
En estas horas y días se recordará el sangriento golpe fascista de Estado del coronel Banzer (21 de agosto de 1971), en representación de la colonia alemana, que significó muchos años de persecuciones políticas, asesinatos, torturas, violaciones flagrantes a los derechos humanos, exilio de miles de compatriotas, corrupción generalizada, ausencia total de libertades básicas individuales y colectivas. En definitiva, un régimen de terror y destrucción de años de la Nación, del Estado y las instituciones en general. Sin embargo, a muchos años de ese triste acontecimiento, al parecer no aprendimos de las lecciones históricas que dejaron esos hechos, sino que repetimos irresponsablemente para generar condiciones, abonados para el regreso de los fascismos más retrógrados posibles.
La desinstitucionalización y la generación de desorden y caos generalizado, es parte de las condiciones que requieren las justificaciones fascistas, para luego justificar sus retornos a los poderes del Estado. Esa irresponsabilidad de no consensuar sino acudir al desorden generalizado, con bloqueos y enfrentamientos en todos los eventos posibles, sólo favorece a las mentalidades fascistas. Así fue la justificación de Banzer, para hacerse del poder vía golpe de Estado, pues los “salvadores de la patria” necesitan acudir a expedientes sociales que requieren ser resueltos aun sea la fuerza bruta, sangrienta y total.
La irresponsabilidad de “supuestos líderes” que no tienen los mínimos esfuerzos de pensar en los demás, en la sangre de los demás, atizan y arden no sólo en sus discursos sino sobre todo en ordenar actos delincuenciales: armar camorra y bronca para buscar sangre y odio respectivo. Así pasó también durante el gobierno del general del pueblo, Torres. Sectores ultristas querían ya la revolución en sus puertas, sin consensuar ni respetar los procesos complejos de aquellos momentos. Abandonaron a Torres, convulsionando al país con bloqueos y marchas generalizadas, sólo favoreciendo las posiciones de los sectores fascistas del país.
Pues, como vemos, no aprendemos de las lecciones trágicas y dramáticas que nos deja la historia. Muertos, desaparecidos, heridos, exiliados no importan a las mentalidades del caos y del desorden generalizado, porque son mentalidades antinacionales, mentalidades anti revolucionarias. Mentalidades oportunistas que sólo ven beneficios a corto plazo, traicionando los beneficios del pueblo a largo plazo.
El desgobierno de Banzer destruyó las bases de la intelectualidad universitaria de Bolivia, postrándonos al abandono de las tareas de investigación científica, y de las tareas de generación de intelectuales. Hasta hoy no podemos recuperarnos de esa postración. Es decir, nos condenó al fracaso de toda una generación de estudiosos y especialistas. Significó también uno de los gobiernos más corruptos de nuestra historia. Hechos investigados por Marcelo Quiroga Santa Cruz, y asesinado precisamente por denunciar dichos hechos. Significó la humillación del país entero, por las políticas de Estado para la tortura, la intimidación, la persecución, las violaciones impunes a mujeres, los asaltos a instituciones para el saqueo y robo generalizado. En suma, la irresponsabilidad de ultristas dio lugar a ese gobierno de la brutalidad y el saqueo generalizado.
Pues, vemos que no aprendemos de las lecciones de la historia. No aterrizamos en la construcción de consensos sociales, políticos e ideológicos, para seguir por la senda de buscar derroteros más positivos como país, como Nación. La búsqueda de lanzarnos al abismo sigue siendo la fórmula suicida de muchos dirigentes, sin mirar al menos un poco en las circunstancias y condiciones de la coyuntura histórica.
Lamentablemente la tragedia de Banzer, y lo que eso fue para la historia del país, no nos enseñó que requerimos de estrategias a largo plazo, en la conformación de nuevas sendas de cambios; pero bajo las condiciones de consensos sociales, de pactos sociales, de alternativas nuevas ciertamente con las experiencias de otros procesos sociales anteriores. Lamentablemente siempre estamos repitiendo errores dramáticos, que sólo nos condenan al fracaso y a la condena de los más pobres, para que sean más pobres todavía.
Las nuevas generaciones tienen que estar preocupadas, quizás asombradas por los errores y hechos de los políticos que en el largo tiempo, no toman en consideración las lecciones del pasado. Los jóvenes con razón no quieren saber de la política, de las maneras cómo las estamos conduciendo. Pero tienen que mezclarse con ese barro de la realidad, pues necesitamos definitivamente participación militante, desde las construcciones con visiones actuales y novedosas, que corrijan tantos errores.
Recordar el golpe de Banzer no debe ser un discurso vacío y típicamente de hora cívica, sino un llamado de atención a la coyuntura actual. Porque seguimos repitiendo y repitiendo errores históricos, que sólo nos retrasan totalmente en la búsqueda de justicia social, de justicia económica para las inmensas mayorías que son los pobres, para las nuevas generaciones que están espantadas de tantos errores de las generaciones anteriores. Recordar el golpe fascista del coronel Banzer, debería al menos llamarnos a la reflexión: de algo debería servirnos la historia, para no repetir la tragedia y luego arrepentirnos sobre la sangre de nuevos mártires, de nuevos sacrificados irresponsablemente. En fin.
Max Murillo Mendoza
La Paz, 20 de agosto de 2023
FUENTE DE ESTA NOTICIA: https://lavozdetarija.com/2023/08/26/golpe-de-banzer-hemos-aprendido-las-lecciones/
