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La Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), la Asociación de Pastores Evangélicos del Paraguay (APEP) y la Asociación de Iglesias Evangélicas del Paraguay (ASIEP), se dirigen a la opinión Pública Nacional e Internacional para expresar su opinión y petición a la 44° Asamblea General de la OEA, que se reunirá en Asunción, del 3 al 5 de junio próximo, con el lema “Desarrollo con Inclusión Social”, y manifiestan:

1. Saludamos y damos la bienvenida a todas las delegaciones oficiales de los Estados miembros y organizadores de este gran evento continental y deseamos se llegue a conclusiones que dignifiquen al ser humano perfectible, hombres y mujeres, necesitados permanentemente de motivaciones enaltecedoras, arraigadas en el amor, en la justicia y en la verdad. Para ello, será necesario superar todas aquellas ideologías que puedan denigrar la dignidad de las personas.

2. Solicitamos se incluya a la Familia como núcleo fundamental de la sociedad, con sus derechos y obligaciones, y punto de partida y llegada del desarrollo de nuestros pueblos.

3. Defendemos y solicitamos preservar el Matrimonio compuesto por un hombre y una mujer como el único aprobado por Dios, que con los hijos nacidos de esa unión conforma la Familia, amparada taxativamente por nuestra Constitución Nacional (Art. 49). La humanidad no puede existir sin la Familia así concebida. Consideramos que esta ley natural debe ser respetada siempre.

4. La situación actual de la familia es crítica, no sólo en Paraguay, sino en toda América y el mundo. Es imperiosa una reflexión profunda sobre sus valores y principios, su identidad y su misión, si pretendemos estar acorde a las exigencias del mundo moderno. Siendo la Familia la célula base fundamental de toda Sociedad Humana, es necesario que se mantenga sana y bien constituida para que su proyección social sea benéfica y transformadora.

5. Sus componentes principales, el hombre y la mujer, fueron creados diferentes en modalidad de ser y actuar, pero ante su Creador gozan de una misma dignidad: son Hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza; por lo tanto, han de complementarse en el marco del respeto mutuo al igual que en la recíproca responsabilidad paternal y maternal por los hijos y el hogar. La indiferencia y la violencia doméstica, que hoy abundan en tantos hogares, debe ser combatida eficazmente a través del amor sincero profesado por los cónyuges, para así lograr el marco de paz, armonía y concordia.

6. Exigimos claramente el respeto al derecho a la vida desde su misma concepción en el vientre materno hasta la muerte natural.

Pondremos todo nuestro empeño por defender la vida, en todos los estrados judiciales y legales, como así también los valores éticos y morales, incluyendo el medio ambiente, como una responsabilidad fundamental. Todas las acciones violentas, como secuestros, torturas, etc., deben ser superadas corrigiendo las causas que las originan y perturban a la Familia.

Las leyes de las naciones, las Constituciones de cada pueblo, deben favorecer expresamente a la Familia, si se pretende un desarrollo en todos los aspectos: social, cultural, económico y espiritual.

7. Por estas y otras razones, no se debería soslayar a la Familia como institución, en el marco de reflexiones de la Organización de Estados Americanos (OEA), que busca precisamente la unidad de los pueblos en la diversidad, como una gran familia de naciones.

8. Esperamos se adopten medidas que permitan mitigar la situación de pobreza y de inequidad en que se encuentran muchos hombres y mujeres, así como tantos niños, jóvenes y ancianos del continente. Todos, los niños y jóvenes especialmente, han de tener acceso a una educación de calidad, salud gratuita, vivienda, empleos dignos, desarrollo pleno de sus capacidades y oportunidades para el ejercicio efectivo de sus derechos y deberes ciudadanos.

9. “La Familia es uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y es patrimonio de la humanidad entera” (Documento de Aparecida, Nº 432). Ella se merece que los Estados y la OEA fortalezcan y salvaguarden su integridad, para que nuestros pueblos tengan vida digna en abundancia.

Asunción, 29 de mayo de 2014

 

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