Sustancialmente se nota el mejoramiento de la nutrición en los colegios en los niños en Colombia- Imagen Cortesía
El Programa de Alimentación Escolar (PAE) es el sistema de asistencia alimentaria más antiguo de Colombia. Comenzó en 1955, bajo el gobierno de Rojas Pinilla. En 1968 quedó a cargo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), gracias a lo cual mejoró en cobertura y calidad de los servicios: pasó de dar “leche y mogolla” a distribuir comida caliente y refrigerios de muchos tipos.
El Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, del primer gobierno del expresidente y premio nobel de la paz Juan Manuel Santos, dejó el PAE en manos del Ministerio de Educación con el fin de asegurar la cobertura universal de alta calidad con el apoyo de los entes territoriales. Según los encargados del programa en ese momento, esta decisión también serviría para ponerse a tono con la mayoría de los países de América Latina y del mundo, donde el equivalente al PAE lo maneja el sector educativo.
Esta política dirigida a garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas por su capacidad de disminuir la deserción escolar y aumentar la matrícula en las instituciones educativas, debió proteger por encima de todo el derecho de los alumnos a una alimentación adecuada. Sin embargo, la evidencia indica que en Colombia ambos derechos se vulneran de manera sistemática.
Según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) de 2015, el estado alimentario y nutricional de los niños y niñas colombianos no ha mejorado significativamente en cuanto a malnutrición por déficit –expresada en retraso en talla– (Figura 1) y ha empeorado de manera dramática en cuanto a malnutrición por exceso –sobrepeso y obesidad– (Figura 2).
Figura 1. Retraso en talla
Figura 2. Exceso de peso
Figura 3. Índice de riqueza
(Fuente ENSIN 2015)
El Ministerio de Salud del gobierno de Iván Duque, reconoció en su momento que no ha hecho otra encuesta distinta a la del 2015, debido a la pandemia, la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin), que se realiza cada cinco años y tuvo su edición más reciente en 2015 y se esperaba ejecutar en 2020.
Eso significa que hay un año de retraso en la recolección de datos oficiales, que son fundamentales para combatir la desnutrición: conocer cómo está la seguridad alimentaria del país ayuda a tomar medidas tanto al Gobierno como a las organizaciones que trabajan, en este caso, en la alimentación de los niños.
Además, la preocupación es que en 2015 se concluyó en esa Encuesta que uno de cada nueve niños padecían desnutrición crónica, y se sospecha que la cifra pudo haberse incrementado bastante por cuenta de la crisis del coronavirus de 2020. Pero agregando a la fuertes críticas del gobierno saliente, donde segun indican que benefició más a la banca, que a la población más necesitas en colombia.l
La desnutrición infantil implica que, a raíz de que un niño no se está alimentando bien, su cuerpo no cuenta con las vitaminas y los minerales adecuados para desarrollarse, no pesa o mide lo que debería, tiene diarrea o fiebre constantes, es más vulnerable a enfermedades e incluso tiene más probabilidades de morir que los niños con una alimentación adecuada.
Sobre la muerte por esta causa, algunas instituciones que trabajan en desnutrición tienen sus cifras, pero solo el INS está autorizado para recogerlas, por lo que podrían ser imprecisas, y si bien esta investigación de la revista * Nutricionista, Master en Desarrollo Social y Ph.D. en Ciencias Sociales, profesora del Departamento de Nutrición Humana y Coordinadora del Observatorio de Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional –OBSSAN- de la Universidad Nacional de Colombia. y tomada de la revista Razón Pública, en su momento le consultó al Instituto cuántos pequeños han fallecido por esa causa, respondieron que el consolidado de datos solo se hace una vez finalice el año, es decir el 2020.
Ojala este panorama no se siga viendo en lugares más apartados en Colombia, la corrupcion en gobiernos anteriores es campante- Imagen Infobae
Y hay más para preocuparse, según la encuesta del 2015, las últimas cifras que podrían dar cuenta del estado de la seguridad alimentaria en Colombia corresponden al Dane, pero no son específicas para menores de edad. Según sus datos, casi tres de cada diez colombianos está pasando hambre.
En su última encuesta Pulso Social, que recopiló información, quedó expuesto que la seguridad alimentaria tuvo una leve desmejora en comparación al mismo periodo del 2020. El dato es preocupante, pues para septiembre de 2020 el país venía de una cuarentena de cinco meses, que restringió el comercio, redujo las plazas laborales y contrajo la economía.
De acuerdo con el Dane, el porcentaje de personas que comía tres veces al día pasó de 72,3 % en septiembre de 2020 a 70,9 % en el mismo mes de 2021. A su vez, el número de quienes consumían solo dos comidas al día en septiembre de 2021 subió 1,8 % con relación al mismo período de 2020.
Aunque similares entre sí, estas cifras guardan una profunda diferencia con los datos que recopiló el Dane sobre la situación previa a la cuarentena de 2020. En ese momento casi nueve de cada diez colombianos, el 88,9 %, tenían aseguradas cuando menos tres comidas al día. El 0,4 % señalaba que solo comía una vez al día, pero después de la cuarentena esa cifra subió hasta el 2,1 %. Es decir, dos colombianos de cada cien solo pueden probar un plato de comida al día.
Los programas como el PAE deberían estar contribuyendo a superar ambos extremos de la malnutrición –concentrados en los lugares más pobres del país–, que afectan la calidad de vida de la población en edad escolar, como muestra la Figura 3. Pero, por el contrario, todo lo que sucede parece planeado para no cumplirles a los niños.
