Rodolfo Hernández, candidato a la presidencia en Colombia, en serios líos con la justica

Cortesía Revista Cambio

“Luchito, ya pasó vacaciones y ya están terminando el empalme, la otra semana hay reunión en la empresa y voy a mostrar la info que me envió. Si necesita algo le aviso”.

Con este efusivo mensaje, Luis Carlos Hernández, hijo de Rodolfo Hernández, le dio a entender a su amigo y socio Luis Trujillo que sus propuestas de negocios y contratos en la nueva Alcaldía de Bucaramanga iban a llegar a los oídos adecuados.

El mensaje es del 8 de enero de 2016 y Rodolfo Hernández llevaba apenas siete días de posesionado. Este chat hace parte de un cuadernillo de 129 páginas de conversaciones entre el hijo de Rodolfo y Luis Trujillo, que este último le entregó a la Fiscalía y a la Procuraduría, en el que se describe la estructuración del caso Vitalogic, un millonario contrato para el procesamiento de basuras por el que el hijo de Rodolfo iba a recibir una millonaria comisión de éxito; la compra de dólares a un sujeto apodado John Cabezón, procesado por lavado de activos y deportado por narcotráfico desde Venezuela en 2010, y otra serie de negocios en los que el hijo de Rodolfo y sus socios esperaban disfrutar de jugosos dividendos.

Uno de los contratos distintos al de Vitalogic –por el cual está siendo investigado Rodolfo Hernández– fue uno de asesoría jurídica para hacer cobro persuasivo y coactivo a las empresas de telefonía que tenían antenas ubicadas en Bucaramanga.

Al contratista, el municipio le reconocería 25 por ciento del dinero recaudado; el contratista, a su vez –según se lo dijo Luis Trujillo a Cambio–, le entregaría el 4 por ciento de esa suma a él y al hijo de Rodolfo Hernández.

 

En la línea de tiempo que se evidencia en los chats, el “negocio” de las antenas fue explicado por Trujillo a Luis Carlos Hernández el 27 de enero de 2016, cuando Rodolfo aún no llevaba el mes cumplido como alcalde.

Al otro día de esa conversación, el hijo de Rodolfo Hernández le pidió a Trujillo que le hiciera llegar un ejemplo de contrato de antenas para, a su vez, llevarlo a la Secretaría de Hacienda. Dos semanas después, Luis Carlos Hernández le pidió a Trujillo que le organizara una reunión para que le explicaran detalladamente cómo funcionaría el negocio.

Según se deduce del chat, para marzo de 2016 los contratos y negocios entre Trujillo y Luis Carlos Hernández iban “viento en popa”.

Dos meses después, el contrato fue adjudicado.

El 27 de mayo de 2016, a la 1:52 p. m., la Secretaría de Hacienda de la administración Hernández subió al Secop I los estudios y documentos previos del contrato, y tan solo una hora y 13 minutos después, subió el contrato firmado.

Trujillo le contó a Cambio que él, en compañía de Luis Carlos Hernández, llevaron el nombre del contratista a la alcaldía y que Rodolfo Hernández le encargó a su secretaria de Hacienda, Olga Patricia Chacón, que hiciera la minuta del contrato y lo sacara adelante.

La firma contratista fue Integrated Risk Management (IRM), seleccionada por contratación directa. A IRM se le pagaría el 25 por ciento más IVA de los montos que lograra cobrar a las empresas de telefonía. Estos rubros le serían pagados bimensualmente.

Finalmente, el contrato no avanzó. IRM no recaudó dineros y, luego de la ruptura entre Trujillo y los Hernández por el caso Vitalogic, el contrato fue liquidado. En el documento, además, aparece Rodolfo Hernández como supervisor.

Aparte de Vitalogic y el contrato de antenas, hay otros cinco negocios descritos en los chats que dejan en evidencia la avidez del hijo de Hernández por quedarse con contratos en el municipio –sacándoles una buena tajada– aprovechándose de que su padre era el alcalde de Bucaramanga.