Buques vacíos con la comida servida y naves con su tripulación congelada dentro conforman parte de las leyendas que surcan los mares y océanos del mundo. Chile también cuenta con un fascinante caso
El caso más famoso tal vez sea el del “Mary Celeste”, un bergantín de 31 metros de eslora y 282 toneladas de peso que en diciembre de 1872 fue hallado viajando a toda vela por el Océano Atlántico rumbo a Gibraltar. A pesar de que la comida estaba servida y los botes salvavidas en su lugar, la tripulación había desaparecido en forma inexplicable. Una de las teorías para justificar la escena es que un grupo de piratas abordó el “Mary Celeste” y se llevó consigo a sus tripulantes, aunque otros deslizan la hipótesis de que una misteriosa criatura marina pudo haber sido la culpable de todo. Mientras que una tercera versión asegura que se trató de un simple motín.
La historia del “Flying Dutchman (El Holandés Errante)” es una de las más célebres y tal vez más antiguas leyendas del mar, ya que circula desde hace al menos 500 años. La embarcación partió de Ámsterdam con destino a las Indias Orientales, pero frente a una peligrosa tormenta cerca del Cabo de Buena Esperanza, en el extremo sur de África, su capitán Van der Decken decidió seguir adelante y para eso mató a su primer oficial, quien se le oponía. No obstante todos los esfuerzos, el buque finalmente se hundió en una tormenta y desde ese momento algunos pescadores y marineros aseguran haberlo visto en diversos puntos del planeta.
Otro ejemplo de barco fantasma muy renombrado es el de la goleta de tres palos “Lady Lovibond”. La nave británica zarpó en febrero de 1748 con rumbo a la ciudad portuguesa de Oporto, pero una cuestión de celos por una mujer entre el primer oficial y el capitán desembocó en que este último llevara en forma intencional al buque hacia los bancos de arena Goodwin, cerca de Kant, en la costa sudeste de Inglaterra, donde chocó y se hundió. La leyenda afirma que la embarcación aún puede ser vista en las cercanías de aquel lugar cada medio siglo, y en los años 1798, 1848 y 1998 se documentaron varios testimonios de su avistamiento.
Un clásico relato de navío fantasma es el de “Octavius”, que volvía desde Oriente hacia Inglaterra a través del Paso del Noroeste, donde quedó atrapado por el hielo. La historia cuenta que en 1775 un ballenero llamado “The Herald” se cruzó con él flotando sin destino preciso frente a las costas de Groenlandia. Los marineros del “Herald” subieron al buque perdido, pero allí se encontraron con una gran sorpresa: los cuerpos de sus colegas y los pasajeros congelados por el frío del Ártico. En igual forma fue hallado el capitán, quien a su lado tenía la bitácora cuyo último registro era de 1762. Algo por lo cual se supone que el buque realizó parte de su travesía con el status de “barco fantasma”.
Sin embargo, el denominado “barco fantasma del Ártico” es el “SS Baychimo”: un carguero británico de 1.300 toneladas que tenía su base en la ciudad canadiense de Vancouver y estaba revestido de acero, justamente para evitar inconvenientes durante sus viajes a través del frío polar. Lanzado al mar a principios de la década de 1920, quedó atrapado en el hielo cerca de Alaska en 1931 y su tripulación fue sacada de la nave por seguridad. Pero ya sin marineros a bordo el barco logró “liberarse” y se mantuvo a flote por lo siguientes 38 años. Varias veces fue visto sin rumbo por parte de esquimales y otras embarcaciones, y la última ocasión fue en 1969, otra vez atrapado en las heladas masas de Alaska. Fue abordado en numerosas oportunidades pero las condiciones climáticas impidieron rescatarlo, tras lo cual se cree que se hundió.
América Latina también cuenta con su barco fantasma célebre a nivel mundial. Se trata del “Caleuche”, un buque que según la leyenda se aparece todas las noches cerca de la isla de Chiloé, en la región centro-sur de Chile. Al parecer la embarcación se lleva consigo las almas de todas las personas que han muerto ahogadas en esa zona, y quienes aseguran haberlo visto dicen que se escucha música y gente riéndose desde la nave. Aunque al rato desaparece o se sumerge en el agua.
Los misterios más recientes
Si bien los principales casos de barcos fantasmagóricos se remontan a siglos pasados, también hay otros ejemplos muchos más recientes que aún llenan de asombro a quienes las escuchan.
Una de estas historias es la del pesquero japonés “Ryon-Un Maru”, que a principios de abril de 2012 fue hundido por el guardacostas estadounidense “Anacapa” luego de haber navegado a la deriva por el Océano Pacífico durante más de un año como consecuencia del sismo y tsunami que afectó a Japón.
El camaronero, de 164 pies de eslora, llevaba a bordo unos 2.000 galones de combustible diesel e iba a ser desguazado cuando la catástrofe natural de Japón cambió para su destino.
La más reciente historia fantasmagórica es la del crucero ruso “Lyubov Orlova”. Construido en 1976, durante más de tres décadas fue utilizado para expediciones por los océanos Ártico y Antártico, hasta que el 27 de noviembre de 2006 quedó atrapado por los hielos en Deception Island, en la Antártida, y tuvo que ser remolcado por otra embarcación hasta que pudo volver a navegar por sí mismo a la altura de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina.
Pero en el año 2010 fue abandonado por sus dueños en el puerto de St. Johns, en la provincia canadiense de Terranova, y se vendió para ser desguazado por alrededor de 700.000 euros (casi 955.000 dólares). Pero el buque que lo trasladaba hasta República Dominicana perdió contacto con él y la nave quedó flotando a la deriva, hasta que otro remolcador lo llevó hasta “aguas seguras” canadienses. No obstante, las corrientes marinas lo arrastraron hacia las islas británicas. Fue visto por última vez en abril de 2013, y la sospecha es que en su interior transporta ratas caníbales.
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