En diciembre de 2005 tres niños y una empleada doméstica fueron asesinados brutalmente en el barrio San Vicente de Asunción, pasaron 17 años y el caso nunca fue resuelto, el presunto homicida quien sería el padre de los menores nunca fue detenido y actualmente nada se sabe de su paradero por lo que las víctimas tienen casi nulas posibilidades de recibir justicia.
Varias hipótesis se tejieron en torno a este sangriento hecho, pero la más fuerte se relaciona con un caso de infidelidad que terminó en un baño de sangre. El 19 de diciembre de 2005 era una jornada calurosa y en la casa ubicada en Pampa Grande Nº 1963 casi Casanello, la empleada doméstica Antonia Pesoa, que ese día cumplía 41 años, estaba preparando el almuerzo, Yae Yung Nicolás, de 3 años, dormía en su habitación, en eso ingresó un hombre quien tomó un cuchillo de cortar carne y se abalanzó sobre Antonia.
La mujer no tuvo tiempo ni de gritar, cuando recibió varias profundas heridas que le produjeron la muerte en cuestión de segundos. El homicida dejó a la empleada tirada en el piso de la cocina y fue hasta donde dormía el niño y con una almohada le tapó la cara hasta matarlo por asfixia. El hombre sabía que más miembros de la familia tenían que llegar y los esperó pacientemente.
A eso de las 17:00 llegaron del colegio Sun Yun Rubén, de 11 años y su hermano Yin Yung Eduardo de 10 años, entraron a la casa, sin saber que un asesino los acechaba. Los hermanos fueron a la habitación y vieron a Yae Yung Nicolás en la cama y pensaron que dormía, dentro de su inocencia no se dieron cuenta que ya estaba muerto.
Sun Yun Rubén, fue al baño a tomar una ducha, el calor era sofocante, mientras tanto Yin Yung Eduardo se quedó en la habitación y fue sorprendido por la espalda por el atacante quien con una corbata lo tomó por el cuello para estrangularlo al mismo tiempo que le clavó un cuchillo 18 veces y lo mató sin piedad. Sun Yun Rubén, oyó los gritos y cuando salió se encontró con el homicida matando a su hermano.
Tomó un cúter, para defenderse ya que vio que el asesino se le venía encima, hubo una pelea entre ambos en el baño que el adulto ganó por fuerza y lo mató de unas 15 puñaladas.
Los gritos de los dos hermanos coreanos alertó a los vecinos quienes llamaron a la policía, una patrullera de la Comisaría 14 Metropolitana llegó al lugar y encontraron la puerta abierta, el homicida huyó por ahí. Cuando los agentes entraron a la casa se encontraron con una horrible escena, en la cocina la empleada estaba tendida en un charco de su propia sangre y en la habitación los niños muertos.
Poco después llegó Yun Lee Yee, de 35 años, madre de los menores, la mujer trabajaba en el Mercado 4 y al ver lo ocurrido entró en estado de shock, tuvo que ser contenida por los policías.
Venganza
Dos mujeres que pasaron por la casa de los coreanos declararon a la policía que vieron a un hombre de rasgos orientales a eso de las 10:30 de la mañana del día de los asesinatos abriendo la puerta de la casa con una llave, pero no les llamó la atención. La pista clave, comenzaba a revelarse, el asesino era un oriental, que tenía las llaves de la casa y según lo señalado por las testigos se trataría de Chung Keun Lee, tío de las criaturas asesinadas. Se detuvo al hombre, pero con su versión y su coartada el hombre quedó descartado como el homicida.
Chung, es hermano de Joe Ho Lee, padre de los niños y ambos tenían un gran parecido físico, pero Joe no estaba en el país, el oriental luego de mantener una fuerte pelea con su esposa Yun Lee Yee, se fue de la casa y se radicó en Brasil.
Las dudas estaban por todos lados, la policía no podía establecer una conexión para hilar hipótesis y llegar al cuádruple homicida. Joe Ho Lee apareció en escena ante el crimen de sus hijos, se pensó que vino de urgencia desde el Brasil movilizado por el horror, pero luego se supo que el hombre ya estuvo en el país días antes de los hechos.
Los investigadores ya estaban encaminando algunas cuestiones y se enteraron que el matrimonio de los Lee se rompió por un hecho de infidelidad. Si bien nunca se confirmó se manejó la sospecha de que el mismo hermano de Joe Ho, podría haber sido el tercero en discordia con su esposa.
Las piezas del rompecabezas criminal iban encajando, los investigadores ya estaban cerrando el círculo sobre Joe Ho, de quien se supo que tenía un juego de llaves de la casa. Se pensó que con este dato todo hacía suponer que él era el criminal, pero cuando se estaba pidiendo la orden para detener al coreano, el hombre escapó del país. Se supo que tomó un vuelo que lo llevó a su natal Corea del Sur, donde se ocultó de las autoridades.
Con la huida todo hacía suponer que el autor de los asesinatos fue Joe Ha Lee, que a manera de venganza fue a matar a sus hijos, la empleada doméstica fue un daño colateral en el macabro plan del coreano.
El entonces juez Pedro Mayor Martínez dictó un pedido de captura internacional con fines de extradición para Joe Ho Lee, de quien se sabía que estaba viviendo en Corea del Sur, pero nada más.
Pero el caso tomó un nuevo e inesperado giro, cuando Yun Lee Yee, también abandonó el Paraguay para reunirse con su esposa en Corea. Las informaciones que manejaban los policías es que la pareja se reunió y estaban una vez más conviviendo.
En el 2009 cuando estaban avanzados los trámites judiciales para detener a Joe He, la pareja salió de Corea del Sur, tomaron un vuelo que los llevó a China, donde hace más 13 años se les perdió el rastro.
Actualmente nada se sabe del matrimonio, son unos fantasmas para las autoridades paraguayas. Se están por cumplir 17 años del cuádruple crimen, la causa está parada, se podría decir que cayó en el olvido, hay casi nulas posibilidades de que sea reactivada, todo hace suponer que los tres niños coreanos y su empleada doméstica no van a recibir justicia.
HOY PY
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