Desde que, a comienzos de siglo, la República Popular de China (RPC) puso en su mira a Latinoamérica, en busca principalmente de la adquisición de producto básicos para abastecer su base industrial y alimentar a su enorme población, convirtió a Brasil –la mayor economía de Latinoamérica y uno de los países de exportación agrícolas más importante del mundo- en centro estratégico de la RPC en el Cono Sur. Las relaciones diplomáticas de vieja data entre ambas naciones, y la ventana de oportunidad que vio Brasil para aumentar su crecimiento con el apetito chino, permitieron a Pekín penetrar velozmente la economía brasileña.
De manera fugaz, la RPC adquirió el titulo de principal socio comercial de Brasil -posición que aún mantiene desde el 2009- y una de sus principales fuentes de inversión. Según fuentes oficiales, en 2023, el flujo comercial alcanzó un récord de USD 157 500 millones, con exportaciones brasileñas por un total de USD 104 300 millones e importaciones por un valor de USD 53 200 millones; situando a Brasil en la rara posición de tener un superávit comercial con el país asiático. Por su parte, las RPC ha acumulado cerca de USD 70 000 millones de inversión en el mercado brasileño.
Pero estas tendencias no son del todo positivas para la mayor economía de Sudamerica. Expertos y analistas advierten que Brasil ha caído en una sujeción y dependencia comercial del país asiático, como refleja la primera parte de este reportaje. Y esta relación económica tan desigual, asimétrica y coercitiva dicen los expertos, estaría poniendo en riesgo sectores estratégicos, que entre otros factores estarían contribuyendo a la desaceleración y desindustrialización de la economía brasileña.
Transmisión de energía: trampolín para el monopolio industrial
El más reciente capítulo de avances de la RPC se da en el sector enérgetico a finales de 2023 cuando la empresa china State Grid Corporation of China (SGCC) ganó el mayor contrato de transmisión de energía en la historía de Brasil. El proyecto, valorado en USD 3462 millones y que contempla la construcción de 1513 kilometros de transmisión en corriente continua, dejó en manos de la RPC los servicios de energía para los estados de Maranhão (noreste), Tocantins (norte) y Goiás (centro) para los próximos 30 años.
State Grid, la principal empresa estatal del país asiático, encargada de cubrir el 88 por ciento del territorio chino, fue la primera empresa con sede en la RPC en entrar en el sector energético de Brasil, cuando en el 2010 adquirió los derechos para la transmisión de energía del sur del país, incluidas Brasilia y San Pablo, las dos principales ciudades de la política y economía brasileña. Desde entonces, las inversiones chinas han adquirido un papel cada vez más protagónico en el sistema de generación, transmisión y distribución de electricidad en Brasil.
“La influencia de China en el sector enérgetico de Brasil es cada vez más grande, incluso podría llegar a ser dominante. Se estima que las empresas chinas controlan cerca del 10 al 12 por ciento de toda la cadena de valor de energía en Brasil”, dijo a Diálogo el experto en energía William Tobin, subdirector del Centro de Energía Global del centro de estudios Atlantic Council.
Hoy cerca de 14 empresas de energía de la RPC operan en el territorio brasileño, con una inversión acumulada de USD 36 500 millones. Preocupa especialmente que la RPC podría estar explotando su influencia para estructurar licitaciones que les favorezcan. “Las empresas chinas empiezan a conocer el sistema de redes de influencia y beneficios”, dijo a Diálogo Evan Ellis, profesor de investigación de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Escuela de Guerra del Ejército de los Estados Unidos.
Un reciente ejemplo son las críticas que surgieron en torno a esta última adquisición de State Grid. Según información de medios locales, hubo acusaciones en contra de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica de Brasil (ANEEL) por considerar que hubo favoritismo hacía las empresas chinas. También el portal de noticias argentino Infobae, señaló que la subasta al parecer estableció una serie de restricciones que imponían un tipo de tecnología cuyo único proveedor en Brasil es China.
“Esta tendencia no es sólo en Brasil, también la vemos en Perú, donde las empresas chinas están negociando las adquisiciones de empresas eléctricas y hoy cerca del 90 por ciento de la electricidad del Perú es manejada y operada por una empresa china. Brasil debería estar muy atento con estos avances”, alertó en entrevista con Diálogo Leland Lazarus, director asociado de seguridad nacional en el Instituto Jack Gordon de Políticas Públicas de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y experto en las relaciones entre China y Latinoamérica.
