Columnista de Opinión : Carlos Fajardo
Cuenta X : Fastidiardo
El caco de la salud se va, dejando una estela de desidia, ineptitud, indolencia y corrupción y a las subredes integradas de salud de Bogotá rotas y quebradas
Alejandro Gómez López es, sin la menor duda, el personaje más inicuo, perverso, corrupto y rastrero que ha pasado por la Secretaría de Salud de Bogotá.
A marchas forzadas, en los últimos días y presionados por un inminente cierre de servicios, la comunidad, trabajadores y estamento directivo de la @SubRedCentroOri han intentado conseguir se liberen los recursos que, durante 2023, les negó para pasar el año.
“No hay plata”, dice.
“Estoy tratando de conseguirla”, asegura con pasmosa frialdad. Como si esa tarea no hubiera tenido que hacerla a lo largo de todo el año y no faltando un poco más de una semana para que termine 2023.
El señor Gómez, el mismo de los descarados sobrecostos, las ambulancias Bimbo, las vacunas y pruebas diagnósticas para COVID vencidas, el que convirtió la EGAT en centro de colusión y negociados, se va con los bolsillos llenos y cientos de investigaciones.
Su legado es la ruina…
La persecución inclemente en contra de la @SubRedCentroOri deja a esta importante entidad al borde del cierre y a más de cinco mil contratistas ad portas de la no renovación de sus contratos.
Ni qué decir de sus sufridos proveedores.
Ciento cuarenta mil millones de déficit.
Las largas explicaciones, las exposiciones detalladas, la insistencia, los ruegos para que se adicionara el presupuesto, el mismo que mutiló sin compasión desde un comienzo, haciendo caso omiso de las advertencias documentadas de las funestas consecuencias de ese nefasto y antitécnico recorte, no lo conmovieron.
Las conversaciones continúan para tratar de evitar la tragedia anunciada.
El debilitamiento no afectó sólo a esa subred, es común a todas. Sin embargo, la saña con que se debilitó a la @SubredCentroOri tiene su origen en la persecución
brutal, infame e inicua en contra de su gerente titular, la Dra. Claudia Ardila, una meritoria funcionaria de brillante recorrido por la Secretaría de Salud en cargos de decisión y asesoría en los que siempre brilló por su transparencia, su idoneidad y su calidad técnica en los últimos treinta y pico años.
La Dra. Ardila llegó a esa Gerencia fruto de un proceso de meritocracia propuesta, en razón a sus eximias dotes administrativas y conocimientos técnicos, por el Colegio Médico de Bogotá y Cundinamarca, luego de aprobar con lujo de detalles las pruebas de conocimientos, aptitud gerencial, análisis exhaustivo de antecedentes y entrevistas, realizadas por la Secretaría de Salud en los primeros meses de 2020.
A pocos meses de su posesión la Dra. Ardila dio muestra de su tino y prudencia al solicitar que los dineros asignados al manejo del Hospital Transitorio de Corferias le fueran transferidos en forma gradual, previa justificación de necesidades y de gastos y no de un sólo golpe exponiéndolos a la codicia de los corruptos.
Lideró con transparencia la adquisición de insumos, la adaptación y habilitación de las instalaciones y la contratación de personal idóneo para operar esta importante iniciativa en los tiempos de incertidumbre y temor de comienzos de la pandemia.
Fue también ella la que propuso y llevó a la práctica el convertir el centro transitorio de sitio de recepción de pacientes no COVID a paciente COVID de riesgo moderado, cuando se hizo evidente que la planeación inicial, liderada por la Secretaría de Salud, no había previsto que la afluencia de pacientes no COVID iba a ser mínima en virtud de las medidas de aislamiento y que, en cambio, se iban a necesitar camas para albergar casos de COVID que no requirieran cuidados especiales, intermedios ni intensivos o aquéllos en franca recuperación que pudieran tratarse y cuidarse en instalaciones más simples para liberar capacidad instalada para los casos de mayorcuidado.
Fue también la Dra. Ardila la que evitó que las instalaciones de Corferias fueran convertidas en sitio de alojamiento transitorio inadecuado de los indígenas Emberá que clamaban entonces, tal como lo siguen haciendo hoy, por soluciones estructurales y definitivas para su abandono y su miseria.
Esas actuaciones le acarrearon problemas con la arrogante alcaldesa y su minúsculo y corrupto.
Quasimodo de menuda y ratonil apariencia que fungía, tal como aún lo hace, de secretario de Salud.
A comienzos de 2021 se desató la persecución: Unas grabaciones ilegales de una reunión festiva no autorizada de unos contratistas fueron el caballo de Troya para empezar a demoler la imagen, bien ganada y cultivada en años de magnífico desempeño en el sector salud distrital, de la Gerente Claudia Ardila.
Como si fuera poco, un tiempo después, expusieron otras grabaciones, igualmente ilegales y editadas, de un audio con el que pretendían demostrar que la Gerente sabía de esa fiesta, que estaba enterada de ella y que le había mentido al Concejo de Bogotá al afirmar que no tenía conocimiento de la misma.
La alcaldesa salió a medios a pedirle la renuncia por una “indelicadeza”, vaya cinismo, una corrupta de siete suelas pidiendo ilegalmente la renuncia de una funcionaria de periodo fijo, aclarando que no era por hechos de corrupción, sino por “una indelicadeza”, suena a chiste, pero fue alucinantemente cierto.
