Establecer una colonia humana en el Planeta Rojo conlleva una serie de obstáculos tecnológicos, políticos, éticos y especialmente financieros.
Elon Musk, CEO y director de ingeniería de SpaceX, persigue la ambiciosa meta de colonizar Marte pese a los grandes riesgos y el elevado costo que implica esta misión interplanetaria. Para esto, la compañía se encuentra en las primeras etapas de desarrollo del Starship, un vehículo espacial que se estima costará hasta 10 mil millones de dólares.
Durante una conferencia virtual sobre Marte el 31 de agosto de 2023, el magnate mencionó la posibilidad de asegurar la vida a nivel planetario frente a desastres terrestres: “Si ocurre algo terrible en la Tierra, ya sea hecho por los humanos o natural, queremos tener, como, un seguro de vida para la vida en su conjunto”, dijo Musk. “Luego, está el tipo de emoción y aventura”.
Sin embargo, aunque suena llamativo para muchos, establecer asentamientos en el Planeta Rojo incluye una serie de desafíos y obstáculos tecnológicos, políticos, éticos y especialmente financieros que alejarían, más allá de las dos décadas que el también CEO de Tesla ha anunciado como plazo para hacer posible su ambicioso plan.
Las dificultades financieras
Desde el punto de vista financiero, el costo de una misión de colonización a Marte es astronómico, tanto, que aún no se ha estimado con precisión. Para contextualizar, el programa Apollo de la NASA costó más de 280 mil millones de dólares en valores actuales y esta operación solo alcanzó la luna. A esto se suma que los recursos actuales de la agencia espacial estadounidense son bastante inferiores a aquellos tiempos, lo cual resalta aún más la magnitud de la inversión requerida para proyectos de viajes a Marte.
De hecho, la NASA solo ha recibido menos del 0,5% del presupuesto federal en años recientes y aún está formulando sus propios planes para un retorno lunar y, eventualmente, una misión a Marte. Mientras tanto, la fortuna personal de Elon Musk ha crecido a cerca de 100 mil millones de dólares, impulsada por las acciones de su empresa de automóviles eléctricos, Tesla, y espera que los beneficios de otros negocios de SpaceX contribuyan al desarrollo del cohete marciano, según cifras publicadas por CNN.
En cuanto a la rentabilidad económica, los expertos señalan que no existen recursos en Marte que pudieran ser extraídos y vendidos a negocios en la Tierra con valor suficiente como para justificar la empresa. Por lo tanto, cualquier tipo de intercambio económico entre Marte y la Tierra se ve muy poco probable en el corto y mediano plazo.
Los obstáculos tecnológicos
Los peligros tecnológicos son igual de críticos, incluyendo la necesidad de desarrollar hábitats herméticos para proteger a los posibles colonos del aire tóxico y la radiación mortal de Marte. De hecho, el mismo Musk ha dicho anteriormente, que la muerte es una posibilidad y que la vida en Marte sería extremadamente difícil: “No es para los débiles”, aseguró. “Es muy probable que mueras, y va a ser duro… Más vale que sea bastante glorioso si sale bien”.
En términos prácticos, la idea de terraformar Marte, es decir, modificar su atmósfera para hacerla más parecida a la de la Tierra es controvertida y supone un uso intensivo de recursos. Michael Meyer, científico principal del Programa de Exploración de Marte de la NASA, sostiene que la viabilidad económica de una presencia humana en el Planeta Rojo será cuestionable durante al menos los primeros cien años, dado que la atmósfera marciana apenas contiene oxígeno, y la cantidad de agua es sumamente limitada impidiendo la agricultura y la creación de un ciclo hidrológico.
Cuestiones éticas
La cuestión de quiénes serán los primeros colonos también plantea preguntas problemáticas en cuanto a la inclusión y la ética de un proyecto de colonización dirigido por una empresa privada. Expertos como Damien Williams, profesor y estudiante de doctorado en Virginia Tech, aseguran que la utilización del término “colonización” evoca una historia de explotación y esclavitud por parte de naciones occidentales, que no debe ser ignorada en el contexto de la colonización espacial.
Aunque no existan “marcianos nativos”, según dijo Zubrin a CNN, las futuras misiones a Marte deberían tener en cuenta la inclusión y la definición de objetivos para evitar conflictos y asegurar que los valores rectores de la exploración espacial sean claros y estén presentes en cualquier proyecto, concluyó Williams.
Turismo espacial
El fundador de SpaceX ha centrado la mirada en la posibilidad de que Marte se convierta no solo en un destino para los colonos sino también para los turistas. Para esto, la empresa aeroespacial continúa desarrollando su sistema Starship, una nave espacial y cohete masivo destinado a llevar carga y eventualmente seres humanos al Planeta Rojo. El magnate de la tecnología, considera que el atractivo de Marte radica también en el potencial de aventura y exploración que representa para la humanidad.
Con una carrera por llevar a turistas fuera de la órbita terrestre ya en marcha con compañías como Blue Origin y Virgin Galactic, la expansión hacia Marte representa una escalada significativa. De hecho, SpaceX ya ha enviado a turistas a la órbita terrestre baja en la cápsula Crew Dragon, y planea ampliar estas operaciones ofreciendo vuelos alrededor de la Luna con la nave Starship. La empresa ha señalado que la Starship, que está siendo probada en Texas, podría hacer vuelos lunares en un plazo relativamente corto.
Sobre Marte, el otro objetivo del CEO de Tesla, ha expresado en varias ocasiones que podría comenzar a construirse en la próxima década con misiones no tripuladas seguidas por misiones tripuladas.
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