NY Times.- — Deborah Tudhope estaba cada vez más nerviosa. Es una abogada estadounidense que vive en Londres y esperaba poder viajar a Estados Unidos dentro de dos semanas para ver a su madre de 96 años, quien vive en un asilo para ancianos en Maine, pero le preocupa no poder viajar debido a las restricciones de viaje anunciadas el jueves por la Casa Blanca ante la aparición de la variante ómicron.
Tudhope, de 72 años, tuvo que reprogramar su prueba de coronavirus para el día anterior a su vuelo, que la aerolínea ya había retrasado un día. Con normas que parecen cambiar cada hora, dijo que se enfrentaba a múltiples obstáculos: salir del Reino Unido, ingresar a Estados Unidos y visitar a su madre en el asilo.
“No sé cómo va a salir todo esto”, afirmó Tudhope, quien dijo sentirse desanimada, si no es que sorprendida, por la confusión. “Pero me aseguré de que los vuelos se pudieran reagendar”.
Este tipo de dramas privados se están produciendo en todo el mundo, mientras miles de personas (estadounidenses que viven en el extranjero y extranjeros que quieren visitar Estados Unidos) se enfrentan a las nuevas complejidades de los viajes vacacionales en la era de la COVID-19.
La propagación de la variante ómicron en la última semana aumentó aún más la incertidumbre de un trance que ya de por sí es tenso. El jueves, el gobierno de Joe Biden acortó el plazo para que los viajeros internacionales con destino a Estados Unidos se sometan a una prueba de COVID-19 un día antes de su viaje, sin importar su estado de vacunación.
Esto provocó que los posibles viajeros calculen con nerviosismo si recibirán los resultados de las pruebas a tiempo para tomar sus vuelos o preocupados ante la posibilidad de que sus países de origen impongan prohibiciones de viaje más estrictas mientras están fuera.
Estados Unidos no llegó a imponer una cuarentena obligatoria de siete días a las llegadas, lo que, según muchos viajeros, habría echado por tierra sus planes. Tampoco cambió su estándar para la prueba de COVID-19 aceptable —la prueba de antígenos— a una PCR, cuyos resultados pueden tardar mucho más.
No obstante, el nuevo plazo de un día para hacerse la prueba, anunciado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, incrementó aún más el estrés previo al vuelo.
Paula Tolton, de 23 años, estudiante estadounidense en Taipéi, Taiwán, quien tiene previsto viajar a casa el mes que viene para visitar a su familia en Jacksonville, Florida, dijo que le preocupaba que las nuevas normas la hicieran perder su vuelo. Incluso el requisito anterior de pruebas para Estados Unidos, un resultado negativo en una prueba en los tres días siguientes a la llegada le provocaba “ansiedad al máximo”, dijo.
“Ya padecí ese estrés antes, cuando el resultado de una prueba PCR no llegó en la fecha en que tenía que volar en abril”, dijo. “Me estaba volviendo loca”.
Los expertos en salud pública afirmaron que había una razón de peso para acortar el plazo de los resultados de las pruebas: detectaría más contagios entre los viajeros. Dado que los resultados de las pruebas de antígenos suelen estar disponibles en unas cuantas horas, debería ser posible hacerse una prueba y obtener los resultados en el plazo establecido.
“Una prueba negativa es una buena idea, sobre todo porque las personas con esquema de vacunación completo pueden transmitir el virus”, dijo Devi Sridhar, jefa del programa de salud pública mundial de la Universidad de Edimburgo; sin embargo, reconoció que el conjunto variopinto de restricciones a los viajes y la naturaleza cambiante de las normas estaban haciendo mella en las personas.
“La incertidumbre está acabando con el sector de los viajes y con la confianza de la gente a la hora de reservar y viajar”, explicó Sridhar. “Necesitan un enfoque estándar en todos los países y, con el tiempo, estabilidad”.
Los agentes de viajes expresaron su alivio por el hecho de que los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) no recomendaran una cuarentena de siete días. “Uno no va a Nueva York para autoaislarse en una habitación de hotel de 9 metros cuadrados”, dijo Jean-Pierre Mas, presidente de Les Entreprises du Voyage, un sindicato que representa a las principales agencias de viajes y operadores turísticos de Francia.
Después de más de un año de interrupciones relacionadas con la pandemia, Mas dijo que muchos viajeros ya se habían acostumbrado a los requisitos de tamizaje y probablemente no se desanimarían con las nuevas normas. Pero dijo que la falta de certeza, y la sensación de que los gobiernos estaban cambiando abruptamente las reglas en reacción a la amenaza percibida de la nueva variante, hacían que la gente se quedara en casa. Después de recuperarse durante el verano y principios del otoño, dijo que el negocio turístico había caído en las últimas semanas en aproximadamente un 25 por ciento, en comparación con el mismo período en 2019.
