

Argentina vuelve a poner en duda el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. El gobierno de Cristina Fernández tensa su relación con Brasil y complica la negociación entre los dos bloques.
En un escenario de idas y vueltas diplomáticas se sostiene ahora que Argentina vuelve a trabar un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE).
El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, había dicho a principios del mes pasado que «Argentina está haciendo un enorme esfuerzo. Así que es un mito decir que existe un atraso por causa de Argentina o de otro país. Es un esfuerzo técnico muy complejo y que está en su última fase», había señalado
«Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, tuvieron un extraordinario proceso interno de preparación de la oferta conjunta», comentó el ministro ante una comisión del Congreso donde detalló la política exterior del país. Venezuela, que es parte del Mercosur, no participa de la negociación.
Sin embargo ahora, el delicado equilibrio que parecía haberse alcanzado para formular la propuesta al bloque europeo tendría nuevos cortocircuitos. Según consignó ayer el diario brasileño Folha de San Pablo, comunicaciones internas que se le atribuyen a Itamaraty (cancillería brasileña) y que fueron filtradas por hackers señalan que la relación entre Brasil y Argentina está en un mal momento, aunque la información no tuvo confirmación por parte del gobierno norteño.
El diario señaló que la última reunión que se produjo entre representantes de los dos bloques regionales en Bruselas (Bélgica) en marzo finalizó sin avances, a causa de la falta de ambición de la propuesta elevada por el Mercosur. Y ese impasse en el diálogo produjo un desencuentro entre los representantes diplomáticos de ambos países.
Ante esa falta de ambición en la oferta, es que Brasil sostiene que ya tiene un «plan B». Ese nuevo plan, que contaría con el aval de los gobiernos de Uruguay y Paraguay incluiría un cronograma de apertura comercial diferente para cada país del Mercosur.
Esa flexibilidad le permitiría al gobierno de Cristina Fernández ser más proteccionistas que sus socios regionales. Pero Argentina ya habría rechazado esa proposición al entender que un ritmo diferenciado de apertura comercial dentro del Mercosur es incompatible con el proceso de profundización de la integración dentro del bloque.
Figueiredo había dicho en mayo que el Mercosur y la Unión Europea trabajaban para presentar una oferta que desgrave el 90% del comercio entre ambas regiones. Sin embargo, ya había versiones de prensa que señalaban que la propuesta presentada era menor y llegaba hasta el 85%.
Folha señaló que el principal temor que tiene el gobierno argentino es ser desplazado comercialmente del mercado brasileño ante la llegada de productos más competitivos desde Europa. En marzo, los europeos salieron disconformes con el alcance de la oferta del Mercosur. Esa propuesta contaría con un período de gracia para la reducción de las tarifas de importación, algo que fue valorado negativamente por los negociadores de la UE.
Argentina insiste en ese plazo de gracia que para el gobierno debe ser de siete años para comenzar a reducir los aranceles de importación de algunos productos. El libre comercio entre ambos bloques llegaría recién a los 15 años, según la intención de Argentina.
El intercambio de ofertas estaba previsto para diciembre de 2013, pero la UE pidió postergarlo para enero de 2014. En enero, los europeos pidieron al Mercosur que clarificara qué países del bloque estaban participando de la negociación.
En una visita a Uruguay en mayo, Figueiredo señaló a la prensa que la preparación de la oferta a la UE se encontraba en su etapa final y seguramente se produciría en algunas semanas. Ahora, con el nuevo trancazo de Argentina, esta opción parece poco probable.
Cuatro años de diálogo
Tras una suspensión de seis años, la Unión Europea (UE) y el Mercosur retomaron en 2010 las negociaciones para cerrar un acuerdo de libre comercio entre ambos bloques. Las medidas proteccionistas adoptadas por el gobierno argentino de defender su industria local y frenar las importaciones -denunciadas por Estados Unidos y la UE ante la Organización Mundial del Comercio (OMC)- y la suspensión temporal de Paraguay del bloque en 2012 por la destitución del entonces presidente Fernando Lugo atrasaron las conversaciones.
Fuente El Pais
