La temperatura desciende hasta los 38 grados bajo 0 en la siberiana Tomsk en Rusia. La ciudad es sede de la Universidad Politécnica de Tomsk, que acoge a más de 12.000 universitarios, de los que 3.000 provienen de más de 50 países, entre ellos Bolivia.
Entre la población universitaria está un grupo de becarios bolivianos que llegó con la misión de lograr una especialización en diferentes áreas. Se trata de agrónomos, físicos y químicos que se forman, para operar el Reactor Nuclear de Investigación que se construye en la ciudad de El Alto y trabajar en los laboratorios de Radiobiología y Radioecología de Investigación.
Su arribo a esta cosmopolita ciudad rusa representó un fuerte choque cultural. Las cátedras se dictan en inglés y tienen un traductor al español solo para algunas clases, por lo que dentro de la universidad no hubo mucho problema en cuanto al idioma, lo que no pasa cuando salen fuera de las fronteras universitarias, donde predomina el ruso y la necesidad de aprender.
Una de las bolivianas es Isabel Soruco, una ingeniera agrónoma que llegó junto a otros 19 de sus compañeros. “Disponemos de todas nuestras energías y tiempos para capacitarnos, siempre pensando en el país”, cuenta desde la Siberia rusa, aquella de la que muchos escuchaban solo hablar o ver a través de películas o documentales.
Los 20 becarios compartieron sus experiencias de estudiar en la Universidad de Tomsk con un grupo de periodistas que llegó hasta esta gélida ciudad, justamente, para conocer el proceso de formación y capacitación.
Los jóvenes bolivianos provienen de distintas ciudades de Bolivia.
Soruco tiene 25 años y se especializa en Radiobiología y Radioecología, para que, cuando llegue a Bolivia, se dedique a investigaciones en el campo de la agricultura, en el mejoramiento de semillas para obtener variedades mejoradas y más resistentes a los cambios climáticos y a plagas, y el desarrollo de nuevas técnicas para reducir el uso de los agroquímicos.
Los horarios universitarios son rígidos, al igual que la formación. “Prácticamente es todo el día” la formación, contó una de las 12 mujeres becarias
Otro de los estudiantes es Freddy Huanca, ingeniero químico. Se forma para la operación del Reactor Nuclear de Investigación que se construye en Bolivia.
“Estamos dando pasos grandes para que la ciencia nuclear avance en beneficio del pueblo boliviano, y se pueda trabajar en conjunto con diferentes universidades e instituciones para generar personal científico”, destaca.
Para seguir con su formación, dejaron a sus familiares y amigos. Fue evidente la emoción de los universitarios cuando vieron a sus connacionales en el campus universitario.
“En Bolivia estamos cerca de la familia, salimos con los amigos, pero aquí tienen diferentes costumbres y cultura, debemos acostumbrarnos y estar lejos de la familia”, sostiene Huanca.
Michel Romay, becaria de Laboratorio de Radiobiología y Radioecología, confesó que cuando salen de la universidad a la ciudad les es complicado comunicarse con la población, aunque por el tiempo que están en Rusia ya se dejan entender.
Los becarios que se capacitan sobre el reactor de investigación llegaron en febrero y regresarán a fin de año a Bolivia. Por ahora revisan la parte teórica y en dos meses aproximadamente iniciarán la parte práctica in situ, en un reactor en Tomsk.
En tanto, quienes se capacitan en Laboratorios de Radiobiología y Radioecología llegaron en diciembre pasado y retornarán en junio.
La directora del Centro de Investigación y Capacitación para la Educación y Carrera Nuclear Internacional de la Universidad, Vera Verkhoturova, informó que los primeros estudiantes bolivianos llegaron en 2019, y actualmente son funcionarios del Complejo Multipropósito de Irradiación del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear de la Agencia Boliviana de Energía Nuclear, emplazado en la ciudad de El Alto.
Rusia tiene más de 60 años de experiencia en tecnología nuclear y lo que pretende es transmitir ese conocimiento con países socios, como Bolivia.
Javier Campos llegó en 2017 para estudiar física nuclear en Omsk, sur de Rusia, y ahora se capacita en el área de Laboratorios de Radiobiología y Radioecología.
Lo motiva “ayudar a mejorar el entendimiento e implementar todos los conocimientos en fortalecer diversas áreas en las que se puede aplicar la tecnología nuclear, con la irradiación de alimentos y el control de pestes para la exportación”.
Mientras Benigno Mamani, bioquímico de profesión, se capacita en las aplicaciones del rector nuclear de investigación, por lo que considera se dará “un despegue tecnológico” con el Centro de Investigación y Desarrollo de Tecnología Nuclear.
La Universidad Politécnica de Tomsk tiene más de 12.000 estudiantes. Los becarios accedieron a la especialización, a través de una convocatoria de la Agencia Boliviana Energía Nuclear para el programa de becas de Rosatom, la corporación estatal de energía nuclear rusa y el Ministerio de Educación y Ciencia de Rusia.
hoybolivia.com
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