Riesgos y efectos indirectos
El fortalecimiento de las empresas estatales chinas en el sector energético de Brasil, trae consigo, preocupantes riesgos para la independencia, la seguridad y la soberanía del país, alertan los expertos. Ejemplo de ello son las presiones que podría ejercer el país asiático para obtener concesiones políticas que le favorezcan. A diferencia de las empresas del sector privado, o de cualquier otro país, las empresas chinas acatan directrices del Partido Comunista y tienen la obligación de obedecer a sus intereses de seguridad nacional. “No estamos hablando de un país democrático, sino de empresas que hacen parte de un sistema represivo; China podría dejar a Brasil sin luz en cualquier momento,” advirtió en entrevista con Diálogo Ryan Berg, director del Programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) con sede en Washington, D.C.
Preocupa además los riesgos que implica para la seguridad cibernética. “Cuando le entregas gran parte de tu sector eléctrico a un país que ha mostrado el deseo de aumentar parte de su infraestructura digitalizada con puertas traseras, potencialmente podría ejercer comando y control de diversas formas no convencionales con el propósito de un ciberataque”, dijo Tobin.
Pero eso no es todo, las preocupaciones también giran entorno a los riesgos socioambientales que se derivan de estas inversiones. Según informaron los medios de comunicación, parte de la infraestructura de transmisión eléctrica proyectada para el más reciente contrato que ganó la empresa china State Grid, pasará a tan solo 40 km de dos importantes comunidades indígenas. Si bien el Gobierno de Brasil y la empresa china ya se han pronunciado al respecto asegurando que el estudio de impacto socio ambiental cuenta con toda la normativa requerida, no cesan las preocupaciones especialmente por el cuestionable historial de las empresas chinas en esta materia. “Si hay algo que ha caracterizado a las empresas de la RPC alrededor del mundo es la falta de diligencia indebida con respecto a las preocupaciones del medio ambiente y el desprecio por los derechos indígenas”, dijo Lazarus.
A principios de 2023, cerca de 50 organizaciones de la sociedad civil presentaron un informe ante el Comité de Derechos Ecónomicos, Sociales y Culturales (CDESC) de la ONU, en el que analizaron cerca de 14 proyectos chinos en los sectores de infraestructura, energía y extracción en diferentes países de la región incluido Brasil, los cuales habían sido denunciados por violar normas ambientales y sociales.
Los nuevos tres: China acapara el futuro de Brasil
El éxito de las empresas estatales chinas en el sector energético, como State Grid, y otras empresas entre ellas State Power Industrial Corporation (SPIC) y PowerChina, sigue la tendencia de lo que expertos consideran la RPC ha venido haciendo en la región durante las últimas dos décadas. “Acaparar mercados y capturar todo su valor agregado y beneficio”, dijo Ellis.
Según el experto en relaciones sino-latinoamericanas, el que Brasil esté cediendo gran parte de su infraestructura eléctrica a la RPC, estaría no sólo empujando a una mayor influencia del país asiático, sino también a una mayor desindustrialización y ralentización de la economía brasileña. “La electricidad es hoy el quivalente al petróleo hace uno años, es la influencia por excelencia en otros beneficios futuros y brinda la capacidad de crear monopolios horizontales y verticales para beneficiar no sólo a una empresa china, sino a todas las empresas del país asiático”, comentó Ellis.
Ejemplo de ello es la posición cada vez más dominante de la RPC en toda la gama de industrias de energía verde en Brasil, en especial en lo que respecta a productos ya terminados como los paneles solares y carros eléctricos, o minerales de tierras raras, ejemplo de ello el niobio tan importante, entre otros beneficios, para el desarrollo de las baterías de lithium; tres productos que hoy lideran el mercado de las energías verdes, o como los expertos los han llamando “los nuevos tres”.
- Paneles solares con sello chino
China ha logrado eclipsar a los demás mercados en la industria global de placas fotovoltaicas. Según la consultora Wood Mackenzie, con enfoque en los sectores de energías renovables, en su informe sobre expansión de China en las cadenas de suministro mundial de módulos solares, vislumbra que para 2026 tendrá el 80 por ciento de la capacidad mundial de componentes solares. “El 98 por ciento de los paneles solares que importa Brasil provienen de China”, comentó Tobin, quien aseguró Brasil se ha convertido en el mayor exportador de paneles solares de China en toda la región.
Si bien, esto se debe al interés de Brasil en aprovechar los bajos costos del producto chino y acelerar así la reducción de emisiones y posicionarse como país emergente líder en la transición energética, lo cual podría considerarse en algo tremendamente beneficiosos para el país, expertos y analistas advierten que los riesgos detrás de estas importaciones chinas superan las oportunidades del producto.
