En sus declaraciones ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), William Gacharná Castro, exdirector de la cárcel Modelo de Bogotá, confesó una serie de prácticas corruptas y perturbadoras que ocurrieron durante su gestión. Entre las impactantes revelaciones se encuentran su apoyo a grupos paramilitares, la ocultación de fosas comunes en el interior de la prisión, la aceptación de sobornos y su negligencia frente a desapariciones y torturas.
Durante los tres días de audiencia, Gacharná admitió haber recibido sobornos y facilitado actividades ilegales de paramilitares durante su dirección en el centro penitenciario. Además, reconoció su conocimiento sobre la existencia de túneles en la cárcel utilizados tanto para la fuga como para ocultar restos humanos, muchos de los cuales quedaron sin ser descubiertos al ser sellados con cemento.
El exdirector confesó que, a pesar de tener información sobre desapariciones y torturas, nunca inició investigaciones ni inspecciones. Reveló horrores tales como el uso de ácido clorhídrico para desaparecer personas y la presunta elaboración de productos cárnicos con carne humana por una microempresa vinculada a los paramilitares.
Gacharná admitió también su desconocimiento del número exacto de reclusos entre 1997 y 2003, lo que dificultaba determinar la magnitud de las desapariciones. Señaló que estas acciones eran lideradas por Miguel Arroyave, un alto miembro del Bloque Centauros y uno de los fundadores del Bloque Capital, en medio de vendettas y conflictos internos.
La gestión laxa de Gacharná permitía a los internos escapar sin dejar rastro, ya que no se llevaba un registro adecuado hasta el año 2004. Estas revelaciones descarnadas arrojan luz sobre una época oscura en la cárcel La Modelo de Bogotá, planteando interrogantes sobre la responsabilidad y la justicia en el sistema penitenciario colombiano.