La extensa mano de China está llegando cada vez más lejos en la Amazonía brasileña. La Ruta Marítima de la Seda, componente clave de la iniciativa de Franja y la Ruta; la infraestructura y gestión de redes eléctricas; el control tecnológico y la explotación de materiales raros son las principales formas de esta expansión que amenaza con comprometer el pulmón verde del mundo. Las consecuencias son preocupantes, como el impacto medioambiental, la explotación laboral, los daños a las comunidades indígenas e incluso la desestabilización de sectores estratégicos para Brasil.
En marzo, una delegación de Pekín visitó la localidad de Barcarena, en el estado de Pará, con el objetivo de preparar el terreno para el proyecto de la Ruta Marítima de la Seda en la Amazonia. De hecho, la empresa estatal china Sino-Lac Supply Chain Co. Ltd. quiere invertir en el sector portuario amazónico, tanto en el estado de Maranhão como en el de Pará, para controlar toda la cadena de exportación a China de los principales productos agroalimentarios de Brasil, especialmente la soja y la carne. El proyecto implica la creación de una estructura logística, gestionada por los chinos, que incluye el almacenamiento de mercancías, aduanas y prácticas sanitarias para permitir el transporte marítimo a la madre patria. Sino-Lac también ha firmado acuerdos con la Universidad Federal de Amazonas para producir fertilizantes en la región.
“La invasión china en la Amazonía es motivo de preocupación. Pekín también ha mostrado interés por la investigación científica, la bioeconomía e incluso el procesamiento de fertilizantes. El problema es que China es conocida por su explotación depredadora, que sin una regulación y control adecuados plantea riesgos significativos para Brasil, desde crear dinámicas de dependencia hasta incluso monopolizar segmentos enteros del mercado”, explica a Diálogo Jorge M. Lasmar, profesor de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais.
Infraestructura y minerales estratégicos
En la Amazonía, China está interesada no sólo en inversiones portuarias, sino también en infraestructura terrestre para asegurar una red de transporte rápida y eficiente para sus exportaciones. El 15 de agosto, con motivo de la celebración de los 50 años de relaciones diplomáticas entre China y Brasil, Pekín anunció inversiones en infraestructuras, ferrocarriles y líneas de transmisión del país latinoamericano por valor de unos USD 50 500 millones.
Por ejemplo, la compañía estatal China Communications Construction Company (CCCC) ganó el contrato para asfaltar la carretera BR-319 a través de Concremat, empresa brasileña en la que tiene una participación del 80 por ciento. La BR-319 se extiende a lo largo de 885,9 kilómetros y conecta las dos principales ciudades amazónicas, Manaos y Porto Velho. El proyecto lleva años en el centro de la polémica. Se teme que, una vez puesto en marcha, provoque más deforestación y degradación ambiental, un aumento de las actividades ilegales, desde la minería al tráfico de madera y cocaína, facilitadas por la carretera.
“Grandes proyectos como éste también pueden forzar el desplazamiento forzoso de las comunidades indígenas locales, provocar la destrucción de territorios considerados sagrados y tener un impacto negativo en la cultura y la identidad de estas comunidades en una región como la Amazonía, donde las tensiones entre los grandes intereses económicos y los derechos indígenas ya son históricamente altas”, explica Lasmar.
El proyecto Ferrogrão, por el que ya se ha interesado la CCCC, también ha sido objeto de protestas por parte de comunidades indígenas y ecologistas debido al posible aumento de la deforestación y la pesca ilegal. Se trata de una línea ferroviaria de 933 km que unirá Sinop, en el estado de Mato Grosso, con Itaituba, en el estado de Pará, y que dividirá en dos varias reservas indígenas. “Este ferrocarril afectará a nuestra región igual que la central hidroeléctrica de Belo Monte, que está acabando con el parque del Xingu. Ni siquiera se nos consultó”, declaró a la prensa Patkore Mekraknotire, uno de los líderes indígenas que encabezan las protestas. El complejo hidroeléctrico de Belo Monte en el río Xingu, en el estado de Pará, ha sido objeto de protestas indígenas desde 2011, cuando comenzó su construcción. Unas 10 000 familias han sido desplazadas. Las comunidades indígenas denuncian el impacto ambiental del desvío de agua del río en la flora y la fauna locales y, en consecuencia, en sus actividades de subsistencia, como la pesca.
