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Jue. Nov 21st, 2024
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Especialistas del Instituto Akatu enumeran las buenas prácticas para elegir, almacenar y consumir huevos de forma consciente

A pesar de los diversos mitos y verdades a lo largo del tiempo, el hecho es: el huevo es uno de los mejores alimentos del mundo, debido a su alto valor nutricional y bajo impacto ambiental. Compuesto por proteínas altamente absorbibles por el organismo, vitaminas, minerales y grasas saludables, el huevo es reconocido como una alternativa a otras proteínas, como la carne roja, además de presentar una huella de carbono considerablemente menor, lo que representa menos impactos para el medio ambiente.

El huevo es la proteína más consumida en Brasil (95%) y en la media global de otros 27 países (91%), como reveló la investigación Vida Saludable y Sostenible 2020, desarrollada por Instituto Akatu y GlobeScan. El alto consumo de huevos está relacionado con el hecho de ser un alimento relativamente accesible, versátil para diferentes tipos de recetas y disponible para carnívoros y vegetarianos, quedando fuera solo de la dieta vegana.

Con toda esa popularidad, el consumo de huevos prácticamente se ha duplicado en Brasil: de 131 en 2007 a 257 unidades por persona al año en 2021, según el último levantamiento de ABPA (Asociación Brasileña de Proteína Animal). Y cuando los huevos ganan más espacio en el plato, en lugar de otras proteínas animales, eso es bueno para el medio ambiente: la producción de 1 kg de carne roja emite 60 kg de CO2, gas que agrava la crisis climática, mientras que en la producción de 1 kg de huevo se emiten solo 4,5 kg de CO2, según Climateq.

“Diversos levantamientos muestran que si se consume adecuadamente, los huevos traen diversos beneficios alimentarios. Al mismo tiempo, es un alimento con impactos mucho menores para el medio ambiente en relación a cualquier tipo de carne”, destaca Bruno Yamanaka, especialista de contenidos del Instituto Akatu, ONG enfocada en la movilización de la sociedad para el consumo consciente y sostenible.

Bruno destaca que la mejor opción, entre los tipos de huevos disponibles en el mercado, es el huevo orgánico. “Los huevos orgánicos se producen buscando un manejo equilibrado del suelo y demás recursos naturales, donde la gallina recibe alimentación con ingredientes orgánicos y se mueve libremente, sin el uso de antibióticos y hormonas para crecimiento”, explica.

Para orientar a los consumidores sobre el consumo consciente de huevos, especialistas del Instituto Akatu destacan algunas buenas prácticas:

En el momento de la compra

Evite comprar huevos con la cáscara rajada, quebrada o agrietada, ya que cualquier daño a la cáscara puede resultar en colonización de microorganismos;
No consuma huevos que estén en envases con moho, hongo o con vapor de agua condensado, ya que sugieren que el producto fue mal almacenado;
Priorice productos de origen animal que posean el sello del Servicio de Inspección Federal (SIF) del Ministerio de Agricultura o del servicio de inspección estatal o municipal;
Observe la fecha de fabricación y la validez del producto, ya que el huevo es muy perecedero y pierde calidad a temperatura ambiente. Se recomienda el consumo en torno a 20 días después de la postura.

Al almacenar

No lave los huevos antes de guardarlos para preservar la película protectora de la cáscara. Lo ideal es higienizarlos solo en el momento del preparo;
Mantenga los huevos en la nevera en torno a 8 °C de temperatura y, preferentemente en el envase original para evitar absorción de olores y pérdida de agua;
Evite el almacenamiento de los huevos en la puerta de la nevera, lugar que sufre mayor variación de temperatura y con riesgo de rajaduras y contaminación por desplazamiento.

En el momento del preparo

Pruebe la calidad del huevo sumergiéndolo en agua, si flota no debe ser utilizado para consumo humano;
Cocine bien los alimentos (hasta que la clara y la yema queden firmes) y evite el consumo de productos a base de huevos crudos (como mayonesa casera) para evitar la contaminación por salmonela;
Lave bien los utensilios y las manos antes y después de manipular los huevos crudos para evitar contaminación cruzada. El cuidado con la limpieza abarca desde los utensilios a las superficies, como las encimeras de la cocina.

“Es crucial que los consumidores estén atentos a las diferentes formas de producción de huevos, eligiendo conscientemente aquellas que respeten el bienestar animal y el medio ambiente. Al mismo tiempo, la industria también debe promover alternativas más sostenibles de alimentación”, observa Bruno.


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