Si algo hay que reconocerle al gobierno actual es su compromiso con la cuestión fiscal. Con un ajuste del orden de más del 5 por ciento del PBI, algo inédito en la historia argentina, el propio Javier Milei, orgulloso, asegura que se trata del “mayor de los últimos 30 años”.
Claro que la mitad de la baja del gasto fue soportada por los jubilados y la obra pública, ítems que, licuación de haberes mediante e infraestructura parada, aportaron el 35 y el 15% respectivamente para la baja de las erogaciones. Las transferencias a las provincias, los subsidios energéticos y los salarios de los empleados públicos hicieron el resto.
Pero los desequilibrios que acumulaba la economía argentina, con un Banco Central casi sin reservas y una inflación desbordada (Sergio Massa dejó el ministerio de Economía con un IPC que subía a razón del 200% interanual y contando, un dólar que amenazaba con desbocarse y una brecha entre el oficial y el paralelo del 170%) no ofrecían demasiadas salidas. Y, gustara o no, había que encarar un ordenamiento del sector público que difícilmente sería indoloro.
La conclusión no es caprichosa y hasta ex miembros del gobierno de Alberto Fernández lo reconocen. “Si ganábamos íbamos a hacer un ajuste fiscal porque era inevitable. Íbamos a sacar subsidios al transporte y energía. Íbamos a devaluar”, dijo el economista Gabriel Rubinstein al periodista Maximiliano Montenegro, ex viceministro de Massa.
Pero aceptando que el rumbo no podía desviarse en demasía ¿se puede decir lo mismo de la magnitud?
“Veo la planilla de caja del ministerio de Economía, y no hay ningún renglón donde se ajuste el gasto tributario”, sostuvo en declaraciones radiales la economista Marina Dal Poggetto, tal vez una de las voces más respetadas de la profesión en la actualidad.
Dal Poggetto hace referencia a las exenciones fiscales que reciben diferentes actores económicos, algunos de ellos, grandes grupos empresarios, que totalizan nada menos que 2,49% del PBI , casi la mitad del ajuste iniciado por la administración libertaria. Un ejemplo concreto es Mercado Libre, que, en el marco de la Ley de Economía del Conocimiento, percibe algunos de estos beneficios.
“Una empresa de software hoy tiene la posibilidad de instalarse en Uruguay sin pagar el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas (IRAE). Si esas exenciones se desactivaran, sería muy perjudicial para este sector”, explica Mariano Sardáns, CEO y fundador de la Gerenciadora de Patrimonios FDI.
Los mercados, expectantes
Para Sardáns, la duda de los grandes capitales financieros pasa por qué puede pasar una vez que Milei finalice su mandato.
“El problema argentino es el riesgo argentino. Somos un país con un pésimo antecedente en materia de cumplimiento, con reglas muy cambiantes, un sistema fiscal insostenible y leyes laborales anacrónicas. En ese contexto, las grandes empresas se preguntan qué puede pasar el día después de Milei, porque tienen el antecedente de Mauricio Macri, que se perfilaba como el gobierno más pro mercado y terminó el mandato con cepo cambiario y retenciones más altas”, explica Sardáns.
Del lado de la economía real, aunque los últimos datos oficiales hablan de un piso en caída de la actividad económica, la calle, por ahora, no lo siente.
“El panorama no cambió y tiende a agravarse”, dijo el referente de la Cámara de Comercio de Bahía Blanca, Martín Garmendia, quien ya desde finales del año pasado advertía sobre una preocupante situación para el comercio local.
Desde el gobierno aseguran que este panorama recesivo es el precio a pagar por tantos años de populismo, y que sólo mediante una caída del consumo de la población se logrará dominar a los precios de una buena vez y para siempre.
Con respecto a este punto, aunque la tendencia a la baja del IPC es innegable, no menos cierto es que todavía sigue en niveles muy elevados (para hoy a las 16 se espera un porcentaje menor al 5%, aunque contra mayo de 2023 seguiría por encima del 270%, una cifra inexplicable para países con inflaciones anuales del orden del 4%) con un dólar oficial que se seguirá actualizando varios puntos por debajo, lo que ralentiza peligrosamente el ingreso de divisas por la cosecha, actualmente, en montos muy inferiores a los esperables para esta altura del año.
“Ya se ha abusado de la recesión como instrumento antiinflacionario. Más del 85 % del PIB (excluyendo agro y minería) se contrajo 6,5 % interanual en el primer trimestre y, todo indica que esa caída se profundizó hasta el 7,5 % interanual en el segundo trimestre. Ese PIB “resto” incluye a sectores de la economía como la construcción, el comercio, otros servicios y la industria, con impacto significativo sobre el empleo”, advierten desde la Fundación Mediterránea, un think tank cordobés en el que supo desempeñarse Domingo Cavallo, uno de los referentes de Milei.
Fuente de esta noticia: https://www.lanueva.com/nota/2024-6-13-5-0-41-la-economia-en-modo-milei-punto-de-inflexion-o-mas-de-lo-mismo
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