POR CARLOS FAJARDO
PARA PRENSA MERCOSUR
Un relato que va desde un rosario de tutelas hasta algunas pretensiones de victimarios.
Los centenares de miles de tutelas son la consecuencia de los millones de negaciones, omisiones, retardos y aplazamientos, que soportan los usuarios de un servicio de salud cada vez más restrictivo. Los planes complementarios y prepago son una vía de atajo para privilegiados…
Entre tanto las “pobrecitas” EPS les dan un trato preferencial a sus prestadores propios integrados verticalmente con ellas, en lo tarifario y en la selección de los casos que ponen a su cargo, en el manejo de glosas y la oportunidad, frecuencia y monto de las transferencias.
Por el lado de las EPS públicas, como Capital Salud, ese favorecimiento se hace con las IPS particulares contratistas, a despecho de las IPS públicas a las cuales limitan y agobian en lo tarifario, aplican con todo rigor glosas y les demoran y les condicionan las transferencias…
Ese estrangulamiento tarifario, en conjunto con las glosas, la demora en evaluarlas y resolverlas, la inoportunidad de los pagos y formas de contratación lesivas como el famoso pago global prospectivo, están en la base de la formidable y crónica crisis de los hospitales públicos.
Si a eso le juntamos el efecto de los cacicazgos políticos, la desviación de fondos, los sobrecostos, los contratos sastre leoninos en contra de los intereses de las propias entidades públicas contratantes, en una palabra: La corrupción, tenemos una semblanza brutal de la crisis.
Durante los últimos 30 años, a la par con la aplicación de los principios neoliberales de la ley 100, se ha debilitado en lo público la red hospitalaria y se ha fortalecido en lo privado la integración vertical, lo que lleva a una privatización monopólica de los prestadores.
El país debe tener un sistema de salud con reglas claras y justas que prohíban la integración vertical, la selección adversa y las negaciones sistemáticas veladas y expresas de servicios a la población, los planes especiales se deben regular y no deben usar recursos del sistema.
Deben existir controles minuciosos paso a paso del uso de los recursos para garantizar su gasto eficiente, efectivo y eficaz, auditorías en tiempo real, ágiles, metódicas, diáfanas que reporten a la ciudadanía y nos garanticen la transparencia que las opacas EPS no pudieron dar.
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La godarria y los tibios hundieron la reforma a la salud. ¿Ahora si seremos felices?
Qué bueno que los jueces tendrán trabajo resolviendo centenares de miles de tutelas. Los altos dignatarios de las EPS podrán seguir disfrutando de sus sueldos astronómicos, sus tarjetas de crédito con cupos multimillonarios y sus verdes y cuidados campos de golf. Los pacientes seguirán comprando sus medicamentos, haciendo colas invisibles en los call centers para sus citas, los que tengan que morir morirán y los que sobrevivan morirán después. Los firmantes del archivo recibirán sus reconocimientos y algún día, ebrios de poder, satisfechos por sus logros materiales, también morirán.
Les sobrevivirán por siempre las benevolentes y empáticas EPS. Gracias a todos los que hicieron posible este logro. A lo mejor también sobrevivan.
Definitivamente las matemáticas no se complementan bien con la democracia: Ocho ratas sobrealimentadas pesan más que Once millones y pico de ciudadanos.
Al escuchar a Robledo hablar de Petro queda claro que no hay peor enemigo de la izquierda que la propia izquierda.
En su campaña de demolición destrozan a dentelladas lo que el otro propone. Degradan su argumento al punto de copiar los eslóganes tortuosos y viles de la derecha…
Buscan con saña infiltrarse en los pequeños, naturales resquicios de cualquier propuesta del gobierno del cambio para atacarla y degradarla.
No hay propuesta perfecta y si la hubiese tampoco estarían contentos.
Son corrosivos y desleales con su apuesta social.
No hay peor cuña…
Sólo hay que detenerse un poco, controlar la repugnancia y la indignación y diseccionar frase por frase las intervenciones de la Pelmaza o de Robledo.
El impacto social no tiene la menor importancia, cuando se quedan cortos en argumentos acuden al eslogan corrosivo y dañino.
La derecha, poco dada a argumentar, experta en denigrar y difamar, en mentir sin rubor y difundir falacias venenosas, disfruta y se nutre de esa demolición fratricida.
No hay rencor más oscuro y profundo que el que puedan profesarse entre si personas hermanadas ideológicamente…
Que la godarria y los tibios camaleónicos actúen con toda suerte de truculencias en contra de las apuestas del cambio no tiene nada de raro. Lo triste es ver que mientras ellos se asocian sin problemas por conveniencia, la izquierda se canibaliza por nimiedades.
