importantes abordados durante la reunión fue el impacto de la tecnología, particularmente la inteligencia artificial, sobre el futuro del trabajo. Houngbo destacó que el mundo laboral se encuentra en un punto de inflexión, con la automatización y la inteligencia artificial transformando la forma en que operan las empresas y los trabajadores desempeñan sus funciones. Este fenómeno, según el director de la OIT, plantea desafíos urgentes que deben ser abordados para evitar una mayor precarización del empleo.

“El avance de la inteligencia artificial está transformando el mercado laboral a una velocidad sin precedentes. Sin embargo, no podemos permitir que esta transformación deje atrás a los trabajadores. Debemos garantizar una transición justa que proteja los empleos existentes y ofrezca nuevas oportunidades de formación y capacitación para adaptarse a las nuevas tecnologías”, advirtió Houngbo.

En este contexto, la ministra Ramírez hizo un llamado a los ministros de la región para que adopten las medidas necesarias para una reconversión laboral justa, que proteja a los trabajadores en medio de este cambio tecnológico acelerado. Ramírez insistió en que el futuro del trabajo debe ser inclusivo y orientado hacia la justicia social. “El avance tecnológico es imparable, pero debemos asegurarnos de que beneficie a toda la sociedad y no solo a unos pocos. Esto requiere una política laboral activa que priorice la formación y la protección de los trabajadores frente a los cambios que ya están ocurriendo”, explicó la ministra.

Al concluir la reunión, Houngbo y Ramírez coincidieron en la importancia de que los gobiernos de la región adopten una postura decidida frente a la necesidad de reformar sus marcos laborales. En un contexto de creciente desigualdad y con una crisis social latente en muchos países, la OIT reiteró su compromiso de apoyar a los gobiernos en la implementación de políticas laborales que garanticen trabajo decente y condiciones justas para todos los trabajadores.

“La clave está en avanzar sin frenar el progreso. Las reformas son difíciles, pero necesarias. El diálogo social debe ser la columna vertebral de cualquier cambio, pero no podemos dejar que la parálisis del consenso detenga las transformaciones que el pueblo espera”, concluyó Houngbo.

Con la inauguración oficial de la Conferencia Interamericana de Ministros y Ministras del Trabajo, Colombia se posiciona como un escenario clave para debatir el futuro del trabajo en la región, en un momento en que el país enfrenta el reto de consolidar una agenda de reformas ambiciosas que promuevan la justicia social y el bienestar de sus trabajadores.

carloscastaneda@prensamercosur.org

 


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