La crisis de la ingobernabilidad que atraviesa la Asamblea Legislativa nunca antes se vio en la era democrática. Sus miembros admiten que el Legislativo navega a la deriva por las fracturas en el oficialismo y las divisiones en las dos fuerzas opositoras, por el momento es incapaz de hallar consensos.
No hay negociadores. Ni el vicepresidente David Choquehuanca, ni los presidentes de las cámaras, ni los jefes de bancada, ni actores del Gobierno han logrado convertirse en articuladores de acuerdos.
No hay las ‘megacoaliciones’ de los tiempos neoliberales. Tampoco los rodillos parlamentarios que imponía el MAS con sus dos tercios tras reuniones en las que el Gobierno definía y pasaba línea a los asambleístas.
Opositores y analistas ven que el Poder Legislativo se ha convertido en un mercado persa. Los oficialistas lo niegan, aunque admiten que la división genera un escenario complejo.
Los legisladores, hoy, son incapaces de lograr acuerdos mínimos y eso genera una enorme crisis porque anula a un poder del Estado.
Así lo cree el analista Marcelo Arequipa. “No es que no hay negociadores. Lo que pasa es que los actores que predominan en los partidos son los más duros. Luis Arce y Evo Morales, que están inmersos en una profunda pugna; o el mismo Carlos Mesa que hace poco echó a ocho parlamentarios que no obedecieron”.
Pero, de hecho, para Arequipa el factor clave es la ruptura del MAS, “mientras eso no se resuelva, la Asamblea quedará al margen de las discusiones que hay en el país. Esto, y la división opositora, nos lleva a clausurar un escenario para impulsar agendas que la gente necesita”, lamentó. El MAS tiene dos facciones, CC al menos tres, igual que Creemos.
En la última semana hubo un ejemplo concreto. El jueves, en sesión reservada, la Cámara Alta votó y quien obtuvo más apoyo fue Rufino Pasquino para convertirse en el nuevo embajador ante Paraguay, por su currículum brillante, coincidieron senadores de todas las tendencias consultados por este medio y que, obviamente, guardaron reserva. Mientras que Óscar Renán Vega, nuevo representante boliviano ante laUnesco; Horacio Villegas (hijo del fallecido expresidente de YPFB Carlos Villegas) ante Brasil y Hugo Siles ante China obtuvieron los cargos, pero ‘raspando’.
Salió humo blanco y eso puede llevar a la suposición de que, al menos, en el Senado hay algún nivel de negociación y coordinación. Pero, todos los entrevistados coincidieron en que no es así. A excepción de alguna directriz en Comunidad Ciudadana con relación al embajador Pasquino, todos los asambleístas admitieron que votaron por libre voluntad. No hubo acercamientos. Por ello el pleno rechazó la postulación de Gabriel Campero a la embajada en Colombia.
En ese punto, ninguno de los actores descarta que en algunos casos circulen maletines negros.
Coincidentemente, el único mecanismo que dio resultado para sacar adelante leyes son los acuerdos que se realizan en pasillos, y que se refrendan en los hemiciclos, pero nunca de frente, sino encubiertos por el voto secreto.
El senador Rodrigo Paz Pereira, de CC, quien se negó a ofrecer datos de la sesión reservada, criticó el hecho de que el Gobierno hubiera demorado tres años para llevar a consideración los nombramientos de estos puestos claves en la diplomacia nacional.
Pero, admitió que en el oficialismo hay dos clanes, “en la oposición también se está formando una especie de concepto ‘clánico’ sin proponer una alternativa real. Eso no aporta”, dijo.
Su colega diputado Carlos Alarcón, también de CC, consideró que “hay una crisis de ingobernabilidad, pero para el oficialismo y para el Gobierno.
Los que tienen la responsabilidad de las mayorías son ellos. La división en el oficialismo ha hecho que pierdan la mayoría. Yo diría por ello que la mayoría está en este momento en construcción. El número mágico en Diputados es 66. Quien llegue a ese número tendrá la mayoría”.
Un asambleísta de CC señaló que en la alianza se divide en tres bloques: El de Mesa, el del FRI, y el de los inconformes con el liderazgo. “No es así, el Gobierno está desesperado, por eso manipula los tribunales judiciales para dividir a la oposición a través del mecanismo de transfugio que alienta el presidente de Diputados, Jerges Mercado (MAS). Por eso, la mayoría está en construcción, 66 diputados definirán las directivas, el Gobierno no la tiene, por eso busca generar transfugio, y si no lo logra pueden, incluso, hasta perder la presidencia de la Cámara de Diputados”, dijo Alarcón.
