POR CARLOS FAJARDO- Cuenta X : Fastidiardo
PARA PRENSA MERCOSUR
No son accidentes ni desvíos aleatorios, es una tendencia: Por más de una década hemos elegido en Bogotá alcaldes que vienen con la idea de privatizarlo todo, de hacer el metro elevado, de debilitar lo público y en todos estos periodos han campeado los mismos partidos en el @ConcejoDeBogota.
Tres personas distintas y un sólo Peñalosa verdadero.
El cuento de la Bogotá rebelde de voto sensato e independiente es solo un mito.
Miramos con desdén a Medellín y Barranquilla y reelegimos la misma camarilla de corruptos concejales y alcaldes. Eso no es inteligencia, tampoco sensatez, mucho menos independencia: es complicidad.
Petro sí que fue un accidente, un sorprendente giro en una ciudad reaccionaria y goda, pero aún en ese momento se eligió un Concejo conformado esencialmente por hábiles engatusadores y asaltantes del erario, con pocas y honrosas excepciones.
Las excepciones no crean tendencia…
Mirémonos el ombligo. Hace poco se hizo tendencia el reclamo de Gustavo Bolívar por la presencia de Diego Palacios, el exministro de Salud que participó nm el proceso de cabildeo corrupto para convencer a muchos de la necesidad imperiosa de reelegir a Álvaro Uribe Vélez a cambio de notarías.
En defensa del exconvicto exministro salió, adivinen quién, el mismísimo Dr. Cancino, más conocido como el Dr. Churrias, defensor de oficio de cuanto corrupto de alta alcurnia aparece en este país y quien constantemente apela a la dilación de los procesos con miles de recursos para intentar llevarlos al vencimiento de términos.
Protestaba el Dr. Cancino recordando que Palacios, al fin de cuentas, había “pagado “su deuda con la justicia. Replico su argumento:
“Pago su condena y merece segundas oportunidades. ¿Está bien que delincuentes de lesa humanidad que aún no han pasado siquiera por la justicia transicional sean congresistas, pero mal que alguien tenga un trabajo en una entidad privada habiendo cumplido su pena?”
Dr. Cancino; ¿De verdad Ud. cree que Palacios “pagó su pena” y saldó su deuda?
Entre dimes y diretes, trucos y garantías, de esas que abundan para algunos presos, mientras muchos se pudren en celdas sin ser procesados, Palacios pagó una pena ínfima no acorde con el daño infligido a la sociedad luego de haberle torcido el pescuezo a la Ley y valerse de artimañas ilegales, tráfico de influencias, abuso del poder, sin contar su pésima gestión al frente del Minsalud y su responsabilidad compartida en la debacle del sector uno se pregunta, así sea un ente privado o público ¿Cómo llega a la alta dirección del Hospital San Carlos?
La salud, tristemente, no brilla especialmente en la agenda de Galán alcalde, luego de la crisis generada por el estrangulamiento financiero y el exangüe corrupto del sector a manos de Alejandro Gómez, la vía propuesta no parece ser la de fortalecer lo público sino privatizarlo, a través de apelar al mecanismo de las concesiones, tercerizaciones y APP de bata blanca.
Es la receta neoliberal que surge de la chistera del mago Fernando Ruiz, luego de un proceso de debilitamiento estructural con las fusiones y la carestía presupuestal, financiera y tarifaria…
La verdad, Galán nunca hizo de su bandera la protección y fortalecimiento de lo público. La presencia entre bambalinas de Palacios y de Ruiz demuestra claramente su intención de priorizar “el negocio de la salud”, frase acuñada por Palacios y privatizar el manejo de la “chequera más fácil de girar” cómo recientemente se refería Ruiz a los noventa y pico millones del presupuesto de la salud.
Esperemos que no pase lo mismo con Colombia, que el paso del progresismo con todas sus buenas intenciones no sea flor de un día.
Que no nos apliquen los refranes:
Matamos al tigre y nos asustamos con el cuero, una golondrina no hace verano y vaca vieja no olvida el portillo…
Navegar contra la corriente en Colombia es temerario y valiente, va en ello la vida, una odisea épica en un mar de maledicencia, amenazas, intereses creados, venalidad, insolidaridad, oscuros arreglos y peores intenciones.
