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Sáb. Nov 23rd, 2024
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POR CARLOS FAJARDO 
PARA PRENSA MERCOSUR Cuenta X : Fastidiardo

Que decepción que un medio que se pretendía renovador, riguroso, serio como @estoescambio publique un publirreportaje de la vil ladrona que para alivio de muchos dejó la alcaldía de Bogotá y, como huella escabrosa de su paso, a la ciudad destrozada, insegura, caótica, llena de trancones y huecos, polisombras y maletines.

Uno esperaría, por lo menos, que permitieran las réplicas al largo ditirambo que le hicieron a la depredadora que por fin se marchó, una muestra de que el presupuesto de los bogotanos es un botín para la prensa mercenaria, categoría en la que entra vergonzosamente @estoescambio.

Unos sujetos que se habían caracterizado por ser críticos, por tratar de mostrarse rigurosos buena parte de las veces, que se publicitaron como presuntamente serios y falazmente independientes, que suscitaron una oleada de apoyo que concluyó en la aparición de esa revista, terminan vendiéndose al mejor postor, fieles al principio del filósofo de sentina Ficus Protervus, hoy alcalde de Medellín, la ciudad de Pablo y de Álvaro, los dos peores asesinos que han pisado este país, según el cual “Plata es plata”.

Esa es la “gran prensa” de este país, que de grandeza no tiene nada, de mercenaria y comercial mucho, de informativa y rigurosa cada vez menos, de desinformadora y vendida cada vez más.

Señalado como el artículo más importante de la edición, intitulado “Arranca la carrera de Claudia López por la presidencia de Colombia”, sin duda un titular provocador que llama la atención y que, de algún modo, empieza a abrirle camino en la mente de algunos a la posibilidad de verla desde ya como una opción, a pesar de la evidencia acumulada de su grave negligencia, su mayúsculo oportunismo y el embolate y desperdicio de recursos públicos…

Al adentrarse en la lectura no tarda mucho el lector en comprender que ha caído en el juego edulcorado y fantasioso de un publirreportaje que al final intenta patéticamente incluir, luego de una prolija enumeración de halagos, presuntos logros, dan un pequeño espacio para consultar algunas voces críticas que hábilmente, en medio de elogios e información banal, hacen parecer marginales y que no se compadecen del nivel de impopularidad de la avivata, mayor al 70%, aparte de que aborda  muy tangencialmente el tema de los escándalos de corrupción de la dama, las investigaciones en curso , las enormes dudas que quedan de su manejo de la pandemia, el estallido social y la crisis de los hospitales públicos de Bogotá.

Ese impúdico publirreportaje se suma al artículo de Silvia Charry responsabilizando retorcidamente a las víctimas de una estafadora. La señora Charry, incluso después de que se hizo evidente su sesgo y lo tendencioso y falaz de su redacción, aún no ha tenido la ética ni el decoro de corregir su venenoso escrito.

Resulta abrupto para el ciudadano de a pie, que conserva un cierto nivel de crítica y escepticismo frente a la interpretación de los sucesos que a diario se desarrollan en nuestro país, llegar a la certidumbre de que no se puede confiar en algunos pocos medios que conservaban cierta credibilidad, tales como El Espectador y la revista mencionada.

Ni hablar de otros, alguna vez, reconocidos medios, aunque siempre muy cuestionados, siempre muy de las manos del poder económico y político, propiedad en la actualidad de linajes aristocráticos con intereses obvios en el control de la información y la censura o deformación perversa de todo lo relativo a quienes aparecen como sus contradictores.

En Colombia toca informarse por medios alternativos e independientes, pero hay que hacerlo con cuidado, porque ahora se tratan de vestir de periodistas quienes en realidad no son otra cosa que publicistas, de informadores quienes en últimas no ofrecen sino opiniones y calumnias.

