Soli Deo Gloria – Solo a Dios la Gloria (Solamente se le debe dar la Gloria a Dios en la Salvación de los pecadores)
La Reforma recupero la enseñanza bíblica de la soberanía de Dios sobre todos los aspectos de la vida del creyente. Toda la vida deberá ser vivida para la gloria de Dios. Como pregunta el Catecismo Menor de Westminster, “¿Cuál es el fin principal del hombre? El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de Él para siempre.” Este gran y apasionado propósito fue enfatizado por aquellos en el Siglo 16 y 17 que buscaban reformar a la iglesia de acuerdo a la Palabra de Dios. En contraste a la división monástica de vida de lo sagrado contra lo secular perpetuado por la Iglesia Romana, los reformadores vieron que toda la vida debe ser vivida bajo el Señorío de Cristo. Cada actividad del cristiano ha de ser santificado para la gloria de Dios.
La Escritura dice:
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios… Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén. … y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. … Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento,… a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. … diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. … Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” (1 Corintios 10:31; 1 Pedro 4:11; Apocalipsis 1:6; 2 Pedro 3:1; Efesios 3:21; Apocalipsis 7:12; Romanos 11:36)
Este lema define la esencia de la adoración a Dios. Una de los grandes logros protestantes fue rescatar la adoración espiritual de la contaminación ritual, idolátrica y supersticiosa en que se encontraba. Más tarde, el movimiento Puritano termino de purificar lo que aun restaba. Los puritanos fueron llamados así por su protesta contra la conservación de rituales Romanistas en la iglesia de Inglaterra (Anglicana) y por que reclamaban una adoración más pura para Dios. En esencia la adoración debe tener a Dios como el centro. Toda adición no sancionada por la Escritura fue desechada por los verdaderos protestantes. El entretenimiento así como el gusto y la complacencia personal no tienen lugar en la adoración a Dios.
Hoy día la protesta no es contra los poderes estatales que querían detener la Reforma. La protesta hoy debe ser contra la tolerancia de las iglesias Protestantes contemporáneas ante la degradación del Cristianismo Bíblico. Y esa degradación ha venido en la medida en que los principios expresados en las cinco Solas han sido violados.
Cuando en la iglesia la autoridad bíblica se ha perdido, Cristo se ha desplazado, el evangelio se ha distorsionado, o la fe se ha pervertido, siempre ha sido por una razón: nuestros intereses han desplazado los intereses de Dios y entonces hacemos su trabajo según nuestros intereses y como nos plazca. La pérdida de la centralidad de Dios en la vida de la iglesia de hoy es un hecho común y lamentable. Esta pérdida es la que nos permite transformar adoración en entretenimiento, la predicación del evangelio en mercadeo, fe y creencia en técnicas, ser bueno en sentirse bueno y sentir bien, y fidelidad en éxito o sentimientos de haber obtenido santidad. Como resultado de esto, Dios, Cristo y la Biblia comienzan a tener poco significado para nosotros y no tienen influencia sobre nuestras vidas.
Dios no existe para satisfacer ambiciones humanas, deseos y apetitos de consumidores o nuestros intereses espirituales privados. Debemos enfocarnos en Dios en nuestra adoración, en lugar de buscar en la adoración la satisfacción de nuestras necesidades personales. Dios es soberano en adoración; nosotros no lo somos. Nuestra preocupación absoluta debe ser por el reino y la gloria de Dios, no por nuestros imperios, popularidad o éxito.
Reafirmamos que debido a que la salvación viene de Dios y ha sido obtenida por Dios, ésta es para la gloria de Dios y que debemos glorificarlo a Él siempre. Debemos vivir nuestra vida completa en Santidad y Piedad en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y solamente para su gloria.
Negamos que nosotros podemos propiamente glorificar a Dios si nuestra adoración es confundida con entretenimiento, si descuidamos la LEY o el EVANGELIO en la predicación, o si auto-superación, auto-estima o satisfacción propia se han convertido en alternativas para el evangelio, entonces hemos dejado de dar solo la Gloria a Dios.
Resumen y reflexión:
La fidelidad de la iglesia cristiana en épocas pasadas tiene un contraste prominente con la infidelidad de la iglesia del presente. Quizá la iglesia Protestante debe volver a analizar los postulados básicos de sus inicios: Solamente la Biblia, Solamente la Gracia, Solamente la Fe, Solamente Cristo y Solo a Dios toda la Gloria.
Hoy se ha dejado de lado las enseñanzas fundamentales de la Biblia, y las personas no entienden los sencillos pasos de la salvación que es un regalo de Dios por gracia, creyendo en Cristo por la Fe. Cuantos han dejado de lado a Cristo de lado colocando otros asuntos en el centro de su religión y vida. Y finalmente la mayoría de la gente busca su propia gloria antes que la de Dios. Basta ver unos minutos un canal de TV “evangélico” para ver cuán lejos están las iglesias de los postulados presentados por Martín Lutero.
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