Imagen Cortesía Las2orillas
En la región del Cauca, Colombia, la ausencia de presencia militar durante el gobierno de Iván Duque permitió que las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) avanzaran y tomarán el control de ciertos territorios. En una entrevista en Colombia con una emisora local BLU Radio, el alcalde de Argelia- Cauca, reveló que durante ese período, “crecieron muchísimo las disidencias de las FARC en esta región”.
Este problema no es nuevo y tiene raíces profundas en la historia de Colombia. Durante décadas, las FARC han luchado por sus objetivos políticos y han encontrado en las áreas rurales del país un terreno fértil para su actividad. Durante el gobierno de Iván Duque, la falta de una presencia militar sólida permitió que estas disidencias florecieran, representando un desafío significativo para la seguridad y la estabilidad de la región.
Una de las preocupaciones clave es el hecho de que las FARC han avanzado a tal punto que incluso “compraban la coca en la cabecera municipal”, según palabras del alcalde de Argelia. Esto no solo significa una amenaza para la seguridad de la región, sino que también evidencia la influencia y el control que estas disidencias han ganado en el Cauca.
El gobierno de Iván Duque enfrentó una serie de desafíos en relación con las FARC y otros grupos armados en Colombia. La falta de una estrategia sólida para abordar estos problemas dejó secuelas en la región del Cauca y otras áreas afectadas. El desafío de abordar estas raíces profundas y encontrar soluciones a largo plazo es crucial para garantizar la seguridad y la estabilidad en el país.
La situación en el Cauca no es un fenómeno aislado, y los problemas que se exacerbó durante el gobierno de Iván Duque tienen un contexto histórico y social complejo. Abordar estos problemas requerirá un enfoque integral que combine medidas de seguridad con esfuerzos para abordar las causas subyacentes de la presencia de grupos armados en estas áreas.
A medida que Colombia avanza hacia el futuro, es esencial que se aborden estos problemas de manera efectiva para garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos en todo el país. El Cauca es un ejemplo de la importancia de comprender y abordar las raíces de los problemas de seguridad en Colombia. En la época del ex presidente Iván Duque, el encargado por el uribismo en la presidencia de Colombia, siempre estuvo rondando las tierras del Cauca. Como siempre, fue a visitar a sus amigos de los gremios de la producción. Tuvo como presidente todo el derecho de recorrer todos los rincones de la patria. Y claro que tienen razón. De hecho, este notero agregaría que no tuvo el derecho, sino la obligación.
El amague de encuentros con las comunidades indígenas en Caldono al norte del Cauca, el encargado de la presidencia hasta hace poco, solo ha accedió a visitar esta tierra por petición de sus amigos y patrocinadores de campaña, y los industriales. Más allá de los resultados electorales que han mostrado que el Cauca ha sido reacia a favorecer los candidatos que dijo Uribe, el caucano de a pie esperó siempre que la visita a esta tierra por parte de quien fungió como presidente debió ocurrir con más asiduidad para atender casos como la violencia que azota aún esta tierra, la inhumana pobreza de los campesinos, o averiguar qué está pasando con los ríos y lomas de este Cauca olvidado.
Desafortunadamente, para la mayoría de los caucanos, lo de Duque no es eso, lo de él fue venir a inaugurar, por ejemplo, una Granja Solar en Santander de Quilichao, construida por la Compañía Energética de Occidente, de su amigo y patrocinador Luis Carlos Sarmiento, para ponerla al servicio de una empresa multinacional de alimentos de los otros amigos suyos. Para lo otro, lo de los pobres, para eso están los Iragorri, los Velasco, los Valencia, los Bonilla, los Ortega, sus ministros, y su asesor de paz.
La indiferencia que Duque muestro por los verdaderos problemas del Cauca no obedecieron simplemente a su fracasado gobierno, sino al talante de esa administración; es decir, el de la irresponsabilidad, la improvisación y el amiguismo dirigido a favorecer únicamente los intereses de su círculo de amigos, los grandes empresarios. Todo lo anterior, con la aquiescencia de mandatarios locales y el gobernador, quienes a pesar del desgano con el que el ex presidente Duque trato al departamento, no tienen la suficiente determinación para exigirle en su época al ex presidente el cumplimiento de sus deberes constitucionales.
Triste e indignante seguir constatando que lo de Duque y el Cauca es una relación de abandono y desprecio. Por su parte, el presidente Gustavo Petro reaccionó al secuestro de varios uniformados en el corregimiento de El Plateado, en Argelia (Cauca), y lamentó que estos territorios fueran abandonados por el Estado, especialmente durante el gobierno de Iván Duque y las fallas en la implementación del Acuerdo de Paz. Petro instó a abordar la sustitución de economías ilícitas por lícitas con la ayuda del Estado como un paso esencial hacia la paz y la estabilidad en la región.
carloscastaneda@prensamercosur.org
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