Poderoso caballero es don dinero, adquiere conciencias baratas, compra silencios, financia cortinas de humo, fabrica noticias, crea tendencias. Esa es la triste realidad de los medios desinformativos en nuestro país, “grandes” medios, que si por algo se han caracterizado es por la profusión de mentiras y falacias que difunden a diario, por el ocultamiento de temas de gran importancia para comprender el alcance de nuestros problemas, empezando por la corrupción, de la cual se vuelven socios y de cuyos dineros, como sucede con el publirreportaje de Cambio, se financian.

Un billón de pesos, denunciaba la propia revista Cambio hace algunos meses, habría gastado la señora López, hasta entonces, en propaganda narcisista, exagerada, descontextualizada y mentirosa; a la fecha y luego del despliegue de las últimas semanas la cifra bien podría ser del doble, la diferencia hoy es que una parte de ese billón y más de recursos que habrían podido ser utilizados, por ejemplo, en la financiación de las subredes de salud, hoy quebradas, entraron a la caja de Cambio. Prensa barata, politiqueros corruptos, necesidades apremiantes…

Hoy, tristemente, la Revista Cambio se alinea y se convierte en punta de lanza de la campaña a la presidencia de la diva anticorrupción. Deben estar muy agradecidos, al igual que los otros medios hegemónicos y arrodillados por el billoncito que les pagó por mantenerla vigente, pese a toda la feroz corrupción que caracterizó su nefasto mandato. Al fin de cuentas “plata es plata” …

Ojalá que las investigaciones exhaustivas que se espera que realicen los órganos de control, tan silenciosos durante la gesta de la señora manipuladora y su angelical consorte, logren desnudar en corto tiempo los intríngulis y alcances de la corrupción en Bogotá en los últimos 4 años, permitan que muchas de las víctimas de estas dos trepadoras hablen y expongan los detalles de las persecuciones, abusos de toda índole, acosos de todas las modalidades, perpetrados por la arrogante emperatriz en decadencia y sus cortesanos, nos aclaren qué tan cierto hay en las denuncias de desapariciones y cremaciones durante el estallido social, el uso del crematorio distrital para borrar las huellas de la violencia de estado.

Mientras tanto la señora López viajará por el mundo, se tomará muchas fotos, posará de exitosa líder anticorrupción, mesías de la Calcuta latinoamericana, mientras sus acólitos van dando pasos para tratar de dar el salto a la presidencia, hablará de presuntos logros, el más importante, sin duda, su sospechosa holgura financiera y la de sus socios cercanos como el cada vez más silencioso secretario de Salud, don Quasimodo, el pequeño pero hábil roedor que por estos días deja el cargo y el país.

¿Verdad, Claudita, que te compraste una linda casa en el muy reservado extremo norte de Bogotá, por los lados de Briceño?

Te felicitamos, es una muy buena forma de invertir parte de los dineros que percibiste durante tu cuatrienio.

¿Dicen por ahí que fueron cerca de cinco millones de dólares? ¡Bah! No puede ser, deben ser rumores malintencionados de tus detractores.

No faltarán quienes llenen los espacios virtuales hablando maravillas de la  feroz, arrogante y calculadora vedette, tratando de seguir  desviando la atención, confundir, brindar explicaciones no pedidas, litigando en medios, señalando testigos, sólo que esta vez no tendrán el músculo financiero del presupuesto de Bogotá, lo cual  limitará su alcance, pero siempre hallará en este país madriguera los “periodistas” a sueldo que facilitarán su labor con la promesa no de uno sino de quien sabe cuantos billones si la señora Claudia López logra engañar y convencer a suficientes ingenuos para que voten por ella y la elijan presidenta de todos los colombianos en una aciaga época por venir.