Además, en 2023, el gobernador de Pará, Helder Barbalho, firmó un acuerdo con la CCCC para construir el Ferrocarril de Pará. Esta línea de 1400 km conectará Marabá con el puerto de Vila do Conde, en Barcarena. Sin embargo, no se dieron detalles sobre cómo se construirá, con qué materiales ni qué mano de obra.
“Debemos mirar a Ecuador, que es una lección importante para Brasil. Al igual que en algunos países africanos, en Ecuador algunos proyectos chinos de infraestructuras han mostrado una mala calidad, dando lugar a estructuras insostenibles a largo plazo que requieren un mantenimiento constante o incluso la reconstrucción total, generando costes adicionales y perpetuando los problemas medioambientales y sociales. En Brasil aún estamos a tiempo de evitarlo”, afirma Lasmar.
Las infraestructuras que China está construyendo en la Amazonía también favorecerán sus intereses mineros. Un ejemplo es la explotación de niobio, del que Brasil alberga el 90 por ciento de las reservas mundiales, incluso en dos estados amazónicos, Amazonas y Rondônia. Desde 2011, China no ha hecho más que penetrar y comprar cuotas de mercado de la producción brasileña de niobio, primero con el consorcio China Niobium Investment Holdings Ltd., y después, en 2016, con China Molybdenum Corporation (CMOC).
“El riesgo más significativo es el económico, ya que China puede decidir el precio e influir en el mercado, pero también el militar. El niobio es un ejemplo de recurso crucial para diversas industrias tecnológicas, como la producción de superaleaciones utilizadas en motores de aviones, infraestructuras de comunicación e incluso tecnologías espaciales y militares. El control chino sobre estos recursos podría dar a China una ventaja tecnológica y militar, al tiempo que limitaría la capacidad de Brasil para desarrollar sus industrias estratégicas”, explica Lasmar.
El yacimiento situado en el estado de Amazonas, cerca de São Gabriel da Cachoeira, donde se calcula que hay 2900 millones de toneladas de niobio, está dentro de una reserva indígena. El proceso minero se encuentra actualmente en un punto muerto, en medio de un tira y afloja entre los políticos que han concedido las licencias de explotación y las comunidades indígenas locales que se oponen a ellas. Aterrador es el precedente de la mina china de niobio de Catalão, en el estado de Goiás, donde la contaminación y los daños a la salud de la población llevan años siendo denunciados por los habitantes.
Redes de transmisión eléctrica
En la Amazonía, China también se está expandiendo a través de las redes de transmisión de electricidad. En diciembre de 2023, State Grid Corporation of China ganó la mayor subasta de transmisión eléctrica de Brasil, obteniendo los derechos para construir más de 4471 km de nuevas líneas para drenar la energía generada por fuentes eólicas y solares en el nordeste. La concesión durará 30 años. La inversión prevista es de USD 3264 millones. La red eléctrica cruzará gran parte de Brasil, desde los estados amazónicos de Maranhão y Tocantins hasta Goiás, Minas Gerais y San Pablo. El proyecto también incluye la construcción de 1513 km de líneas de transmisión y el mantenimiento de otros 1468 km en los estados de Maranhão, Tocantins y Goiás.
“El control de las redes eléctricas de un país suele estar amparado por el llamado Golden Power, es decir, la capacidad de un Estado de proteger sus sectores estratégicos de la intervención extranjera. El hecho de que China haya llegado a controlar partes esenciales de nuestra red eléctrica demuestra la necesidad de reforzar nuestro sistema regulador en esta materia. También expone a Brasil a riesgos, desde ciberataques a sabotajes, ya que las empresas estatales chinas responden a los intereses estratégicos del Gobierno de Xi Jinping”, explica Lasmar.