Por un lado, aumenta la diplomacia coercitiva a la que el país ya es víctima como causa de la dependencia comercial que se ha desprendido de las exportaciones principalmente de la soja creando una relación asimétrica entre las dos naciones. “Dominar la cadena de suministro solar, así como la tecnología podría traducirse en una mayor influencia política para ejercer presión a favor de los intereses chinos”, dijo Tobin.
Por otro lado, aumenta también la vulnerabilidad cibernética que ha sido denunciada en varias ocasiones por considerar que la RPC utiliza sus avances en tecnología como escudo de la seguridad nacional. “Varios expertos en seguridad han empezado a alertar sobre la posibilidad de que los inversores solares fabricados en China están siendo instalados con componentes que permitan la piratería por puertas traseras”, agregó Tobin.
Adicionalmente, Brasil estaría perdiendo la oportunidad de capturar valor agregado a lo largo de la cadena de suministro solar. Según Ellis, el que la RPC este monopolizando la producción de paneles solares, o cualquier otro producto terminado para la transición energética, sólo estaría acelerando la transferencia de riqueza de Brasil a Pekín, reduciendo así todas las oportunidades para un desarrollo económicomico y sostenible del país suramericano. “Cada vez que se equipan hogares u oficinas con paneles solares fabricados en China, sólo se refuerza el dominio chino del mercado líder del futuro; es un ciclo en extremo preocupante y veo a Brasil hundiéndose cada vez más y más en ese ciclo”, dijo Ellis.
- Autos eléctricos: influencia china en alza
Mas llamativo aún, que el 40 por ciento del total de las importaciones de automóviles en Brasil provienen de la RPC, y según datos del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios de Brasil, éstas aumentaron en un 450 por ciento entre enero y marzo de 2024, con respecto al mismo periodo del año anterior. Un comercio que de acuerdo con la Federación Nacional de Distribución de Vehículos Automóviles (Fenabrave), representa la mitad de las ventas de coches eléctricos o híbridos en Brasil.
Si bien, el Gobierno de Brasil ha anunciado que retomará los impuestos a las importaciones de vehículos eléctricos que se habían reducido a 0 desde el 2019 con el fin de proteger la industria brasileña, la RPC avanza en otros mercados con el fin de mitigar los efectos que pueden traer estas decisiones, como por ejemplo en la fabricación de vehículos y baterías en el país suramericano.
Ejemplo de ello es el reciente anuncio de BYD quien informó sobre la apertura este año de la primera fábrica de vehículos eléctricos en el estado de Bahía al norte de Brasil. Si bien, China asegura que se trata de un estímulo para la industria brasileña, según manifestó Alexandre Baldy, presidente del Consejo de BYD Brasil, informó Infobae, expertos y analistas temen lo contrario. “Lo que vemos es tan sólo un cambio de estrategia para mantener un crecimiento global mientras los reguladores extranjeros consideran imponer medidas contra las importaciones de autos eléctricos”, agregó Ellis.
BYD presente en Brasil desde 2015 y cuyo mercado representa uno de los cuatro más importantes a nivel mundial, había limitado su fabricación en territorio brasileño al ensamblaje de autobuses, producción de módulos fotovoltaicos y baterías de fosfato de hierro y litio. “Se estima que con la nueva fábrica pueda llegar a producir hasta 150 000 unidades al año, esto genera gran preocupación para Brasil que tendrá que sufrir las consecuencias de un exceso de producción de vehículos chinos [overcapacity] y de cualquier otro producto que devenga de este mercado en el futuro”, comentó Lazarus.
Ellis insiste en que se trata de una estrategia en donde la RPC busca además acaparar otros mercados que le permitan tener mayor monopolio en la transición energética. “En el caso de los autos eléctricos, Brasil estará obligado a mejorar su infarestructura de carga eléctrica, pues de hecho, no tiene una buena infraestructura en este campo, pero tendrá que hacerlo para sostener el mantenimiento de todos los vehículos eléctricos que pretende introducir en el mercado, y esta infraestructura estará también en manos de los chinos”, enfatiza Ellis.
- El niobio y su silencioso poder
La lupa también está puesta en el sector minero en especial por la riqueza de las tierras brasileñas en un mineral mucho más valioso que el oro: el niobio. Brasil cuenta con el 91 por ciento de las reservas globales de niobio en operación, esencial para la producción del acero y otras aleaciones metálicas ya que permite convertir el metal en un elemento más resistente, ágil y liviano. Inusuales características que hacen a este mineral altamente apetecido especialmente en mercados como el tecnológico, para la construcción de semiconductores, o el de los automóviles eléctricos, para la construcción de baterías de iones de litio.
