Este domingo, el Ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, se adelantó en las elecciones presidenciales del país, compitiendo contra el populista de ultraderecha, Javier Milei, quien ha prometido llevar a cabo una reforma drástica en el Estado. A pesar de esta ventaja, el próximo mes se dirimirá todo en una segunda vuelta, ya que ninguno alcanzó lo mínimo para ganar en primera ronda.
Con el 94% de los votos escrutados, Sergio Massa acumulaba el 36,4% de los votos, mientras que Javier Milei lograba el 30,1%. Para ganar directamente y evitar una segunda vuelta, un candidato necesita obtener al menos el 45% de los votos o, en su defecto, el 40% con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo candidato.
Esta elección altamente polarizada definirá el rumbo de la segunda economía más grande de América del Sur, y determinará si Argentina continuará con una administración de corte peronista o si optará por un líder de ultraderecha que ha prometido a implementar cambios profundos en medio de una crisis caracterizada por una inflación de tres dígitos y una creciente pobreza.
Patricia Bullrich, exministra de Seguridad y otra candidata de derecha, se encontraba rezagada en los primeros resultados electorales con apenas 23.85%, y ya es un hecho que no entra en el balotaje.
El fenómeno Milei en la escena argentina
Javier Milei, quien ha sido legislador en la cámara baja del Congreso de Argentina desde 2021, sorprendió al panorama político argentino al recibir la mayor cantidad de votos en las primarias de agosto.
Tanto Massa como Bullrich centraron gran parte de su estrategia de campaña en advertir a los votantes sobre los peligros de elegir a Milei, a quien catalogaron como un advenedizo demasado aventurado. Por su parte, Milei caracterizó a sus dos principales oponentes como miembros de una “casta política” privilegiada que ha conducido a Argentina hacia su precaria situación económica y que debe ser depurada para poder implementar una audaz agenda económica.
Alrededor de 35 millones de argentinos estaban habilitados para votar, aunque aproximadamente una cuarta parte del electorado optó por no hacerlo.
Javier Milei, autodenominado anarcocapitalista y admirador del expresidente estadounidense Donald Trump, ha expresado su intención de reducir el gasto público, disminuir a la mitad el número de ministerios gubernamentales, eliminar el banco central y reemplazar la moneda local por el dólar estadounidense.
El camino de Milei hacia la prominencia comenzó con enérgicos discursos en los que arremetía contra lo que él denomina la “casta política”, y ha logrado ganarse el respaldo de aquellos argentinos que luchan por llegar a fin de mes en medio de una inflación anual del 140% y una moneda que se deprecia rápidamente. Su plataforma política también aboga por una reconfiguración de la cultura argentina y se presenta como un cruzado contra las fuerzas del socialismo, tanto en el país como en el extranjero.
Sergio Massa, por su parte, pareció superar las predicciones al aumentar significativamente su respaldo en la crítica provincia de Buenos Aires, hogar de más de un tercio del electorado. Según un encuestador, quien prefirió mantenerse anónimo al comentar sobre resultados no oficiales, Massa logró este avance.
Las encuestas preelectorales, históricamente poco confiables, daban a Milei una leve ventaja que, al parecer, no sería suficiente para evitar una segunda vuelta en noviembre.
A pesar de la escalada de la inflación durante su mandato, Massa, una figura destacada de la administración de centro-izquierda en el poder desde 2019, buscó consolidar su apoyo. Atribuyó los recientes problemas económicos a una sequía histórica que afectó las exportaciones y aseguró que tomó medidas para evitar un empeoramiento de la situación.
En las calles de Argentina, aquellos que cuentan con un ingreso disponible han comenzado a comprar bienes en anticipación a una posible devaluación de la moneda. El día posterior a las primarias, el gobierno devaluó el peso en casi un 20%.
Los argentinos también han estado adquiriendo dólares y retirando depósitos en moneda extranjera de los bancos, dado el constante deterioro del peso argentino.
Milei ha caracterizado a sus dos principales oponentes como parte de un establecimiento corrupto arraigado que ha sumido a la segunda economía más grande de Sudamérica en una crisis. Este mensaje ha resonado entre muchos argentinos que han visto mermar sus perspectivas económicas bajo sucesivas administraciones en las que tanto Massa como Bullrich han tenido un rol destacado.
De manera similar a Donald Trump, Milei ha expresado dudas sobre la integridad del sistema electoral. Alega que el fraude le restó hasta cinco puntos en las primarias, aunque nunca presentó una denuncia formal ante el tribunal. Los analistas políticos advierten que Milei podría estar preparando el terreno para cuestionar los resultados electorales.
Esta elección se lleva a cabo en un contexto regional en el que varios países latinoamericanos han sido testigos de elecciones marcadas por un sentimiento anti-gobierno y la aparición de actores políticos externos en medio de un descontento generalizado por la situación económica y la criminalidad.
Un ejemplo reciente de esto es la victoria de Daniel Noboa, un político inexperto heredero de una fortuna bananera, quien se alzó con la presidencia de Ecuador a principios de este mes.
Fuente de esta noticia Diario LARED21 Digital Uruguay.
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