Analistas políticos opinan que es inédito, en la política del Ecuador, que varios candidatos utilicen chaleco antibalas durante la campaña electoral. Se trata de un mensaje que muestra la realidad de la historia reciente.
En las campañas electorales del Ecuador nunca se dieron escenas como las de los últimos comicios anticipados. Candidatos cubiertos por cobijas antibalas y utilizando casco. Tampoco era común que se pongan chalecos y que los rodeen más de 10 agentes de seguridad con armas cortas y largas.
La muerte del presidenciable Fernando Villavicencio Valencia, el pasado 9 de agosto, marcó un antes y después en cuanto a los sistemas de seguridad de los aspirantes al sillón de Carondelet y ahora todos han redoblado su protección. Por ejemplo, Daniel Noboa Azín utiliza el chaleco la mayor parte del tiempo mientras recorre diferentes sitios del país; incluso lo hizo durante el debate presidencial.
Lo mismo pasó con otros candidatos que participaron en la primera vuelta como Christian Zurita Ron y su compañera de fórmula, Andrea González Nader (lista 25). Ahora, lo último que confirmó el primero es que tiene previsto dejar el país por su seguridad. “Tengo que vivir con un chaleco y en las salidas abiertas con casco. Yo no espero eso para mi vida, tengo que efectivamente tomarme un tiempo para mí”, manifestó en el programa Contacto Directo de Ecuavisa.
Ecuavisa dialogó con tres analistas políticos y coinciden en que el uso del chaleco antibalas y demás dispositivos de seguridad en las elecciones anticipadas es inédito en la historia del Ecuador.
El politólogo Gustavo Gaitán asegura que el uso de chalecos, por parte de los candidatos, se da de forma cotidiana en los países afectados por el narcotráfico como Colombia, Mexico, Honduras y Guatemala, pero es parte de la cultura de protección en la mayoría de los países.
Sirve como un elemento disuasivo contra los pistoleros, francotiradores y gatilleros. No obstante, sí se han dado casos en que los sicarios han vulnerado los anillos de seguridad como ocurrió con el candidato colombiano Luis Carlos Galán, en 1989, quien fue asesinado con chaleco antibalas y en medio de 12 guardaespaldas. “Es una realidad que tendrán que adoptar muchos funcionarios públicos, jueces, policías (a futuro). Y no solo será en protecciones corporales para frenar disparos de bala sino también en inteligencia, entrenamientos, simulacros”.
Eso también se traslada a los familiares como ocurrió, la mañana del lunes, cuando los parientes de Villavicencio acudieron a la Fiscalía para rendir versiones bajo estrictas medidas de seguridad.
Lo mismo pasó con la madre del candidato asesinado, Gloria Valencia, quien sufragó el pasado 20 de agosto en medio de un estricto operativo de seguridad y resguardo policial.
Y ante las críticas que se generaron por la muerte de Villavicencio, el comandante de la Policía Nacional, general Fausto Salinas Samaniego, manifestó que se reforzaron las seguridades de lo binomios. “Cada jefe de seguridad recibió instrucciones para hacer coordinación de los horarios de llegada y salida con el personal que está en cada uno de los recintos y en algunos de los traslados”, dijo en una rueda de prensa del 16 de agosto.
Otros aspirantes a la Presidencia de la República como Otto Sonnenholzner Sper, en cambio, no aceptaron custodia del Estado y prefirieron moverse con un equipo privado de guardaespaldas armados. Lo mismo hace Daniel Noboa Azín, cuyo equipo de seguridad le recomendó utilizar chaleco antibalas y así se moviliza en la segunda vuelta electoral.
Un mensaje de violencia
El excatedrático de la Universidad Central Julio Echeverría opinó que la ola de inseguridad y el narcotráfico penetró en la política y los resultados saltan a la vista con lo que ha sucedido. “Ecuador atraviesa por una situación completa, pues se convirtió en una plataforma para la salida de cocaína que se produce en Colombia y Perú. Por lo tanto, el país está en fuegos cruzados de intereses de distintas mafias, particularmente mexicanas y también europeas”.
A esto se suma que hay un desmantelamiento de las estructuras de seguridad del Estado, lo cual contaminó al sistema penitenciario y conecta a las mafias transnacionales con bandas locales. Considera que la violencia en la política es un fenómeno temporal en su gravedad, pero seguirá presente en la vida política del país.
Espera que no se repita un acontecimiento tan grave como la muerte de Villavicencio. “Las estructuras de la narcopolítica han permeado en distintos ámbitos del quehacer institucional del país. Por ejemplo, desde el microtráfico, vacunas hasta la penetración en la administración de justicia o si se ha dado en otros ámbitos”.
El analista político Daniel Crespo afirma que, a lo largo de la historia política del Ecuador, se han dado hechos de violencia pero han sido en escala distinta a lo que se ha vivido en los últimos dos años. Por ejemplo, la muerte de Abdón Calderón Muñoz o la del mismo Gabriel García Moreno, pero esos eventos no respondieron a un estado de violencia generalizada como el actual. “No hemos vivido hechos similares a los de México, Colombia o América Central. No llegamos a ese punto todavía, aún se puede desmantelar a las organizaciones criminales”.
A su juicio, la imagen del chaleco antibalas proyecta un mensaje diferente a la población. “Nos está diciendo otra cosa, estamos observando, lamentablemente, una nueva realidad y marca las elecciones y la historia reciente“.
ecuavisa.com
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