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En respuesta a una nota alarmista y mendaz, como ya es costumbre en las que con frecuencia publica la senadora María Fernanda Cabal, en la que sin ningún sustento segura que Petro tiene como propósito acabar con el sistema de salud, el senador Wilson Arias le responde en estos términos:
“¿En qué sustenta su afirmación? Porque le doy datos senadora, que puede estudiar: — Las EPS le deben $23 billones de pesos a clínicas y hospitales antes de que él fuera presidente. — Se liquidaron 130 EPS antes de que él fuera presidente. — Las EPS no responden por $12 billones de pesos, los cuales están perdidos antes de que él fuera presidente. — Hay 630 municipios que no cuentan con atención en salud desde antes de que él fuera presidente — Entre 2005 y 2020 tuvimos 1’598.441 muertes evitables por el pésimo servicio de las EPS que viene desde antes de que él fuera presidente ¿No le parece senadora que el sistema de salud ya está colapsando? ¿Ustedes por salvaguardar el negocio de las EPS van a terminar de destruir la salud de los colombianos?”
Pretenden con sus mensajes apocalípticos que olvidemos quiénes son los responsables de la debacle anunciada del sistema de salud, publican cartas de exministros que en su época fueron adalides de los ajustes que provocaron la ruina del sistema, pero quienes ahora dicen tener todas las respuestas y no sólo eso: Solicitan a los miembros de la comisión séptima que se apresuren a hundir el proyecto de ley que reforma la salud de los colombianos.
El Doctor Vicente Calvo, quien con un excelente equipo de investigadores puso en evidencia el desfalco de las reservas técnicas, formula las siguientes preguntas que, tristemente, se quedan sin respuesta de los responsables:
“¿Por qué se permitió durante tantos años (…) que el sistema de salud colombiano que tanto venden como un verdadero sistema de aseguramiento, no lo sea en realidad, y a un costo tan alto en recursos como lo son 22 billones faltantes si vemos el escenario de 2018 a la fecha?”
“¿Por qué eso estaba escondido en la historia del sistema y nadie reconocía su existencia?”
“(…) ¿Hasta cuando iban a esconder un error de política de salud tan fundamental para un país?”
“¿Dónde quedan los que tanto han dicho que el problema de las reservas técnicas es un invento o un tema irrelevante?”
(…)
“¿Dónde están los exministros firmadores de cartas contra la propuesta de reforma que permitieron este descalabro? ¿Lo hicieron bien los tecnócratas? ¿Cuándo se comenzarán a cumplir las NIIF (NORMAS INTERNACIONALES DE INFORMACIÓN FINANCIERA) por todas esas empresas? ¿Cómo se les cree a estados financieros de empresas que no cumplen las normas internacionales de información financiera de forma tan descarada?”
“¿Entonces ahora son más responsables de la crisis los que proponen una reforma para acabar con esos problemas de raíz, que los que realmente causaron el problema y lo vienen negando?”
¿Dónde estuvieron Senadores y Diputados todos estos últimos 30 años?
“(…) ¿Por qué, si veían que empresas como Sura y Salud Total cumplían la norma y la Ley, permitieron que las otras no lo hicieran? ¿Se pueden seguir manejando casi 100 billones de pesos al año de esa forma?”
“¿Dónde están los recursos entregados por décadas por UPCs (La Unidad de pago por capitación (UPC) es el valor anual que se reconoce por cada uno de los afiliados al sistema general de seguridad social en salud (SGSSS) para cubrir las prestaciones del Plan Obligatorio de Salud (POS), en los regímenes contributivos? y subsidiado) para “asegurar” al 30% de colombianos que nunca han tenido acceso a servicios de SALUD?”
Pone en evidencia el Doctor Calvo las intentonas de desviar la atención y justificar falazmente el deterioro probado del sistema, en efecto, al respecto de la explicación según la cual el valor del la UPC que paga el Ministerio por cada afiliado al sistema es insuficiente dice lo siguiente:
“La hipótesis que están vendiendo de que las Reservas Técnicas no se resguardan por una supuesta insuficiencia de la UPC no es válida:
1. Las reservas técnicas en el sistema de salud tienen como objetivo garantizar la disponibilidad de recursos financieros suficientes para cubrir los gastos médicos y asegurar la continuidad de la atención a los afiliados. Su finalidad es proteger los intereses de los afiliados y mantener la estabilidad financiera de las entidades del sistema de salud.
2. La UPC es un parámetro utilizado para calcular los recursos asignados a cada afiliado en el sistema de aseguramiento. La insuficiencia de la UPC puede deberse a diferentes factores, como cambios en los costos de los servicios de salud, demanda creciente o inadecuada financiación. Sin embargo, esto no implica necesariamente que las entidades no estén resguardando adecuadamente las reservas técnicas.
3. Las entidades del sistema de salud generan ingresos provenientes de las primas de los afiliados y los rendimientos de las inversiones realizadas. Estos recursos se utilizan para constituir las reservas técnicas y asegurar su solvencia financiera. Por lo tanto, la falta de resguardo de las reservas técnicas no puede atribuirse a la insuficiencia de la UPC.
4. Las entidades del sistema de salud deben cumplir con las normas de inversión y resguardo de las reservas técnicas, independientemente de la suficiencia de la UPC. Aun en situaciones de insuficiencia de la UPC, es responsabilidad de las entidades buscar los recursos necesarios y adoptar medidas financieras prudentes para cumplir con estas obligaciones, sin comprometer su patrimonio ni afectar la atención médica a los afiliados.
