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Aunque parezca increíble, en Colombia están en aumento los casos de abuso sexual contra perros. El Grupo Especial de Lucha contra el Maltrato Animal (Gelma) de la Fiscalía ha registrado 61 incidentes, aunque se presume que la cifra real podría ser mucho mayor debido a la subnotificación. Un espeluznante chillido rompió la tranquilidad de una zona residencial en Melgar, Tolima, durante la noche. Provenía de una perrita sometida a un acto de violencia sexual por parte de un hombre de 66 años. El animal estaba indefenso, sujeto con fuerza, incapaz de defenderse o escapar, mientras sus lamentos desgarradores llenaban el aire.
Una vecina, consternada por la escena, grabó con su celular al agresor semidesnudo mientras abusaba de la perrita de unos cuatro años de edad y color negro. «¡Suelta a la perrita, viejo degenerado! ¡La policía está en camino!», le gritaba la mujer al hombre identificado como Luis Alberto Valencia.
El llamado de auxilio de la testigo alcanzó a la Fundación Opción de Vida Peluditos, que movilizó a activistas como Victoria Acosta de la Fundación Girardot Animalista, Harold Pico de la Fundación Dejando Huella, así como autoridades locales y un grupo de voluntarios animalistas para rescatar a la perrita. «Cuando llegamos a la vereda, encontramos a la perrita en un estado lamentable, abandonada en un terreno de invasión, sola y traumatizada por el ataque», relató Victoria Acosta.
La perrita, bautizada como Lola, pasó de una vida marcada por el abuso a recibir amor, atención veterinaria, refugio y una nueva identidad. «No podíamos dejarla allí. La llevamos a Girardot, donde fue evaluada por un veterinario que detectó lesiones en su recto y vulva, así como la presencia de mucosidad interna», explicó Harold Pico. A pesar del arresto del agresor al día siguiente, fue liberado horas más tarde debido a las laxas leyes que castigan el maltrato animal en Colombia.
La senadora Andrea Padilla denunció la falta de justicia para los animales en el país, señalando que bajo la legislación actual, los violadores de animales apenas enfrentan multas, ya que el delito es considerado excarcelable. Para Lola, las secuelas emocionales son evidentes: tiene anemia y muestra un profundo temor hacia los hombres, manifestando agresividad y evitando el contacto humano.
Sin embargo, lo más desgarrador de este caso fue la reacción morbosa de algunos individuos en redes sociales, quienes solicitaron fotos íntimas de la perrita cuando se buscaba su adopción. Esta triste realidad resalta la urgente necesidad de un cambio en las leyes y en la conciencia social para proteger a los animales indefensos y castigar a quienes cometen tales atrocidades.

