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Jue. Nov 21st, 2024
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Pablo Acuña se caracteriza por ser un hombre alegre, a pesar de sus limitaciones.

 

Pablo AcuñaCaracol

Muchas personas podrían asegurar que su papá es ‘el mejor papá del mundo’. Sin embargo, Pablo Acuña, un hombre paraguayo sin brazos ni piernas que sacó adelante a sus dos hijas, prácticamente por sí solo, es más que merecedor de ese título.

Pablo, de 60 años, pasa sus días en una carretilla de madera, pues en el momento de su nacimiento sus extremidades no lograron desarrollarse.

Ha criado a sus hijas únicamente junto a doña Ignacia, su madre, de 90 años, debido a que su expareja lo abandonó hace varias décadas.

“Cuando yo tenía cuatro meses mi mamá nos abandonó. Ahora tengo 26 años y mi hermana mayor 29. Mi papá y mi abuela se encargaron de nosotras”, contó Élida, una de las hijas de Pablo, al medio local ‘Crónica’.

Foto: Diario de Morelos

Élida también comentó que su papá no puede moverse solo y depende de alguien más “hasta para ir al baño”. No obstante, puede atender al celular y manejar el control del televisor con su nariz.

A pesar de sus limitaciones y de que depende de otras personas en su día a día, Pablo se ha destacado por siempre ser una persona alegre y llevar a cabo su paternidad con esmero.

“Mi papá es mi mundo. Él es mi amigo, confidente y es el mejor papá del mundo. Por eso dejé mi vida en Argentina y vine a quedarme. Para poder cuidarle, porque mi abuela ya no puede hacerlo porque ya está viejita”, dijo Élida.

Su buen humor hace que este hombre se conserve sano, pues su hija dijo que no toma ningún medicamento. Además, es el más alegre de sus seis hermanos.

Foto: Celebrety Land

“Nunca vi a mi papá triste (…) Siempre está alegre y me da consejos muy sabios, pese a que nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro”, afirmó su hija.

Pablo lleva varios años inspirando a la gente con su historia y, aunque está agradecido con los que lo rodean y se considera una persona afortunada, hay un sueño que no ha podido cumplir: comprar su propia casa.

“Nosotros vivimos en alquiler, la dueña de la casa donde vivimos nos quiere vender, el precio es de 95 millones de guaraníes (unos 52 millones de pesos colombianos). Lo que nos faltan en este momento son 8 millones (4,4 millones de pesos) para hacer realidad su sueño”, puntualizó Élida.

Parece poco, pero es muchísimo dinero cuando uno no tiene. Además ahora yo ya no trabajo, él tiene un sueldo que cobra cada dos meses, pero solo sirve para comer”, agregó.


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