5. Considerar el impacto de factores externos y excepcionales: Situaciones excepcionales, como la pandemia de COVID-19, pueden generar desafíos financieros adicionales en el sistema de salud. Estas circunstancias pueden afectar los ingresos de las entidades y dificultar el cumplimiento de las obligaciones financieras. Sin embargo, es importante destacar que el resguardo de las reservas técnicas no debe ser omitido, incluso en momentos de crisis, y se deben buscar soluciones y estrategias financieras adecuadas para mantener el equilibrio financiero”
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¿Y qué de los centenares de miles de tutelas interpuestas cada año por pacientes desesperados que no obtienen sino negaciones y aplazamientos a sus requerimientos, mismas que en los 30 años de vigencia de la ley 100 suman millones? ¿Y qué de los hechos de corrupción revelados?
El fraude de la salud al descubierto, billones y billones de pesos “desaparecidos”: Reficar es un paseo, Odebrecht ni se diga, hicieron y siguen haciendo fiestas con recursos de la salud mientras mueren por miríadas niños, mujeres, ancianos cuyos decesos se debían haber evitado.
Y ante la pregunta de qué pasó con esos recursos, dónde están, responden elusivamente o callan y, cuando se ven acorralados, empiezan a amenazar con denuncias por injuria y calumnia, como si no conociéramos lo pésimos jugadores de póker que son. Hay aún mucha tela que cortar…
Los “buenos negocios” de los mercachifles de la salud: Socios y directivos de EPS, ex superintendentes, ex ministros y “tecnócratas” oscuros del ministerio, se tasan en años de vida saludable perdidos, muertes evitables, dolor, angustia, ausencias irreparables, silencios letales.
Pero no contentos con eludir las respuestas a las preguntas del Dr. Calvo
Ante la problemática revelada por el Dr. Calvo y su equipo de colaboradores, la cual ha sido confirmada por las indagaciones de la propia Contraloría y la Supersalud, respecto al manejo desatinado de las reservas técnicas y de las finanzas de la salud, el nuevo zar de la salud de Bogotá, el señor Fernando Ruiz. responde con amenazas, anuncia demandas por presunta calumnia, le pide que comparta información personal como su domicilio para, presuntamente, hacerle llegar las notificaciones de las tales denuncias y demandas.
Probablemente un escenario jurídico será el que forzará tanto a Ruiz como a los demás exministros a dar las respuestas que todos esperamos. Hay un rosario de dudas en torno a su gestión, no sólo durante la pandemia sino en general durante su paso por el ministerio.
Pero la cosa no para ahí:
Cuando creíamos que ya habíamos visto todo en materia de cinismo con las actuaciones de personajes muy criollos como el señor Álvaro Uribe y toda su nefasta ralea o del corrupto y vociferante presidente rastrojo del Congreso, aparece una empresa española de nombre Keralty, que se hizo famosa cuando se descubrió que pese a ser una empresa extranjera hizo donaciones a partidos políticos, lo cual está terminantemente prohibido para extranjeros, y fueron justamente los representantes de esos partidos quienes segaron el curso de la reforma a la salud.
Y esa empresa se expresa a través de un abogado quien anuncia, en consonancia con la metodología ya utilizada por el Dr. Fernando Ruiz, y en este caso ante la intervención de SANITAS por parte de la Supersalud, quejas, demandas y denuncias.
Los españoles. hijos de la siempre ausente y plañidera madre patria, madrastra asesina de nuestras culturas autóctonas, si por algo se han caracterizado es por ser pérfidos y mañosos negociantes. ¿Será que todavía creen que nos pueden engatusar con abalorios y crucifijos?
Proclives a los tratos soterrados y leoninos, no sorprende que sus departamentos jurídicos sean uno de los componentes más activos y numerosos de sus nóminas.
No basta con todo lo que han desviado y desaparecido de los recursos de la salud ni con las revelaciones de sus abusos, los íberos anuncian truenos y Apocalipsis, buscarán demostrar, apoyados en su hipertrófico músculo financiero y reclamando favores y financiaciones espurias, que ellos y no sus pacientes ni el sistema de salud son las víctimas y los órganos de control del estado los victimarios.
La prensa mercenaria, por fortuna ya no hegemónica, arroja fuego y azufre en medio de titulares cataclísmicos, no faltan las entrevistas a sesudos cipayos como Alejandro Gaviria o Fernando Ruiz, dos de los principales responsables de la profunda crisis del sistema.
¡Que susto!
Mejor dicho, apaguen la luz y escondámonos, el fin ha llegado justamente en los albores de la tercera (y última) guerra mundial. ¿Ahora quién podrá defendernos?
Al fin de cuentas ¿para qué queremos un sistema ruinoso de salud si el mundo marcha frenético e incontenible a su fin?
En otras palabras, les salimos a deber a quienes literalmente matan y comen del muerto.
En este bello país los pájaros, ya lo sabemos, les tiran a las escopetas.
Si fuera por los dichos del iracundo y bien remunerado rábula de Keralty no alcanzarán ni el presupuesto ni el PIB del siguiente milenio para pagar las pretensiones de los nuevos conquistadores.
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