La multipolaridad es una reacción a la nueva organización del mundo en todo término, y si Estados Unidos y la OTAN reaccionan es porque son conscientes de su propia debilidad.
El pasado miércoles 12 de julio se llevó a cabo el foro “La OTAN, un peligro latente para la estabilidad mundial”, un espacio de debate organizado de manera conjunta entre teleSUR y Misión Verdad para analizar cómo las decisiones de la alianza militar atlantista afectan el tablero geopolítico global.
Además de la conducción de la presidenta del canal Patricia Villegas y el director de esta tribuna, Gustavo Borges Revilla, en el foro participó el exsecretario general del ALBA-TCP, Sacha Llorenti; el exdiputado del Parlamento europeo, Javier Couso; y el periodista y fundador de Opera Mundi, Breno Altman, quienes conversaron sobre el conflicto en Ucrania, el plan de Estados Unidos contra China, las implicaciones de la Cumbre OTAN en Lituania, entre otros tópicos.
Por qué es importante para Latinoamérica, si constituye una señal de alarma para esta región y lo que no se dice sobre la guerra de Ucrania fueron las interrogantes transversales en la discusión.
De entrada se hizo referencia a una fotografía simbólica en la que se veía al presidente ucraniano Vladímir Zelenski a un lado y desolado mientras los líderes de la organización atlantista compartían entre ellos, lo que según los analistas podría indicarnos cuál es el lugar que ocupa realmente Ucrania en la OTAN.
Uno de los temas centrales en Vilna, la capital lituana, fue el ingreso de Ucrania a la organización, que implica una serie de negociaciones complejas, entre otros intereses a los que había que superponerse. Zelenski estuvo clamando en los últimos días, así como en el último año, por que se acelere este proceso amparado en la cláusula de la OTAN que establece que si un país miembro es atacado, automáticamente los demás socios deben responder en defensa.
Breno Altman abrió el debate refiriéndose a la guerra proxy que Estados Unidos y la OTAN impulsan en el país de Europa del Este, donde, en palabras del investigador y periodista, se procura “que muera hasta el último ucraniano” con tal de cumplir con la agenda de destruir a Rusia. Añadió que se trata de una guerra directa de aquellos factores contra el país euroasiático, pero sin involucrar a sus tropas.
Sacha Llorenti, quien también fue presidente del Consejo de Seguridad de la ONU, enmarcó su intervención en el contexto del bicentenario de la puerta en marcha de la Doctrina Monroe, instrumento imperial con el que se perpetraron crímenes como el golpe contra Salvador Allende en Chile, entre otros.
Refirió que la OTAN es solo uno de los recursos que instrumentaliza Estados Unidos para llevar a cabo su “agenda de control en el planeta” y de los recursos naturales, para tener al mundo como su mercado. El Comando Sur -argumenta Llorenti- es el recurso militar para Latinoamérica, así como también existen otros mecanismos de coerción en los campos financiero y judicial.
El político boliviano mencionó tres elementos que pusieron freno al momento unipolar de Estados Unidos, cuando gozó “de poder hacer lo que le diera la gana en el mundo”:
“La resistencia y victoria de Siria contra la agresión de varios miembros de la OTAN que intentaban defenestrar el gobierno de Bashar Al-Assad, con intervención rusa e iraní, en 2015”.
“La resistencia y victoria de Venezuela” ante la campaña de guerra híbrida contra el país es otro de los hitos que argumenta.
El ascenso económico y la influencia de China en el tablero internacional, junto con la respuesta de Rusia ante la marcha de la OTAN hacia el este europeo.
Debido a los cambios en la correlación de fuerzas y alianzas entre diferentes centros de poder en era reciente, como ha ocurrido a lo largo de la historia, la alianza atlántica impone a Ucrania un papel esencial en la agenda contra Rusia para luego ir tras China, argumentó Llorenti.
DE CIPAYOS Y SUBALTERNOS
“Europa es una periferia subalterna”, definió Javier Couso durante su primera intervención. La OTAN es la encargada de que ese statu quo se mantenga, permitiendo que “los estadounidenses se queden en Europa, a los alemanes por debajo y a Rusia fuera”. Por lo tanto -argumenta-, “la guerra contra Rusia es una guerra contra Europa”.
En su opinión, la elite europea se está suicidando por el efecto búmeran de las medidas coercitivas unilaterales de la UE, ya que en vez de doblegar económicamente a Rusia, mientras que sus efectos sí repercutieron en los dos ejes de Europa: Francia y Alemania.
Además explicó que la referida foto de Zelenski en Vilna (merecedora de “algo más que un Premio Pulitzer”, a su juicio) hace constatar su condición subalterna, de cipayo, que arrastra a los ucranianos en aras de “sacrificar a su país”.
Por ende, el presidente ucraniano, “siendo un profesional de los medios y el espectáculo”, fue “escogido para una tarea muy específica”, dijo Gustavo Borges Revilla: “Es un hombre determinado por la decisión política de Estados Unidos y de Inglaterra”.
