Imagen @UBPDcolombia . El proceso de búsqueda se realizó con el acompañamiento de la Corporación Humanitaria Reencuentros.
Tres mujeres de una misma familia, separadas por el conflicto armado, lograron un emotivo reencuentro tras más de una década de incertidumbre. Después de 12 años de búsqueda, una hija pudo recibir dignamente el cuerpo de su madre, Natalia García, en una ceremonia cargada de simbolismo y sanación, llevada a cabo en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá.
El desgarrador proceso de búsqueda comenzó cuando la hija acudió a la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), alentada por la Corporación Humanitaria Reencuentros, para encontrar respuestas sobre el paradero de su madre, a quien no veía desde 2004, cuando era solo una niña. La búsqueda permitió cerrar una herida abierta por años de silencio y desesperanza.
“Me siento muy tranquila, siento que ya puedo dejarla en paz. Siento que la perdono y que ella debe estar más tranquila. Me siento bien, siento que hice lo que ella, donde sea que esté, hubiera querido: que su hija la acompañara hasta el último momento”, expresó la hija con profunda emoción.
La UBPD reveló que Natalia García perdió la vida en 2012 durante un enfrentamiento armado en el Meta. A través de una extensa investigación, el equipo territorial del Meta, liderado por la investigadora María Alejandra Tapasco Valbuena, descubrió un expediente de necropsia en el Instituto Nacional de Medicina Legal que permitió identificar su cuerpo. Tras el análisis y verificación, se confirmó que Natalia había sido enterrada en el Cementerio Central de Villavicencio.
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El hallazgo permitió no solo entregar el cuerpo de Natalia a su familia, sino también propiciar el reencuentro entre tres generaciones: su hija, su madre y sus hermanos, quienes, en medio del conflicto, habían perdido el rastro de Natalia y de su nieta. La madre de Natalia, profundamente conmovida, recordó los años de angustia en los que no sabía si su hija estaba viva o muerta: “Yo me acostaba y decía: ¿mi hija estará viva? ¿Tendrá hambre o frío? Esas eran noches de mucha amargura”.
Ahora, en un cementerio de Bogotá, donde el cuerpo de Natalia García descansa finalmente, su hija, su madre y sus hermanos podrán visitarla, cerrando así un doloroso capítulo de sus vidas. El reencuentro entre estas tres generaciones de mujeres simboliza el poder de la memoria, la justicia y la reconciliación en medio de las heridas profundas que dejó el conflicto armado en Colombia.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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