La red eléctrica que State Grid construirá en la Amazonía utiliza una tecnología casi exclusivamente china a nivel mundial, la Ultra Alta Tensión (UHV). Esto permite que las redes eléctricas funcionen por encima de los 800 000 voltios para transportar electricidad a largas distancias. Un informe RAND de 2023 titulado La interconexión energética mundial de China advierte del riesgo de monopolio tecnológico, ya que China posee 942 patentes UHV, el mayor número del mundo.
“La introducción de tecnologías propietarias en las redes eléctricas es un peligro porque se crea una dependencia tecnológica que dificulta el mantenimiento y funcionamiento de las redes sin la ayuda o aportación china. Esta dependencia puede explotarse geopolíticamente para influir en las decisiones políticas y económicas de Brasil, dificultando que el gobierno tome medidas que puedan ser contrarias a los intereses chinos”, explica Lasmar.
Control tecnológico
Pekín lleva años invirtiendo en el sector tecnológico de la región. En la costa este de la isla de Marajó, el mayor archipiélago fluvio-marino del planeta, en el estado de Pará, la empresa china de telecomunicaciones Huawei lanzó recientemente el proyecto Tech4Nature, con la intención declarada de proporcionar conectividad a Internet y vigilancia medioambiental en la región. La paradoja es que en esta parte de la Amazonía es la pesca ilegal china una de las principales causas de los problemas medioambientales.
“Proyectos como el de Huawei pueden utilizarse para otros fines, como el espionaje, permitiendo a China vigilar el territorio y sus recursos, controlar las actividades industriales y militares y obtener datos sensibles hasta el punto de comprometer la seguridad del país”, declara Lasmar.
El archipiélago es una de las zonas más pesqueras y ricas en flora y fauna de Brasil. Al sitio de noticias Infobae, el alcalde de Marajó, Carlos Augusto Gouvêa, denunció que “barcos chinos pescan ilegalmente en la región” y se llevan “grandes cantidades de las mejores especies de peces”. El alcalde también se quejó de que grandes cargueros chinos se acercan a la costa del archipiélago, en el estuario del Amazonas, para robar agua dulce. “La llevan al Medio Oriente; es más barato potabilizar esa agua que desalinizar el agua de allá”, dijo.
Entre las inversiones chinas, la más reciente es el satélite CBERS-6, de fabricación china y brasileña, que entrará en órbita en 2028 y permitirá vigilar la Amazonía incluso en presencia de importantes formaciones nubosas típicas de la región.
Además, en 2014 Huawei donó un superordenador al Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía (INPA) para almacenar todos los datos de investigación disponibles sobre la Amazonía. El equipo se comunica con otro superordenador también donado por Huawei al Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología en el estado nororiental de Pernambuco, una región estratégica para Pekín, especialmente por sus puertos.
La tecnología de Huawei también es utilizada por la principal institución pública de investigación agrícola, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA). China está interesada en la agricultura brasileña en la Amazonía, ya que es el mayor importador mundial de soja y Brasil su mayor productor.
Posibles medidas
Ante este escenario, hay varias medidas posibles. “En primer lugar, hay que reducir la vulnerabilidad de la dependencia de un solo país como China. Es necesario diversificar las alianzas, reforzando las relaciones con otros países que compartan intereses comunes, como los Estados Unidos y otros países latinoamericanos”, explica Lasmar.
Reforzar la legislación nacional sobre el llamado Golden Power, imponer un mayor control y exigir mayor transparencia y cumplimiento de las normas a las empresas chinas también pueden ayudar a preservar la Amazonía de los inevitables impactos ambientales y proteger la soberanía de Brasil, concluyó.
Laura Solano
Fuente de esta noticia: https://dialogo-americas.com/es/articles/la-devastadora-influencia-de-china-en-la-amazonia-brasilena/
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