Según el director de MV, Zelenski, como Juan Guaidó, sabe cuál va a ser el desenlace de su destino como cipayo, “como actor de reparto en el gran juego del poder”, lo que produce en el personaje en cuestión una desesperación y “posturas radicaloides y supuestamente extremas” como la exigencia de que Ucrania sea finalmente adherida a la OTAN.
POR QUÉ RUSIA
A lo que surge una pregunta: ¿Por qué se está hablando del ingreso de Ucrania a la OTAN como una novedad en 2023 si la alianza ya lo había planteado desde 2008, durante la cumbre en Bucarest? ¿Cuál es el interés de siempre contra Rusia?
Altman respondió que, si bien, tras la caída de la Unión Soviética hubo una incorporación de la mayoría de los países del bloque socialista a la Unión Europea, Rusia permaneció como problema “sin solución” por dos motivos: “Había que debilitar a Rusia” por su fuerza militar y capacidad nuclear, y por su relación con China, en ascenso económico y geopolítico desde principios de este siglo.
La combinación de esos factores constituye una amenaza a la hegemonía estadounidense, y por eso la ofensiva sobre Rusia se mantiene y probablemente se mantendrá en el tiempo.
Pero también, explicó Llorenti, China se erige como otro frente para Estados Unidos, a medida que se va arrastrando el conflicto hacia sus fronteras (con especial énfasis en Taiwán) y por ello el cerco que se está construyendo alrededor del país asiático, tal como ha sucedido con la expansión hacia el este europeo de la OTAN.
El peligro que representa la organización atlantista (“una organización criminal”, describió Llorenti) a la paz y la seguridad mundial ha sido comprobado a lo largo del siglo XX y XXI, con crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos en varias partes del mundo.
El político boliviano lo ejemplificó haciendo un paralelismo: Venezuela logró resistir las agresiones foráneas y con ello evitó lo que sucedió en Libia en 2011: el caos y la destrucción tras el derrocamiento y asesinato de Muammar Gadaffi bajo la intervención otanista, desestabilización que se extendió hacia otras regiones africanas como Mali, Burkina Faso y Mauritania.
“Eso iba a suceder en América Latina si tenían éxito en Venezuela”, sentenció.
PRÓXIMO OBJETIVO: CHINA
Couso opinó que “estamos en el primer escalón de la agresión contra China”. Rusia es el fondo estratégico de China, analizó el político español, y por ello se explica la asociación entre ambos países. La salida de la Ruta de la Seda pasa por Eurasia, a la vez que Estados Unidos amplía el cerco marítimo en el Mar Meridional de China a través de AUKUS, “la OTAN del Pacífico”, para un posible conflicto.
Para Washington es fundamental el debilitamiento de Moscú para luego ir tras Beijing, su rival sistémico. Por lo tanto, se puede concluir que China es el próximo objetivo de la OTAN, tal como lo advirtió el Global Times, medio del Partido Comunista chino, en el marco de la Cumbre en Vilna.
Estados Unidos decidió llevar a cabo una confrontación con China por su ascenso económico desde principios de siglo. Los objetivos del gobierno de Xi Jinping hacia 2049 debían ser torpedeados, enfrentamiento que empezó durante la administración de Barack Obama, se agudizó durante la era Trump “y ahora se establece una doble estrategia militar”, explicó Altman, con el frente ucraniano y la generación de “una situación de extrema tensión militar” a través de Taiwán y Japón.
China tuvo que cambiar sus posturas estratégicas para responder a este escenario. Xi Jinping “representa una estrategia para un nuevo tiempo marcado por la ofensiva del sistema imperialista”, lo que explica todas las medidas desplegadas por su administración a lo interno del país, pero también en política exterior, con la promoción de un mundo multipolar, argumentó el periodista brasileño.
Ello explica la alianza estratégica entre Beijing y Moscú, como “bloque antiimperialista -dijo Altman- dispuesto a enfrentar a Estados Unidos en todos los territorios de la disputa política, ideológica y militar”.
FRENTE INFORMATIVO
Ante todas las amenazas del bloque imperial, ¿qué pueden hacer las sociedades -los pueblos, especificó la directora de teleSur- y el ciudadano de a pie ante esta situación? ¿Quedarse postrados?
Borges Revilla respondió que un ejemplo de respuesta lo constituye África. La mayoría de sus países eligieron cooperar con China y los BRICS porque proveen infraestructuras, desarrollo económico y estabilidad, todo lo contrario respecto a la experiencia de Estados Unidos en el continente africano, donde todo su paso está signado por la destrucción.
La información es vital, “da algunas credenciales y luces de cómo nosotros podemos ser participantes, no solo de esta discusión sino de estas decisiones, porque finalmente cada país elige a sus gobernantes, y estos responden a los intereses de la gente o a los intereses de las élites”.