De ahí en adelante empezaron los señalamientos mediáticos, las acusaciones temerarias, la incitación a la violencia, fruto de lo cual la Gerente Ardila fue víctima de amenazas, encerronas y se libró por poco de atentados.
Pero lo que se hizo evidente fue la profusión de quejas y denuncias, apertura de investigaciones, suspensiones provisionales, ataques grotescos en medios, manipulaciones, agresiones de funcionarios de alto nivel de la secretaría como sucedió con el protervo Luis Miguel Úsuga, Subsecretario corporativo, quien se atrevió en muchas ocasiones a alzarle la voz y a expulsarla como a un perro de las reuniones de Junta Directiva.
Lo anterior no obstó para que la Subred Centro oriente lograra varios hitos, en medio de la acerba persecución en contra de su gerente, en efecto, aparte de recibir el premio a la transparencia durante 2020 y 2021, otorgado por la Veeduría Distrital, la subred consiguió que el ICONTEC certificara a tres de sus principales unidades por cumplir con los más exigentes requisitos de calidad en todos sus procesos administrativos y asistenciales.
Lamentablemente luego de menos de un año de haber obtenido ese preciado reconocimiento, encontrándose la Dra. Claudia Ardila suspendida provisionalmente por la Oficina Jurídica de la Alcaldía, mientras adelantaba en su contra una investigación inane, la señora Yiyola Peña, una bacterióloga muy de la proximidad del inicuo caco de la salud, no tomó las medidas requeridas para mantener esa distinción y la misma fue suspendida por el ICONTEC al encontrar un deterioro inaceptable de los procesos al interior de la Subred, debido a la negligencia y mala fe de la persona encargada de la gerencia, o sea la propia amiga del secretario, la Señora Peña.
Durante el año 2022, en el cual la bacterióloga Peña tuvo a su cargo la Subred, se cerraron servicios esenciales: Salas de Cirugía, Salas de Parto, Camas de cuidados críticos, el servicio de Cardiología y otros, limitando de manera deliberada la productividad de la Subred, a la vez que se excedía en la contratación de personal no asistencial y dejaba de pagar proveedores, llevándolos a un retraso mayor de 180 días en la cancelación de sus cuentas.
A comienzos del año 2023 la Doctora Ardila regresó a la gerencia, cargando con un déficit producto, por una parte, de la mutilación que ya reseñamos del presupuesto, por parte de las secretarías de salud y de hacienda y, por otra, del retraso en el pago de las cuentas de los proveedores. Con todo y ello logró equilibrar como pudo la balanza, reabrió los servicios que, en forma irresponsable y perversa, había cerrado la bacterióloga Peña, se puso al día con los procedimientos aplazados, avanzó en el pago de las cuentas pendientes y sufrió, como ya era de esperar, el deliberado bloqueo del presupuesto y del flujo de caja por parte del secretario de salud.
Frente a esto último el señor Gómez respondió con cinismo que era que las subredes no cobraban las cuentas. Vaya desfachatez, mientras las mismas se encontraban engavetadas tanto en la Secretaría de Salud como en Capital Salud.
La Dra. Ardila sorteó con paciencia, decencia y entereza los ataques, se defendió con propiedad y solvencia, lo que llevó a que, de más de 60 investigaciones de toda clase en todos los organismos de control, tan sólo recibiera una sanción que hoy mismo se encuentra cuestionada ante el Consejo de Estado por su impertinencia.
No contento con la agresión inicua en contra de una mujer madre de familia, funcionaria ejemplar, el secretario de Salud, el cobarde Quasimodo, el artero caco de la salud, aparte de la persecución judicial de la que la ha hecho víctima, dirigió sus baterías en contra de la Subred, restándole a su presupuesto y reteniendo los pagos de las entidades bajo su influencia, el fondo financiero Distrital y Capital salud, entidades que en conjunto tienen más del 90% de la contratación de esa y de todas las subredes.
Como consecuencia de los ataques inmisericordes del roedor y de la señora alcaldesa, la Dra. Claudia Ardila se encuentra en la actualidad en manejo por un cuadro de depresión reactiva mayor y cursan denuncias de acoso laboral ante la Procuraduría General de la Nación y pronto también ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y ante la Corte Penal Internacional.
Los últimos días han sido intensos en todas las Subredes, pero mucho más terribles en la Subred Centro Oriente, días de muchas reuniones conjuntas de su staff directivo, actualmente liderado por el Dr. Pedro Dávalos, los representantes de los funcionarios y contratistas y líderes de la comunidad, noches insomnes buscando apropia los recursos que faltan y que nunca debieron faltar si no fuera por el saboteo inclemente a esa importan subred.
La presión de todos juntos parece mover de su indolente inercia al secretario de salud y a la propia alcaldesa. La realidad presupuestal y financiera de la subred experimenta cambios, esperamos y hacemos votos para que esa conjunción de voluntades logre sacar adelante a esa y a todas las subredes integradas de servicios de Bogotá.
La Salud de los Bogotanos en manos de unos delincuentes de cuello blanco ha sido devastada, las subredes todas están a un paso del cierre y la privatización, ¿De qué otra manera entender la profusión de APP de Bata Blanca que ha dejado como legado la alcaldesa? Nunca antes la salud en Bogotá tuvo una crisis presupuestal y de flujo de caja tan brutal.
Nunca antes la corrupción galopó con tanto empuje.
Señor alcalde Carlos Fernando Galán, devuélvanos la salud y la esperanza, saque a relucir la potente sangre del héroe y mártir que le dio vida, salve Ud. A Bogotá, su Bogotá, nuestra Bogotá del alma.
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