El embajador de Colombia en México, Moisés Ninco Daza, Cónsul en Ciudad de México, Andrés Camilo Hernández, Cónsul en Cancún, María Soledad Garzón, alcalde de Duitama, José Luís Bohórquez López- ¿Perseguidos?
En medio de un escenario diplomático marcado por tensiones políticas, los colombianos se encuentran ante una situación crucial en México. La reciente anulación de nombramientos consulares y la controversia en torno a la Misión Diplomática y Consular en México han puesto de manifiesto una disputa que va más allá de lo meramente administrativo. Es una batalla política que despierta interrogantes sobre el futuro de las relaciones bilaterales y los derechos de la colombianidad en tierras mexicanas.
La decisión del Tribunal de anular el nombramiento de la Cónsul en Cancún, María Soledad Garzón, seguido por la revocación del nombramiento del Cónsul en Ciudad de México, Andrés Camilo Hernández, ha levantado sospechas sobre una presunta estrategia para desmantelar la Misión Diplomática y Consular en México, con un trasfondo político que apunta directamente al Gobierno de Gustavo Petro. Este último, quien ha defendido su gestión en la embajada, señala que todos sus nombramientos han sido impugnados, mientras que aquellos realizados por su predecesor en el cargo han sido exentos de controversia.
El caso del alcalde de Duitama, José Luís Bohórquez López, también refleja una tensión política que se extiende más allá de las fronteras. La anulación de su elección por doble militancia política destaca la complejidad del entramado político en Colombia, a pesar de pertenecer su elección a la coalición del pacto histórico, que cualquier abogado incipiente podría entenderlo.
El Consejo de Estado ha asumido un papel protagónico en estos acontecimientos, evidenciando un nivel de escrutinio sin precedentes en asuntos de diplomacia. La reciente anulación del nombramiento de Hernández Ramírez como cónsul general en México ha generado interrogantes sobre la imparcialidad de estas decisiones y ha alimentado las especulaciones sobre posibles motivaciones políticas detrás de las mismas. Las acciones legales, en su mayoría promovidas por parlamentarios del uribismo y otras organizaciones, han generado un escenario de incertidumbre en el ámbito diplomático.
El embajador Moisés Ninco Daza tampoco ha escapado de la controversia, con cuestionamientos sobre la legalidad de su designación y una batalla legal que aún no encuentra su desenlace definitivo. La persecución consular por parte del Consejo de Estado ha levantado voces de protesta y llamados a poner fin a esta situación. El embajador de Ninco Daza, también ha enfrentado cuestionamientos legales respecto a su designación. Aunque su experiencia y logros diplomáticos son ampliamente reconocidos, su nombramiento fue objeto de impugnación por supuestas irregularidades en el proceso de selección, mientras que los nombramientos del gobierno del expresidente Santos, como el del embajador José Gabriel Ortiz un locutor de televisión, que nadie dudaba de que el éxito de José Gabriel ha sido su “carisma”, su capacidad de tener amigos, sin embargo, el ser “el rey de la fiesta” como lo bautizó la propia María Elvira Samper (periodista colombiana) permaneció indemnes sin experiencia diplomática, a pesar de presuntos cuestionamientos.
Su amigo Juan Manuel Santos le ofreció en el 2011 ser embajador en México. En Colombia la noticia cayó mal. Era el colmo de la frivolidad que un cachacazo como él, quien incluso había confesado que una de las cosas que más asco le daba era darle la mano a la gente y no tener un lavamanos cerca, un caballero que podría gastarse en un repuesto de su pluma Montblanc más de quinientos mil pesos, no tendría conexión con la gente en México. Además, ¿cuál carrera diplomática había hecho? (extraído de la Silla Vacía sep 16.2019).
La senadora María José Pizarro ha respaldado la labor de Hernández al frente del Consulado, resaltando su desempeño y el reconocimiento obtenido durante su gestión. Sin embargo, lamenta que los fallos judiciales parezcan direccionados únicamente contra ciertos sectores políticos.
Es fundamental garantizar la estabilidad de las relaciones bilaterales entre Colombia y México, así como proteger los derechos de los colombianos en tierras mexicanas. La transparencia y la imparcialidad en los procesos de nombramiento y gestión diplomática son esenciales para fortalecer la confianza en las instituciones y preservar la integridad del servicio público.
Es hora de dejar de lado las disputas políticas y priorizar el interés nacional. La diplomacia debe ser un instrumento para construir puentes, no para alimentar divisiones. En un mundo cada vez más interconectado, la cooperación y el diálogo son fundamentales para enfrentar los desafíos comunes y avanzar hacia un futuro de paz y prosperidad para todos.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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