Este campo es importante, comentó Villegas, porque incluso “Josep Borrell reconoce que la guerra de la información la están perdiendo, a pesar de la censura aplicada a los medios rusos que cuentan desde el terreno lo que está ocurriendo en Ucrania y Rusia”, por ejemplo.
EL JUEGO TURCO
Türkiye estuvo en el centro de las negociaciones en la OTAN para el ingreso de Suecia a la organización, a lo cual el presidente Recep T. Erdogan terminó cediendo, ya que se necesita un consenso total para este tipo de medidas dentro de la entidad atlantista.
Couso describió a la política exterior turca como “muy inteligente, pone los huevos en muchas cestas diferentes”. Türkiye es una parte respetada por Rusia para intermediar en medio de la guerra, al tiempo que forma parte de la OTAN y no ha logrado cumplir con acuerdos relacionados asimismo a Moscú. Es un actor paradójico.
Si bien Erdogan tiene entre sus pretensiones de política exterior el ingreso de su país a la Unión Europea, el analista español afirmó que ni esto va a suceder, ni Ucrania va a entrar en la organización atlantista. Türkiye podría competir de tú a tú con Alemania y la élite europea no permitirá eso; Ucrania representa una línea roja para Rusia, que podría responder con contundencia militar una anexión otanista de Kiev.
Pero la diplomacia turca juega una posición diplomática que podría calificarse de independiente, según Couso, porque al mismo tiempo que colabora con Rusia en varios campos y tiene un pie en las dinámicas del mundo multipolar ascendente, también cumple con sus obligaciones ante la OTAN.
NUESTRA REGIÓN EN DISPUTA
¿Qué implicaciones tiene la guerra de Ucrania para América Latina y el Caribe? ¿Cómo se posiciona la región frente a los planes de la OTAN contra China?
Llorenti respondió que el conflicto bélico en Europa ha tenido efectos económicos importantes, como la subida de la inflación que ha afectado el bolsillo de la gente. Pero sobre todo hizo hincapié “en la presencia de la OTAN en la región”, pues hay tres países tienen distintos niveles de acuerdos con la organización: Colombia, Brasil y Argentina.
Sin embargo, metió la lupa en el papel del Comando Sur, siendo este otro de los instrumentos imperiales de Estados Unidos. Las alianzas de muchos países latinoamericanos con Washington trae como consecuencia prácticas y ejercicios militares en conjunto con aquel cuerpo militar norteamericano.
Pero además el Comando Sur tiene en la mira los recursos naturales de la región, como el petróleo, el agua, el litio, todo lo contenido en la Amazonía, y más. Además, la jefa de esa entidad, Laura Richardson, ha mencionado su preocupación en torno a los gobiernos que gestionan esos recursos y la influencia de China y Rusia en América Latina y el Caribe.
“Es un campo en disputa”, reconoció Llorenti, advirtiendo sobre la ofensiva estadounidense contra Venezuela, Cuba y en general sobre los países del ALBA-TCP, pues se oponen directamente a la guerra de la OTAN contra Rusia y defienden los intereses propios de la región por encima de los de Estados Unidos y Europa.
Por último, acotó el hecho de que Estados Unidos no tiene “voluntad de financiar esfuerzos multilaterales para la paz”, contrastando el alto presupuesto militar del Pentágono y la OTAN con el de las Naciones Unidas. Por ello, defiende que “la multipolaridad tiene que ir acompañada del multilateralismo”: considera que la Carta de la ONU “es un buen punto de partida para la multipolaridad”.
EL MUNDO POR BLOQUES
Altman terminó su participacón en el foro diciendo que los intereses de China y Rusia “no son plenamente coincidentes con los de Latinoamérica”. Así, “hay contradicciones con que América Latina se imagine a sí misma como un bloque autónomo integrado”.
La desindustrialización en la región, su papel en la división internacional del trabajo como mero proveedor de materias primas y energía, el carácter importador de nuestras economías, “no se van a resolver en una alianza con China, pues también depende de los recursos de Latinoamérica”. La relación con el país asiático debe mantenerse, argumentó el analista brasileño, pero “imponiendo sus intereses de industrialización”.
De ahí la urgencia de que la región se constituya “como bloque autónomo integrado” para “negociar, en términos soberanos, su futuro, sus condiciones de intervenir en el escenario mundial y sus alianzas”.
Este escenario sería aún más propicio para la multipolaridad, pues permitiría abrir un espacio de decisiones con voz propia en el concierto internacional. La integración latinoamericana es un tema pendiente, concluyó Borges Revilla, pero también hay nuevos momentos para ésta, “más allá de las complejidades, dificultades y matices” del asunto.
Por último, el analista venezolano terminó el foro recordando que “la multipolaridad es una reacción a la nueva organización del mundo en todo término, y que si Estados Unidos y la OTAN reaccionan es porque son conscientes de su propia debilidad. Y eso es una buena noticia” porque existe, entonces, una posibilidad “de pensar en otro sistema, otro mundo, otra forma de entender la vida”.
telesurtv.net
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