La Municipalidad busca reducir su nómina, de acuerdo al presupuesto – Los empleados denuncian abusos políticos

Playas, el único balneario que le resta a Guayas, cambió de alcalde, aunque no de partido. Michel Achi, le cedió el puesto a Miriam Lucas en mayo de este año tras perder el respaldo de su partido, Alianza PAIS (AP), para reelegirse.

Lucas, una mujer de verbo duro y citas del ‘Che’ Guevara, ha despedido “unos 45 trabajadores”, en menos de tres meses, según sus cálculos.

Pero la imprecisión en la cifra varía. Extrabajadores consultados por este Diario calculan las separaciones laborales entre 85 y 150.

La mayoría de los trabajadores prefieren mantener sus nombres bajo reserva. Dicen haber sido presionados para firmar cartas de renuncia, haber sido impedidos de ingresar al Municipio, no haber sido recibidos por la alcaldesa para que se les explique la situación, y que los motivos de sus despidos son políticos.

Lucas, entrevistada por EXPRESO, niega todas estas acusaciones. Asegura que el único motivo es financiero, aunque tras los despidos hayan existido nuevas y numerosas contrataciones. Lucas recibió un municipio que invertía casi el 90 % de su presupuesto en burocracia, su propuesta es bajar esa cifra al 60 %.

“Tenemos un exceso de personal. Para mí lo importante es hacer obras”, dice Lucas, quien acusa a la anterior administración de haber dejado empleados enrolados y sin funciones.

Una de las pocas empleadas municipales despedidas que acepta ser citada como fuente es Leydi Cellán, quien se desempeñaba como jefa de Salubridad desde que ganase el primer concurso de oposición y méritos en Playas, en 2012.

Cellán se ha convertido, en la última semana, en una especie de ‘líder silencioso’. Ha motivado a sus compañeros a no firmar renuncias y esta semana pretende iniciar un juicio ante autoridades administrativas.

Este equipo periodístico visitó a los trabajadores despedidos la semana pasada, muchos de ellos continúan ejerciendo sus funciones al interior de la descuidada sede municipal, donde las paredes lucen despintadas y los techos tienen hueco al pie del despacho principal. No abandonan sus puestos, a pesar de que ya no son remunerados porque sienten que no han sido legalmente despedidos. Pero no pueden marcar su entrada y salida laboral. Todos aseguran que se trata de un cambio de bandos políticos, puertas adentro. Mientras ellos salen, otros entran.

“Lógicamente que sí”, responde Lucas. “Porque debo de entrar con la gente de mi confianza, sino ¿cómo yo sola voy a manejar? Eso es indiscutible y eso es en todas partes”, sostiene.

FUENTE EL EXPRESO