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Sáb. Nov 23rd, 2024
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El presupuesto del año pasado fue elaborado por el Gobierno de Lenín Moreno; pero el Gobierno entrante de Guillermo Lasso ejecutó más del 58% del mismo.

Cuando Guillermo Lasso asumió el Gobierno, el 24 de mayo de 2021, las proyecciones de déficit fiscal (más gastos que ingresos) eran de casi $4.000 millones hasta finales de año.

El presupuesto fue heredado de la administración saliente de Lenín Moreno, pero más del 58% de la ejecución del mismo estuvo a cargo de las nuevas autoridades. Además de las poco auspiciosas perspectivas con un abultado hueco en la caja pública, Lasso y su ministro de Economía, Simón Cueva, tuvieron que gestionar de entrada una larga cuenta de atrasos.

Esos atrasos fueron mayores de los esperados y sumaban $2.700 millones, lo que generaba más presiones a la naciente gestión y un riesgo creciente de conflictividad si las deudas se seguían acumulando.

Siete meses después, 2021 cerró con $1.697 millones en obligaciones pendientes de pago (atrasos), es decir, 37% menos que lo heredado. Asimismo, el déficit fiscal sumó $2.916 millones, el nivel más bajo frente a los pasados cuatro años.

Roberto Arce, economista e investigador, comentó que al llegar a Carondelet, Lasso se enfrentó con un hueco mensual de $400 millones; pero al finalizar este año, ese hueco bajó a $243 millones.

«La situación sigue siendo difícil. El Estado sigue gastando más de lo que recibe; pero se logró pagar una parte de los pendientes y se terminó con mejores cifras fiscales porque la economía creció más de lo esperado», dijo.

De acuerdo con Arce, no se puede desmerecer el papel que jugó el exitoso plan de vacunación, que antes de la llegada de Lasso naufragaba entre la ineficiencia y la indignación ciudadana.

Ese plan impulsó un crecimiento económico de alrededor del 3,5% del Producto Interno Bruto (PIB), cuando las proyecciones más optimistas no daban más de 2,5%.

En este contexto, aunque el país todavía está a la saga en la recuperación económica dentro de América Latina, las ventas y la recaudación de impuestos aumentaron considerablemente durante el año pasado, luego de la abrupta caída de 2020.

Así, por ejemplo, el último mes de 2021 fue el segundo diciembre con mayor pago de tributos al fisco en los últimos 10 años.

Según Fausto Ortiz, ex ministro de Economía, la recaudación total de los 12 meses sumó $13.017 millones. Ese monto representa $1.160 millones menos que los niveles pre pandemia.

Otro factor que ayudó a reducir el déficit fue el aumento de los precios del petróleo que permitieron que, antes de la paralización de los oleoductos, se hayan podido generar alrededor de $1.500 millones extra de ingresos fiscales.

Si se analiza como porcentaje del PIB, el déficit fiscal de 2021 es el menos pesado y costoso de los últimos 11 años.

Calidad del gasto es el principal reto en 2022

Durante el Gobierno de Lenín Moreno se estableció una política de reducción indiscriminada del gasto público, sin tomar en cuenta criterios de eficiencia y calidad de los servicios. Ese accionar, junto con la ineficiencia y la corrupción, provocó, por ejemplo, que se hicieran a medias procesos importantes como compra de medicinas y mantenimiento de escuelas.

Esos vacíos fueron parte de la herencia negra que asumió Lasso. Por eso, de acuerdo con Arce, este 2022 debe ser el año en que se haga una real evaluación del gasto público y se dirijan más recursos a donde realmente se necesitan y menos donde no son productivos.

En total, Lasso gastó $20.634 millones en los cuatros principales rubros del presupuesto estatal: sueldos, transferencias corrientes, intereses de deuda y gasto de capital e inversión. Ese monto es $494 millones más de los $20.140 millones desembolsados por los mismo rubros en 2020.

Sin embargo, se siguen acumulando deudas pendientes con instancias importantes como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), un sistema educativo (primario y secundario) con la necesidad de más de $600 millones para rehabilitar infraestructura en mal estado, o una red vial que está llena de huecos en todo el país, entre otros elementos.

En otras palabras, todavía no se priorizan los destinos de los escasos recursos públicos, y el actual Gobierno se dedicó a apagar incendios durante sus primeros siete meses de gestión.

Por otro lado, de cara a una mayor reactivación económica en 2022, Ortiz consideró que las autoridades deben considerar dirigir parte de las crecientes reservas internacionales a inversión y crédito productivo. Eso también sería otra forma de gastar mejor y al mismo tiempo impulsar la producción y el empleo.


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