¿FALTA DE RECURSOS O CORRUPCIÓN?
Para los gobiernos anteriores, se decía que los recursos son insuficientes –y seguramente así es en un programa supuestamente desfinanciado– porque no alcanzan para cubrir las necesidades alimentarias y nutricionales de los niños cubiertos por el Programa. Esto a pesar de que para almuerzos y refrigerios hay una bolsa con seis fuentes de financiación que aportan alrededor de 1,5 billones de pesos al año.
Alimentos del programa PAE llegaban vencidos y podridos en el departamento del Huila en Colombia
Este presupuesto –insuficiente, pero nada despreciable– es saqueado de modo sistemático por los diferentes actores que participan directa o indirectamente en la contratación del PAE. La Contraloría General de la República denunció que, por diversas razones, en 2016 se dejaron de entregar más de 32 millones de raciones de comida. Igualmente, el Ministerio de Educación Nacional (MEN), en noticias muy difundidas en medios de comunicación, reconoció la existencia de intrincadas mafias que se roban los recursos de la alimentación escolar.
Las modalidades de robo al PAE son cada vez más descaradas y extendidas: las practican desde los funcionarios públicos encargados del programa, pasando por contratistas, operadores y empresarios, hasta gobernadores, alcaldes y secretarios de educación, cómo se descubrió hace años en Ciénaga, Magdalena. Pero el mapa de la corrupción del PAE en Colombia ya está todo en rojo; los escándalos de corrupción no cesan, pero se olvidan y nada pasa.
Esta imagen demuestra la mala alimentación de los niños en colombia- Imagen El Tiempo
Las empresas implicadas en los robos al PAE tienen sus registros INVIMA al día y hojas de vida sin mancha alguna gracias a la trampa. Esos son los contratistas habilitados por las entidades territoriales y los preferidos para recibir los recursos y una tajada de la torta del Programa.
Es curioso que un programa tan falto de recursos –como, según los técnicos de las instituciones gestoras y los entes de control, es el caso del PAE– haya sido tan rentable para empresas “de medio pelo”, que a punta de contratos se han convertido en compañías grandes y prestantes. Ahora cuentan con los servicios de profesionales, muchos muy respetados, para lavar su pasado, seguir legitimándose y obtener contratos cada vez más jugosos con el PAE – y además, con otros programas sociales similares-.
Cortesía CABLENOTICIAS canal local en Colombia
¿HAY SOLUCIÓN?
El Plan para el Programa de Alimentación Escolar (PAE), buscará implementar en la alimentación escolar las estrategias para lograr que no se pierdan los recursos dirigidos a la alimentación de los niños.
El mandatario de los colombianos Gustavo Petro, aseguró que el programa que se ha propuesto en su Gobierno es mucho más ambicioso que el refrigerio del PAE. “Lograr una nutrición real de la población que llega al colegio, es lograr que asociaciones de padres de familia los que tengan bajo su responsabilidad los dineros, la compra de alimentos, y la elaboración ojalá para que todos los niños y niñas de Colombia pudieran tener comida caliente mientras estudian”, añadió el entrante mandatario Petro.
El Ministerio de Educación resaltó que aumentaron en más de $103 mil millones los recursos para la alimentación de los beneficiarios PAE durante el próximo año. El presupuesto creció en $103 mil millones con relación al 2022, dando cuenta del firme compromiso del presidente Gustavo Petro y del ministro de Educación.
Además, el jefe de Estado denunció que la alimentación escolar, que calificó como un refrigerio, es objeto de corrupción y posee poca cobertura.
El mandatario aclaró que cuando los niños llegan con hambre al colegio se piensa como una sociedad que se está muriendo, una que cierra puertas del futuro y es una que fácilmente se puede degradar en la violencia, que se puede autodestruir.
Hay que tener en cuenta que la situación de la alimentación de los niños ha traído casos como la distribución de carne equina, descompuesta incluso, o que, por irregularidades en la contratación, cientos de miles de menores se queden sin la cobertura de estas ayudas, caso que ha ocurrido en Antioquia, Boyacá, hasta en la capital Bogotá.
El programa de 500.000 pesos mensuales a madres cabeza de hogar con hijos menores ha comenzado y debe llegar a un millón y medio de mujeres. El programa del PAE escolar en zonas afectadas se extenderá hasta el 31 de diciembre y cubrirá el 100% de estudiantes.
Los recursos del PAE, que son dinero público para garantizar los derechos de niños y niñas, deberían ser respetados. Dichos recursos, que son de todos los colombianos, podrían ser bien usados sin tantos intermediarios, que solo producen sobrecostos y corrupción. Si se eliminara este problema el Programa podría cumplir su objetivo original: aportar a la nutrición de calidad y, por medio de ella, a la educación de los niños en edad escolar apetito de los corruptos y dedicarse a acabar con el hambre de los niños del país.
El buen funcionamiento del PAE debe garantizarse porque es obligación de la nación que los niños y niñas en las aulas de clase puedan aprender gracias a que sus necesidades alimentarias básicas están satisfechas. Esta es la única manera de cumplirles a los niños, que son el presente de Colombia, pero por ahora miramos con buenos ojos la alimentación de los niños en el país cafetero que indudablemente ha mejorado sustancialmente
* Nutricionista, Máster en Desarrollo Social y Ph.D. en Ciencias Sociales, profesora del Departamento de Nutrición Humana y Coordinadora del Observatorio de Seguridad y Soberanía Alimentaria y Nutricional –OBSSAN- de la Universidad Nacional de Colombia.
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