Educar a un hijo no es una tarea fácil. Pero hay indicios que nos advierten que estamos en el mal camino.
-Abusa de los berrinches. Ya sean en público o en el hogar, los enojos desmedidos son una clara señal de un niño demasiado mimado.
-Nunca está satisfecho. Los niños demasiado consentidos siempre querrán más de lo que tienen. Si es de otro, mejor.
-No ayuda en las tareas del hogar. Nadie pretende que aseen toda su habitación o hagan la cena, pero luego de los primeros años debería colaborar con cosas mímimas, como guardar sus juguetes.
-Quiere controlar a los adultos. Un niño malcriado no diferencia entre el trato que merecen sus amiguitos y los mayores.
-Te avergüenza en público. No tiene límites con sus actitudes ante otros mayores. Con tal de llamar la atención, el malcriado no dudará en hacerte pasar los peores momentos.
No comparte. A partir de los 4 años, los niños deberían estar más dispuestos a compartir sus cosas con sus amigos y hermanos.
-Tienes que rogarle. Como no reconocen a la autoridad, cada pedido que les haces es un ruego. Desde terminar la tarea hasta lavarse los dientes tienen en la previa una interminable negociación.
Te ignora. A ningún niño le gusta escuchar la palabra “no”, pero no debería ignorarte cuando hablas con él.
-No juega solo. Los pedagogos consideran que a los 4 años un niño ya debe divertirse por su cuenta, aunque sea por intervalos pequeños de tiempo. Que necesite siempre de un padre o un compañero demuestra su necesidad de atención.
-Tienes que sobornarlo. No deberíamos tener que sobornar a nuestros hijos con dinero, golosinas o juguetes para que hagan las tareas diarias.
Fuente: Infobae
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