Rara vez surgen soñadores, por lo general los asesinan…
Por fortuna Petro fue la excepción. “Debimos haberlo matado” confesaba con aplicado cinismo una señora muy aseñorada adepta confesa de un partido de asesinos y ladrones.
“Lo prefiero en el monte que aquí en el congreso” se lamentaba el oscuro asesino, líder de la secta criminal…
En un país así, en pleno auge de una izquierda conformada por millones de ciudadanos que han perpetrado la temeridad de pensar diferente, un país donde poco a poco se han ido desdibujando algunos de los escasos beneficios de los humildes: La seguridad social convertida en negocio, los derechos laborales marchitados por décadas de implementación del neoliberalismo, la vida misma transformada en baratija de poco valor, con una clase política reacia al cambio y un direccionamiento trágico hacia la inviabilidad, la corrupción y la violencia desbocadas, la muerte y la miseria enseñoreadas de nuestros campos, caminos y ciudades, inequidad al galope, discriminación, clasismo, no es fácil proponer ni mucho menos implementar los cambios que convertirían este ensangrentado terruño en un país soñado.
De ahí que la propuesta de una constituyente genere en unos muchos temores, en otros, escepticismo y en muchos se abra como un portal expedito a la esperanza.
Solo ver las truculencias de los legisladores, el discurso falaz y amedrentador de las élites, sustenta esa iniciativa.
En juego está el país, como la joven ave que se para en el borde de la sima a ejecutar su primer vuelo, así estamos muchos.
¿Nos alcanzará la valentía para dar ese paso?
¿Renaceremos proyectados al futuro dominando los vientos y surcando el vacío o nos precipitaremos al abismo?
¿Luego de ser testigos de tantas maniobras no para discutir sino para sabotear la discusión de las reformas propuestas por el presidente, de todo el arsenal de mentiras con que han querido contraargumentar la necesidad imperiosa del cambio propuesto y votado por más de once millones de colombianos, estaremos dispuestos a jugárnosla de nuevo y apostar el todo por el todo en una constituyente que de una vez despeje el camino del sueño de una patria equitativa, justa y pacífica?
UNA REFLEXIÓN MÁS…
Hurgando por ahí encontré esta frase que le atribuyen ni más ni menos que a William Shakespeare:
“El infierno está vacío, todos los demonios están aquí.”
El problema de esa frase, reveladora y ominosa, es la indefinición del “aquí”.
¿El aquí es a nuestro alrededor?, opción relativamente fácil pues genera la posibilidad de que simplemente nos apartemos de ellos.
¿O será que ese aquí se refiere a nosotros mismos, a nuestro “sancta sanctorum”, el más íntimo y visceral refugio de nuestro ser, al que permanentemente volvemos para interiorizar, introspectar nuestras vivencias, producir nuestro parecer e interpretar el mundo?
¿Somos nosotros mismos esos demonios?
Dividimos el mundo en partes antagónicas como un truco para simplificarlo y entenderlo en su rica complejidad, pero ese mundo ambivalente es realmente polivalente y esa visión maniquea lo castra y limita nuestra comprensión del mismo…
Claro, también vivimos en un mundo donde el común de las persona
s pone por delante del interés comunitario su propio interés, donde las personas actúan priorizando sus necesidades sobre las necesidades de otros o de su propia comunidad, no se trata necesariamente de egoísmo, tal vez sea simplemente supervivencia. Así que también podría haber “demonios” ahí afuera.
En cada contacto que tenemos con las personas y con el mundo, intercambiamos algo: Algo recibimos y algo entregamos. No todo es comestible o benéfico, también hay manzanas envenenadas…
Hay pasos que debemos, sin embargo, dar solos, hay amenazas internas o externas que debemos reconocer por nosotros mismos, hay oportunidades que debemos descifrar y aprovechar en cada meandro de la vida…
Hacen parte de ella nuestros dolorosos fracasos y nuestras esforzadas victorias.
Finalizo esta digresión con otra frase de autoría al parecer anónima
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