Según un reciente reporte de CSIS, Pekín ha estado detrás del potencial de este mineral desde hace más de una década, cuando en el 2011 un consorcio de cinco empresas chinas adquirió el 15 por ciento de Companhia Brasileira de Metalurgia e Mineração (CBMM) encargada del 75 por ciento de la producción de niobio en Brasil. Desde entonces, a pesar de algunos intentos de Brasil por salvaguardar el producto del control extranjero, la influencia china en el sector brasileño del niobio continúa creciendo. Según CSIS, para el 2020 las entidades chinas controlaban cerca del 26 por ciento de la producción de niobio en Brasil. “Este control no solo garantiza el acceso preferencial de China y su influencia sobre la dinámica de precios en la cadena de suministro de niobio, sino que también lo posiciona de manera ventajosa en un contexto global”, dijo Berg.
Pero más allá de su importancia para la transición energética y otros relevantes mercados, este mineral proveniente de tierras raras tiene un inmenso valor, hoy más alarmante y menos discutido entre los círculos económicos, políticos y académicos: “su enorme importancia para la fabricación de misiles hipersónicos”, comentó Berg.
Según el experto, hoy el niobio es un mineral crítico para el gran tablero de ajedrez de la geopolítica de defensa, por lo que los países deberían de estar muy atentos sobre en manos de quien está quedando este valioso metal. “En general, la creciente influencia y control de China sobre las cadenas de suministros de minerales críticos es un desafío, pero en este particular caso, estamos hablando de reafirmar las intensiones estratégicas dejando claro el interés por el liderazgo de la tecnología hipersónica no solo para mostrar, sino para redefinir el equilibrio global del poder militar”, advirtió Berg.
Dada la importancia crítica y estratégica de este mineral Leland Lazarus hace un importante llamado al país suramericano. “Las autoridades y oficiales de Brasil deberían estar preguntándose, ¿qué tanto les interesa ser vistos como impulsores de la modernización de las fuerzas armadas de la República Popular de China?”.
Amistades peligrosas: ¿ascenso de China vs. pérdida de valores democráticos?
En 1990 el GDP de Brasil alcanzaba los USD 462 000 millones, un poco por encima de los USD 396 600 millones de GDP de la RPC para el mismo periodo. Comparativamente, el tamaño de la economía de las dos naciones más emergentes de Sudamérica y Asia respectivamente, era muy similar. Hoy, el panorama es muy diferente, no solo China lleva la delantera, sino que supera a Brasil en 15,96 billones. Hoy China tiene un GDP de USD 17,96 billones, mientras que Brasil apenas llega a los USD 2 billones.
“Las economías se han ido transformando poco a poco, con Brasil yendo en contra de su más preciado principio: la autosuficiencia”, dijo Ellis, quien añade que “al observar la tendencia en general, si miramos hacia sectores de energía, tecnología, automotriz, incluso el sector agrícola, todo apunta a un desmantelamiento de la propiedad brasileña, sin realmente pensar en el proceso que avanza, hacia la propiedad china. Para cuando los brasileños se den cuenta del lío en el que se han metido, ya será demasiado tarde”, concluye Ellis.
Por su parte, Ryan Berg también hace un llamado final de advertencia al asegurar que no sólo la economía de Brasil está en juego, sino también la democracia. Según un reciente estudio de CSIS, existe una clara relación entre el ascenso de la RPC en Latinoamerica y la pérdida de valores democráticos en los países de la región. “Encontramos que el avance de China en Latinoamérica ha tenido un impacto en la calidad de las democracias,” dijo Berg.
Preocupante revelación que inquieta aún más cuando los expertos aseguran que Brasil desconoce los riesgos bajo los que está expuesto. “Los brasileños no lo entienden porque realmente son muy pocos los expertos en China, o sinólogos en el país, además, tan sólo el 3 por ciento de los congresistas habla inglés, no hay conocimiento institucional sobre qué es China ni cómo hacer negocios con China, mientras que China si ha estudiado minuciosamente cómo funciona el mercado y las instituciones en Brasil. No necesita ser una democracia para entenderla y esto ha creado una desventaja enorme en las relaciones bilaterales. Es hora de que Brasil se pregunte cuál está siendo el beneficio de entregarle tanto a un país con el que ni siquiera comparte valores democráticos”, concluyó Berg.
Laura Solano
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