La recuperación económica mundial se ve frenada por la pandemia. Sin embargo, la mutación del coronavirus es sólo uno de los principales riesgos que podrían enturbiar el ánimo de los inversionistas en el próximo año.
La economía mundial se recuperó con fuerza en 2021 desde que el número de contagios bajó, pero perdió algo de fuerza en el segundo semestre debido justamente a los nuevos brotes pandémicos, los cuellos de botella en las cadenas de suministro, la escasez de mano de obra y la lentitud en el despliegue de las vacunas contra el SARS-CoV-2, especialmente en los países en desarrollo y de bajos ingresos.
La ralentización de la recuperación llevó a los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), integrada por 38 países, a moderar ligeramente sus previsiones de crecimiento mundial para este año en octubre y diciembre, respectivamente. Sin embargo, mantuvieron sus perspectivas para 2022, aunque advirtieron que las variantes del COVID podrían hacer descarrilar el crecimiento e insistieron en la necesidad de vacunar rápidamente a la gran mayoría de la población mundial.
Aunque la pandemia sigue siendo un gran riesgo para el crecimiento mundial, no es la única amenaza que mantendrá a los inversionistas en alerta este 2022.
Variantes resistentes a las vacunas
En noviembre, los mercados se despertaron con un susto: una nueva variante del coronavirus, ómicron, había sido reportada en el sur de África. Esta variante altamente transmisible hizo que los mercados financieros y de materias primas se desplomaran.
Durante la semana siguiente, las bolsas siguieron oscilando mientras los inversionistas se esforzaban por juzgar las implicaciones económicas de la nueva variante. Los gobiernos han endurecido las restricciones para mantener a raya la llegada de ómicron a sus territorios, amenazando la recuperación económica.
Las primeras pruebas, aunque escasas, y los comentarios de los expertos, sugerían que ómicron, aunque más transmisible que la variante delta, no sería tan mortal como su predecesora y no evadiría la inmunidad producida por las vacunas o tratamientos existentes. Mientras los científicos siguen analizando los datos, los estrategas de JP Morgan han dicho que si se descubre que ómicron es “menos mortal”, podría acabar acelerando el fin de la pandemia.
Es posible que ómicron no desvíe la recuperación económica, pero una futura variante podría convertirse en un nuevo riesgo. Los expertos han advertido que si se deja que la pandemia haga estragos, podríamos asistir a la aparición de variantes resistentes a las vacunas, lo que podría marcar el regreso de los cierres.
“Si el COVID-19 tuviera un impacto prolongado -a mediano plazo- podría reducir el PIB mundial en 5,3 billones de dólares (4,6 billones de euros) durante los próximos cinco años en relación con nuestra proyección actual”, declaró en octubre Gita Gopinath, economista jefe del FMI.
Gopinath afirmó que la principal prioridad política debería ser garantizar que el 40% de la población de todos los países esté totalmente vacunada para este año y el 70% para mediados de 2022. Hasta ahora, menos del 5% de la población de los países de bajos ingresos está totalmente vacunada.
Problemas en la cadena de suministro
Las interrupciones en la cadena de suministro han desempeñado un papel fundamental en el estancamiento de la recuperación mundial este año. Los embotellamientos en el transporte marítimo, junto con la escasez de contenedores, y el fuerte repunte de la demanda una vez que se relajaron las restricciones relacionadas con la pandemia, han hecho que los productores se vean obligados a buscar componentes y materias primas en todas partes.
El sector automotriz ha sido uno de los más afectados, con una caída de la producción en la eurozona, incluida Alemania, en los últimos meses. Los fabricantes de automóviles han recortado la producción debido a la escasez de equipos intermedios, especialmente semiconductores.
Aunque hay indicios de que la escasez está disminuyendo, con un descenso de los costes de envío y un aumento de las exportaciones de chips, los expertos prevén que los cuellos de botella de la oferta sigan pesando sobre el crecimiento hasta bien entrado el año próximo.
“Esperamos que la situación no se alivie en 2022, no antes de que se desplieguen nuevas capacidades de transporte marítimo relevantes en 2023 o de que las cadenas de suministro se adapten a la deslocalización”, dijo a DW Frank Sobotka, director general de la empresa de transporte y logística DSV Air & Sea Germany, refiriéndose a la práctica de trasladar una operación empresarial a un país cercano.