Aseguró que CC apoyará al presidente que garantice juego limpio, restablecimiento pleno de la institucionalidad democrática, una agenda legislativa mínima en beneficio del país, reponer la censura, abrir las elecciones judiciales, entre otras cosas” y no niega que busque tomar la presidencia.
Su colega de Creemos María René Álvarez, por su parte, admitió que hay ingobernabilidad, “pero esta nace de una falta de respeto a la institucionalidad. Representamos el primer poder constituido de este país”.
Sin embargo, denunció que este Gobierno incidió durante estos tres años de gestión en la Asamblea a través de los jefes de sus directivas, que no entendieron que “no deben ser secuaces, empleados ni peones del Ejecutivo, sino que deben rescatar la tarea que tiene la Asamblea”.
Pero, aseguró que la “‘división’ entre masistas agrava la situación de la Asamblea, porque lo que se disputan son espacios de poder. Y aprovechan esto para no respetar la institucionalidad de las otras fuerzas políticas, y con prebendas compran los votos cuando necesitan aprobar una ley. Ahí comienzan los negociados, los maletines, y cooptan a los malos opositores que se aprovechan del voto del pueblo, y en vez de contribuir, se venden para saciar sus bolsillos, por eso esto se volvió un mercado persa”, lamentó.
El diputado ‘arcista’ Juan José Jáuregui respondió: “No entiendo el discurso de la oposición. Antes hablaban de rodillo parlamentario. Hoy, cuando hay una ruptura en el MAS como en los dos bloques de oposición, se habla de ingobernabilidad”.
Manifestó que para él, “lo que existe ahora en esta nueva composición, es un requerimiento de trabajo para la construcción de consensos en función de una agenda que beneficie al pueblo boliviano. Se debe dejar de lado las iniciativas que sólo obedezcan a una sola visión de país. Hoy estamos aprendiendo a construir consensos” aunque admitió que las divisiones hacen que ese trabajo sea más complejo.
El senador ‘evista’ William Torrez manifestó que no cree que la Asamblea sea un “mercado persa. Lo que sí, hay miradas y sectores diferentes. La oposición está fracturada no en dos, en muchas partes. No puede hacer pie porque no tienen un proyecto político que la una. En el oficialismo hay dos sectores, la división se ha acentuado, y ha dado lugar a que se genere un escenario de búsqueda de consensos, que a mi criterio, aunque hay posiciones aparentemente irreconciliables, sí generan acuerdos”.
El asambleísta está convencido de que el Legislativo deje de ser un espacio perdido. “Considero que estamos en un proceso, pero creo que se está construyendo una mayoría absoluta que se edifica no con la prebenda, sino con el diálogo”.
Todo lo que está pasando en el Poder Legislativo parte de una causa estructural, y es que con el ingreso del MAS, luego de la caída del expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el sistema de partidos terminó por destruirse y, precisamente, el MAS contribuyó seriamente para que se lleve adelante una suerte de descalificación de la actividad de estas agrupaciones.
En primer lugar, en el mundo entero se comprobó de que no hay posibilidad de que llevar adelante una democracia si no es con partidos políticos. Por lo tanto, estamos viendo los problemas que se generan cuando no los hay.
Es indudable que se ha generado ingobernabilidad. Los partidos provocan una suerte de pertenencia de las personas, una suerte de tradición.
Durante 10 a 15 años, la gente que participaba en estas escuelas de formación política, cuando llegaban al congreso, si bien habían, eran muy pocos los casos de transfugio, era muy difícil que alguien del MNR se vaya a la ADN o del MIR a alguno de estos. No se daba. Eso, el MAS lo combatió mucho. Bolivia se puede definir hoy como un país con una democracia donde hay un partido dominante que procuró ser el único. Ahora, lo vemos dividido y conflictuado en su interior, CC y Creemos que no son partidos políticos, que están en una fase primaria de formación, me lleva a la conclusión que esto genera dispersión en el Congreso.
La gente se vende de un lado al otro. Los diputados que hablan en contra del líder que lo llevó a la Asamblea y lo defenestraba de manera absoluta.
Esto lleva a una desagregación del Congreso, convierte al Poder Legislativo en un modelo de mercado persa donde las lealtades se compran, se transfieren de un lugar a otro y eso genera una crisis de gobernabilidad fundamental dentro de cualquier democracia, que debe tener partidos e instituciones que sean sólidas.
Fuente de esta noticia Diario El Deber Bolivia.
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