“Casi no hemos vendido viajes a Estados Unidos en los últimos cuatro o cinco días”, dijo Mas, a pesar de que el país es un destino popular entre los turistas franceses, que van en masa a Nueva York para Navidad.
Lo que hace que el alboroto más reciente sea en especial doloroso para muchos es que hace tan solo unas semanas Estados Unidos había relajado las restricciones de viaje para los viajeros internacionales que tenían un esquema de vacunación completo, lo que provocó encuentros llenos de emoción.
Al mismo tiempo, los viajes entre Europa y Estados Unidos se han recuperado tras una pausa larga durante las primeras fases de la pandemia. Los vuelos entre Estados Unidos e Italia han estado llenos hasta hace unos días, y las reservaciones están casi al mismo nivel que en 2019, según un portavoz de Fiavet, la asociación de agentes de viajes italianos.
The Omicron variant. The latest Covid-19 variant was identified on Nov. 25 by scientists in South Africa and has since been detected in dozens of countries, including the United States. Should you be concerned? Here are answers to common questions about Omicron.
Understanding the mutation. Researchers in South Africa, where Omicron is spreading fast, said there are early indications that the variant may be less severe than other forms of the virus. Scientists in the country also said that past infections may give little immunity against Omicron.
Las autoridades italianas afirman que el país está bien preparado para hacer frente a un aumento de las pruebas realizadas a los pasajeros con destino a Estados Unidos. En las semanas transcurridas desde que el gobierno comenzó a exigir pruebas frecuentes y negativas a todos los trabajadores italianos no vacunados, las farmacias han procesado hasta un millón de pruebas rápidas al día.
“La perspectiva de más pruebas rápidas para los viajeros que van a Estados Unidos no es un problema para las farmacias de aquí”, dijo Marco Cossolo, presidente de la mayor asociación de farmacias privadas de Italia, Federfarma.
Corea del Sur cuenta con la capacidad de administrar una media diaria de 68.000 pruebas PCR en noviembre, según Seung-ho Choi, subdirector de comunicación de riesgos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Corea. Los resultados casi siempre se obtienen en 24 horas, dijo, aunque los viajeros que toman vuelos a primera hora de la mañana, cuando las clínicas están cerradas, pueden tener que buscar hospitales que hagan las pruebas.
El Reino Unido es uno de los países que han exigido en fechas recientes la realización de pruebas a los viajeros que llegan a su país en un plazo de uno o dos días después del arribo. Randox Laboratories, una empresa británica que suministra pruebas COVID-19 para viajes, dijo el jueves que desde que se anunciaron los cambios para los viajeros que entran al Reino Unido el pasado fin de semana, había aumentado la capacidad de pruebas PCR hasta su pico pandémico de 180.000 pruebas al día.
Esto también ayudará a procesar las pruebas de quienes viajan a Estados Unidos, señaló la empresa.
Para los europeos con vínculos a Estados Unidos, las nuevas reglas son solo el último comodín inesperado en una vida ya en flujo constante.
“¡Qué pesadilla, basta!”, dijo Alice Volpi, de 28 años, al enterarse de las nuevas inminentes estadounidenses.
Volpi, una italiana que estaba viviendo en Nueva York al inicio de la pandemia, recordó que no pudo volver a su casa en Italia durante varios meses debido a las restricciones de su país. Cuando al fin logró ir, las restricciones a los viajes de Estados Unidos no la dejaron volver a ver a su novio en Nueva York.
“Lo más frustrante es que nunca puedes hacer planes con más de una semana de anticipación porque todo puede cambiar día a día”, comentó Voltio quien comentó que insistía en sus planes de visitar a su novio para Navidad. “Eso no me deja estar tranquila”.
Para algunos estadounidenses que viven en el extranjero y que temen que las fronteras vuelvan a cerrarse si la variante ómicron resulta ser una amenaza letal, la solución es adelantar sus plazos de viaje. Los requisitos de las pruebas son estresantes, dijeron, pero no tanto como la posibilidad de que el gobierno de Biden acabe suspendiendo las rutas de viaje por completo.
“Eso es lo que más me preocupa: no poder ver a mi familia”, dijo Sarah Little, de 25 años, quien se mudó de Nueva York a Londres en septiembre para estudiar. En un principio había planeado viajar a su casa cerca de la fecha de Navidad, no obstante ahora está tratando de reservar un vuelo a principios de la próxima semana.
“Sería devastador no poder volver a casa”, dijo Little.
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