En la pujante zona agrícola de Buenos Aires, los silos desbordan al final de la cosecha. Los productores demoran ventas a la espera de que el presidente ultraliberal Javier Milei, al que dieron su voto, elimine impuestos y trabas cambiarias.
“Los silos están llenos, se vende lo justo para cubrir gastos. El que puede, espera”, describió a la AFP Ricardo Semino, agricultor de Lobos, 110 km al sudoeste de Buenos Aires, en la rica pampa húmeda abocada a terminar la cosecha de maíz y sembrar trigo.
La última estimación de la Bolsa de Rosario vaticina que la cosecha de granos reportará 131,1 millones de toneladas, frente a 82,2 millones de la anterior, diezmada por una sequía histórica.
Pero la combinación de bajos precios internacionales y el atraso cambiario, según los agricultores, hace que demoren la venta de su producción, lo que conspira para que el presidente vea los frutos de la primera cosecha bajo su gobierno.
Argentina, conocida como el granero del mundo, es el tercer productor de soja detrás de Estados Unidos y Brasil.
Exporta el 70% de su producción agroindustrial, que representó en 2023 el 55% de las exportaciones argentinas, un volumen que significa importantes ingresos por impuestos para el Estado.
Este año se estima que exportará por 29.300 millones de dólares, lejos del promedio de 32.000 millones de las últimas cinco campañas.
“Si bien el volumen de producción aumentó un 60% interanual (sobre la zafra pasada), el valor de las exportaciones del agro subió menos de la mitad, un 23%”, explicó la Bolsa de Rosario.
– Especulación –
A campo abierto se acumulan toneladas de soja y cereales en ‘silobolsas’, un sistema para guardar granos y forraje envuelto en plástico.
“Uno especula cuando manda granos a la planta de silo. Hoy en día son grandes y te dan la posibilidad de entregar el cereal y vender de acá a cinco, seis, siete meses o hasta un año”, explicó Semino.
Un informe de la Bolsa de Rosario calculó que hay unas 35,6 millones de toneladas de granos sin vender por casi 10.600 millones de dólares, vitales para el gobierno urgido de reforzar las reservas monetarias.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires reportó de su lado que en mayo, aunque el ritmo mejoró respecto a abril, se liquidó casi un 38% menos de exportaciones respecto a igual mes de 2023.
El sector agrícola apoyó a Milei en las presidenciales de 2023, confiado en un discurso que prometía “un campo libre de retenciones”, como se conoce el impuesto cuya derogación reclama desde hace años.
Pero en cuanto asumió, el nuevo presidente las subió de 31% a 33% para exportaciones de harina y aceite de soja.
También prometió eliminar regulaciones en el mercado cambiario, origen de distorsiones por múltiples tipos de cambio y un mercado informal a cuyo influjo suben los precios internos. La inflación, aunque a la baja, fue en mayo de 280% interanual.
La situación trastoca los costos del campo, afirman productores. En el último año “un tractor pasó de valer 170.000 dólares a 250.000″, según Semino.
Tras seis meses de gobierno, Milei no avanzó con sus promesas al campo y por el contrario aumentó varios impuestos, entre ellos al combustible.
Los insumos suben sus precios al ritmo del dólar informal (en torno a 1.300 pesos), pero los granos se exportan a una cotización especial para el campo, ligeramente por arriba del tipo de cambio oficial, en torno a los 945 pesos.
“Todo esto complica mucho, lo ideal sería que tengamos un dólar unificado”, dijo Semino.
Pese a la recesión, prevalece el apoyo al gobierno. “Este gobierno devaluó en diciembre (52%), eso nos favoreció. Ahora las expectativas son buenas, estamos esperando que haya un solo tipo de cambio”, confió el agricultor.
Tanto el presidente como su ministro de Economía, Luis Caputo, descartaron una nueva devaluación y rechazaron poner plazos para la normalización del mercado de cambios.
– “El campo no para” –
La incertidumbre económica no impide que el campo renueve proyecciones.
Las lluvias impulsaron la siembra del trigo que promete rendir un 40% más la próxima campaña, “en torno a los 20 millones de toneladas”, dijo a la AFP Cristian Russo, jefe de estimaciones de la Bolsa de Rosario.
El sector agrícola “no se detiene” incluso si las políticas no acompañan, explicó Semino.
“Uno está acostumbrado siempre a seguir, nadie va a dejar un lote porque está esperando otro gobierno, hay que sembrarlo y sacarle el mayor provecho posible”, concluyó.
Fuente: AFP
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