Quien sabe, podríamos tener nuestra propia justiciera  de cartel a lo Bukele, nuestra propia versión del destructor de países Milei, nuestra propia  incendiaria tipo McCarthy, nuestro clon criollo de Adolf, el austriaco que casi destruye al mundo con el cuento de un nuevo orden y una superioridad racial ilusoria, como la que la gárgola apremiante quiso demostrar cuando enfrentó los requerimientos de los Emberá con desdén, hipocresía, indolencia e ineptitud como si se tratara no de personas sino de subhumanos, sin gestionar soluciones humanitarias en estos últimos cuatro años que pesarán por mucho tiempo en nuestras conciencias, en especial de aquéllos que fuimos tan ingenuos de creer en sus cantos de sirena.

La Bogotá caótica, insegura, de calles destrozadas, de transporte público insuficiente, de metros elevados que no pasan del 25% de avance, futuros orinales públicos, podría , por arte de mafia, convertirse en la Colombia versión Claudia López, una mezcla brutal de Argentina, donde los derechos se ferian al mejor postor, El Salvador, con buena parte de su juventud entre rejas y Haití, país presa de la violencia y la miseria y de una clase política que rivaliza en corrupta y perversa con la nuestra.

Pero no hay que esforzarse mucho para encontrar ejemplos del sesgado y comercial desempeño de “nuestra” prensa mercenaria:

Luego de las denuncias documentadas hechas por el Min trabajo de abusos de algunas empresas con sus trabajadores, el periodista Gustavo Gómez salió a pedir pruebas de los dichos de la ministra en vez de liderar, como debe ser su oficio, la búsqueda activa de testimonios y documentos que ratifiquen y complementen lo denunciado. El afamado periodista necesitaba que le hicieran su trabajo de investigación lo que suena a un patético intento de ocultamiento y desviación de la atención ciudadana.

Y es que, como este periodista, que no se ha permitido aclarar las denuncias que no hace mucho tiempo interpuso un colega suyo de cobrar tarifas de millones por desinformar y difundir infundios, dude de lo revelado por la ministra y trabajadoras, sólo demuestra a quién le sirve y quién se beneficia de su ejercicio…

Ayudemos a ese afamado periodista para que no se esfuerce demasiado, entonces le comparto las declaraciones de la Min trabajo donde revela las actas de los inspectores con sus respectivos hallazgos que documentan las acusaciones a Seatech International Inc.

Aparecen las llaves. El ministerio revela las actas con los hallazgos de los inspectores de trabajo en las instalaciones de Van Camps. ¿Ahora dónde están los bodegueros que despotricaban contra la ministra por sus denuncias y osaron pedirle la renuncia?

https://x.com/MintrabajoCol/status/1740463126179688544?s=20

Tal vez puedan Gustavo Gómez y sus audaces bodegueros revisarlas y en un “acto de caballerosidad”, parafraseando lo que decía durante la pasada campaña electoral gringa que llevó a la presidencia a Biden, un comparablemente pérfido colega, pedir disculpas… Claro, tendremos que esperar sentados las excusas por sus desatinados trinos encubridores…

https://t.co/jGx3g7kanF

Está claro que el ministerio de trabajo no sale a hacer revelaciones ni declaraciones ni infidencias sacadas de la manga. La ministra lo dice con toda claridad: “Encontramos” o sea que está hablando de HALLAZGOS y los hallazgos se infirman con pruebas no con comunicados de los perpetradores, mucho menos con opiniones de periodistas venales y mendaces.

En otro contexto ¿cómo olvidar que declaraciones irresponsables de una periodista de un medio mercenario, la señora Diana Saray, señalando a un humilde campesino de pertenecer al ELN antecedieron el asesinado de éste a manos de oscuros verdugos?

Prensa que embrutece, declaró hace poco el presidente Petro y se armó la gorda, pero encuestar realizadas por los mismos medios cuestionados demostraron que las personas están de acuerdo con esa dura sentencia del primer mandatario.

¿Será que tendremos la oportunidad de leer un mea culpa de la prensa hegemónica?

Amanecerá y veremos.


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