Europa planea impulsar con Estados Unidos una iniciativa de “Comercio Sostenible Transatlántico” para apoyar la transición verde.
La Unión Europea (UE) y Estados Unidos seguirán abordando este 5 de diciembre de 2022 las preocupaciones europeas sobre el daño que la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense puede causar a su industria de energía verde y automoción en una nueva edición del Consejo de Comercio y Tecnología (CTT) que se celebrará en Maryland (EE. UU.).
La tercera reunión ministerial de este foro, creado para que las dos partes coordinen sus enfoques sobre cuestiones comerciales y tecnológicas clave, reunirá en la Universidad de Maryland a los vicepresidentes ejecutivos de la Comisión Europea Margrethe Vestager y Valdis Dombrovskis, así como a la representante Comercial de EE. UU., Katherine Tai; el secretario de Estado, Antony Blinken, y la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.
De acuerdo a la agenda, Dombrovskis y Tai comenzarán las sesiones con un diálogo comercial y laboral con representantes de los trabajadores y las empresas, y a continuación se celebrará un debate sobre los retos geopolíticos, la economía digital y las prioridades para 2023, para terminar la jornada con un acto con el mando académico, asociaciones industriales y la sociedad civil.
Pero entre las reuniones destacará un almuerzo de trabajo dedicado a las cadenas de comercio y suministro sostenibles y la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense, que desde Bruselas han considerado proteccionista y perjudicial para la industria europea.
El pasado jueves, con ocasión de la visita a la Casa Blanca del presidente francés, Emmanuel Macron, su homólogo de EE. UU., Joe Biden, se comprometió a modificar esa ley para que no dañe a las empresas del sector verde de Europa.
En una rueda de prensa al término de su reunión, los dos líderes anunciaron que habían llegado a un acuerdo para introducir una serie de cambios técnicos en esa legislación, aunque no especificaron cuáles serán.
Biden reconoció “fallos técnicos” en la ley, que se espera que entre en vigor en enero y que prevé la mayor inversión en tecnología verde de la historia del país con el fin de reducir en un 40% sus emisiones para 2030.
La Ley de Reducción de la Inflación también ofrecerá, a partir de 2023, incentivos fiscales a empresas que usen componentes fabricados en Norteamérica para productos que favorezcan la transición a energías verdes, como los vehículos eléctricos.
Desde la UE, varios países han considerado que tal y como está planteada la ley su industria puede verse afectada negativamente y creen que puede vulnerar las normas de la Organización Mundial del Comercio.
La UE y Estados Unidos ya han puesto en marcha un grupo de trabajo dedicado a abordar específicamente estas preocupaciones, que serán reconocidas por ambas partes durante la reunión ministerial del TTC, que se espera que pueda ayudar a resolver algunas cuestiones que el grupo por sí solo no podría tratar.
La UE ha argumentado que una ley como la de reducción de la inflación va a debilitar a Europa, lo cual tampoco conviene a EE. UU. en vista de sus importantes relaciones comerciales, y también ha recalcado que las ayudas que concede a su industria no son discriminatorias.
Una de las posibles soluciones que propone es que Washington conceda exenciones a empresas y productos europeos, como contempla para Canadá y México en el marco de esta ley.
Durante la reunión propiamente dicha del TTC, la Comisión Europea espera impulsar con Estados Unidos una nueva iniciativa de “Comercio Sostenible Transatlántico” para apoyar precisamente la transición verde y evitar nuevas disputas comerciales en sectores como las baterías o las energías renovables, según avanzó recientemente Dombrovskis.
Teniendo en cuenta el actual contexto geopolítico, marcado por la guerra rusa en Ucrania, las dos partes quieren potenciar alianzas en esos sectores.
En total, se reunirán diez grupos de trabajo que abarcan temas como la inteligencia artificial, los semiconductores, el control de las exportaciones o los retos del comercio mundial, y se espera que haya progresos en las áreas que tocan los ámbitos de tecnología o digital.
Uno de los asuntos que abordarán es los riesgos de seguridad a los que se enfrentan infraestructuras como los cables de comunicaciones submarinos que unen los dos continentes a través del Atlántico, y las posibilidades de abrir nuevas rutas para ellos a través del Ártico, lo que permitiría mejor conectividad también con un socio como Japón.
Otros puntos que tratarán es la cooperación para eliminar barreras a investigación y desarrollo de la computación cuántica, así como la colaboración por lo que respecta a la escasez en la cadena de suministro de semiconductores, de manera que las dos partes puedan alertarse y coordinarse cuando sea posible en caso de trastornos en el mercado.
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