La inflación se dispara
La escasez de materias primas e insumos, junto con la subida de los precios de la energía, han llevado la inflación en la eurozona y en Estados Unidos a máximos preocupantes. Esto ha asustado a los inversores de todo el mundo, que temen que los bancos centrales se vean obligados a subir prematuramente los tipos de interés para frenar el alza de los precios.
El Banco Central Europeo señala que los precios han subido por factores temporales como la escasez de suministros, el aumento de los precios de la energía y los efectos de base. Espera que la inflación se detenga una vez que desaparezcan los efectos de los desequilibrios entre la oferta y la demanda a nivel mundial.
Dado que las interrupciones de la cadena de suministro resultan ser más persistentes de lo que se pensaba, se espera que la inflación siga siendo elevada durante la mayor parte de 2022, lo que pondrá en aprietos a los bancos centrales europeos.
En EE.UU. se espera que la preocupación por la inflación sea aún mayor, apuntalada por la rápida recuperación económica, un estímulo fiscal masivo y la escasez de mano de obra. La Reserva Federal ha dicho que reducirá su plan de estímulo de compra de bonos más rápidamente y que habrá subidas de los tipos de interés en 2022. Una subida de tipos de la Fed podría suponer un problema para algunas economías emergentes, como Sudáfrica, Argentina y Turquía, que podrían sufrir una fuga de capitales.
La crisis de China
Una ralentización en China, la segunda economía del mundo, aumentaría sin duda las preocupaciones de los inversionistas en 2022. La potencia económica asiática ayudó al mundo a salir de la recesión inducida por la pandemia en 2020 gracias a la demanda mundial de sus productos electrónicos y médicos. Fue la única gran economía que creció en 2020 y se espera que se expanda en torno al 8% este año, lo que la convierte en la gran economía de más rápido crecimiento después de la de India.
Sin embargo, la recuperación posterior a la pandemia se está viendo obstaculizada por las medidas de Pekín que afectan a los titanes tecnológicos chinos, como Alibaba y Tencent, las empresas inmobiliarias altamente endeudadas, como Evergrande y Kaisa, y al sector de la educación privada. Los altos funcionarios chinos han tratado de calmar los nervios diciendo que la estabilización de la economía sería su principal prioridad para el próximo año, lo que hace esperar un estímulo fiscal a principios de 2022.
La reticencia de Pekín a abandonar su política de “cero COVID”, que ha mantenido al país aislado durante más de un año y ha llevado a restricciones draconianas tras la aparición de un solo caso de COVID, seguiría siendo un gran riesgo para la economía mundial.
Tensiones geopolíticas
Aunque las temperaturas bajan en el hemisferio norte, han aumentado en lo que respecta a las relaciones entre Rusia y Estados Unidos y sus aliados europeos. Washington ha advertido a Moscú que no invada Ucrania, en medio de una masiva acumulación de tropas rusas en la frontera ucraniana.
EE.UU. y sus aliados europeos están sopesando más sanciones económicas contra Rusia, incluida la detención del polémico gasoducto Nord Stream 2, en caso de que invada a su vecino. “Las tensiones entre EE.UU. y Rusia son un riesgo enorme”, dijo a DW Edward Moya, analista senior de mercado del grupo comercial OANDA. “Si EE.UU. y Europa detienen el oleoducto Nord Stream 2, eso podría llevar a una crisis energética global que dispare los costes del petróleo hacia los 100 dólares por barril… El aumento de los precios de la energía podría ser la gota que colme el vaso y obligue a los bancos centrales de todo el mundo a acelerar el endurecimiento de la política monetaria”.
Las relaciones entre Estados Unidos y China también han sido tensas en lo que respecta a Taiwán, y Washington ha advertido a Pekín que no cambie unilateralmente el statu quo del territorio insular. La administración Biden ha irritado aún más a Pekín con su anuncio respecto a que funcionarios estadounidenses boicotearán los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín en febrero por las “atrocidades” de China en materia de derechos humanos. Como respuesta, China ha advertido a Washington que “pagará un precio” por su decisión.
(mn/ers) DW
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