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Vie. Nov 22nd, 2024
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La hipertensión arterial es una de las enfermedades multifactoriales más relevantes en la población de todo el mundo. La alimentación es uno de los pilares del tratamiento, modificar hábitos de vida es un factor clave en el control de la hipertensión.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos diarios de sal, equivalentes a una cucharita de café. Según datos del Ministerio de Salud, en Argentina se consumen en promedio 12 gramos diarios; más del doble de la recomendación estipulada.

Los especialistas insisten en que el sodio se encuentra naturalmente en vegetales, legumbres y carnes en cantidades adecuada, pero a partir de la industrialización y los alimentos procesados, éste es incorporado en forma de aditivos como conservantes, mejoradores, estabilizantes o resaltadores de sabor, siendo el sodio oculto mayormente responsable del incremento en su consumo.

Y si se tiene en cuenta que desde la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) advirtieron que “la hipertensión arterial suele cursar de manera silenciosa, lo que lleva a que muchas de las personas que tienen la enfermedad no lo sapan, y se va produciendo un deterioro en el organismo que con el tiempo puede desencadenar en un ataque cerebrovascular o un infarto, entre otras consecuencias”, tomar las riendas en lo que está al alcance del paciente modificar puede ser cuestión de vida o muerte.

1- Embutidos: se trata de productos que no sólo deberían restringirse en los pacientes con hipertensión, sino en todas las personas en general. Y esto es debido a su composición de grasa y sodio (sal).

El consumo desmedido de este tipo de productos no solo puede generar hipertensión, sino también obesidad, diabetes e incluso niveles desmedidos de colesterol.

2- Dulces y ultraprocesados: cuando hay niveles de azúcar elevados en la sangre, esto impide la correcta circulación sanguínea poniendo en riesgo la salud del paciente al aumentar el riesgo de padecer un infarto o ataque cerebrovascular.

3- Carnes rojas: se recomienda que los pacientes con hipertensión consuman poca o incluso ninguna cantidad de carne roja, ya que es un alimento rico en hierro, pero también contiene cantidades de grasas saturadas. Estas sustancias contribuyen a la que la presión arterial aumente y afecte negativamente a la formación de plaquetas y la coagulación de la sangre”.

4- Lácteos enteros: la leche y los quesos contienen minerales como el calcio y el magnesio, pero algunos contienen cantidades desmedidas de grasa saturada y sal, que incrementa la presión arterial.

La recomendación es consumir sus versiones descremadas o bien consultar con el médico de cabecera para que indique cuáles son aptos para su consumo, entendiendo la condición del paciente.

5- Bebidas alcohólicas: este tipo de bebidas, sin importar que sea vino, cerveza o licores, o la cantidad que se consume, genera una estimulación en el sistema nervioso y además, aumenta la frecuencia cardíaca, lo que hace subir la presión arterial.

Finalmente, la licenciada en Nutrición Camila Romeo (MN 10570) dio recomendaciones para evitar consumir grandes cantidades de sodio.

El uso de condimentos (ajo, cebolla, pimentón); hierbas aromáticas frescas (tomillo, romero, orégano, menta); condimentos picantes (pimienta, jengibre, pimentón) funcionan como disimuladores del sodio.

Prestar atención a las formas de cocción: el horneado y el salteado realzan mucho el sabor de nuestros platos.

La incorporación de ácidos como el vinagre de manzana, jugo de cítricos atenúa la ausencia de sodio.

Utilizar salsas caseras permiten dar mucho sabor y otorgar humedad a las preparaciones.

Evitar salar las aguas de cocción e incorporar la sal al momento de ingerir el alimento.

Evitar el uso de caldos comerciales y reemplazarlos por sus versiones caseras o vegetales deshidratados.

Hongos y tomates secos son una excelente estrategia para aumentar el sabor de muchas preparaciones, volviéndolas más atractivas en cuanto sabor, color y aroma.

Disminuir el consumo de paquetes o ultra procesados y elegir más alimentos naturales como frutas, verduras, granos integrales, legumbres, semillas, frutos secos y/o productos mínimamente procesados.

Reemplazar aderezos comerciales por untables caseros: “mayonesas” de remolacha/ zanahoria/ rúcula; “Kétchup” a base de tomates secos y condimentos, Hummus o babaganush (puré de berenjena asada), salsas: pesto, provenzal, criolla, al ajillo, entre otros.

Aumentar el consumo de frutas y verduras frescas ya que son ricas en potasio lo cual favorece una buena salud cardiovascular.

Evitar llevar el salero a la mesa y siempre probar la comida antes de salar.

infobae.com

 


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