Justo Amaro es profesor titular de una de las tres cátedras de ginecología de la Facultad de Medicina.
Hace unos días viajó invitado a Tokio (Japón), porque es miembro de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia. Lo llevaron a recorrer cuatro hospitales con CTI neonatal. Lo que se encontró allí, en vez de mucho personal, fue un despliegue de tecnología que, según él, explica que Japón ostente la Tasa de Mortalidad Infantil (TMI) más baja del mundo. Aseguró que el equipamiento en el sector público uruguayo está 30 años atrás respecto a Japón. Además, Alonso criticó al gobierno por haberse atribuido méritos en la baja de la TMI, que pasó de 9,3 fallecimientos de menores de un año por cada mil nacidos vivos en 2012 a 8,8 en 2013.
Usted quiere hacer notar que las caídas mayores de la TMI fueron en la dictadura, el primer gobierno de Julio Sanguinetti y luego en el de Luis Lacalle. ¿Por qué?
Porque están haciendo uso político de algo que viene ocurriendo en el país hace 100 años. Si comparan los resultados de los gobiernos del Frente Amplio con los del Partido Colorado o el Partido Nacional, en el período en que menos ha bajado la mortalidad infantil es en este. Yo trabajé durante tres años en el Programa Materno-Infantil, cuando Sanguinetti era presidente. En tres años bajamos cinco puntos la tasa. Después, en el gobierno de Lacalle no trabajé en el MSP, y ahí bajaron otros cinco puntos. Ahora, desde que está el FA en el gobierno, bajó dos puntos. En los últimos 10 años es cuando menos bajó. Y es cuando, en teoría, se produjo un gasto social mucho mayor. Además, hay menos nacimientos, está el mismo personal de salud y mejores facilidades sanitarias. En mi opinión, la forma en la que están manejando los números ahora, diciendo que bajaron gracias al FA, es una falacia. Era la tendencia natural.
¿En qué consistía aquel programa en el que usted trabajó?
Se puso dinero para formar a prestadores de salud. Durante tres años hicimos talleres en todo el país para que tuvieran las aptitudes adecuadas. Este gobierno no ha hecho nada de ese tipo.
En el MSP dicen que lo que se bajó en otros períodos fue la mortalidad de los niños mayores a un mes (la posneonatal), que es la más sencilla de abatir con políticas sociales.
Por supuesto: cuanto más baja está la mortalidad infantil, más difícil es bajarla. Si te comparás con Guatemala o Brasil, fenómeno. Estamos en los mejores niveles de Latinoamérica. Pero si te mirás Suecia o Japón, de donde acabo de venir… Allí la mortalidad es 2,3.
En el MSP han argumentado que en otros países no se registran los nacimientos de todos los niños con extremo bajo peso al nacer y que por eso consiguen una mejor tasa de mortalidad, porque muchos de esos niños luego fallecen.
En Japón es poco probable. Se registra todo en forma electrónica: nace un niño y ya forma parte de los nacidos vivos, sea del peso que sea. En todos los países de Latinoamérica, según tengo entendido, se registran a todos. En la definición de la Organización Mundial de la Salud no se menciona el peso. Dice: “Se considera nacido vivo a todo aquel producto de la gestación que independientemente de la edad gestacional, dé cualquier signo de vida. Es decir, que tenga un latido, una inspiración o mueva un dedido.
¿Qué cree que debe hacer Uruguay para lograr una TMI más baja?
El apoyo social es fundamental. Por otro lado, para que te hagas una idea, el CTI del Pereira Rossell tiene más o menos 30 camas, creo que 8 médicos y 15 nurses. Acabo de venir de Japón, donde en un CTI de 30 camas tienen un médico y una nurse cada 10 camas. Y sobreviven más los niños. ¿Por qué? Porque les ponen toda la tecnología. Cada niño está conectado a 10 bombas de infusión, 10 monitores diferentes… Han sustituido la mano de obra por electrónica, que a la larga es mucho más barata.
¿Ese es el camino, entonces?
Sin duda que sí. Los CTI que yo vi en Japón hacen sobrevivir a todos los niños de 500 gramos. A todos, todos. Y por encima de los 300 gramos sobrevive el 80 %. De acuerdo a lo que acabo de ver allí, a Uruguay le falta muchísima tecnología. Sin la tecnología apropiada, no pueden hacer sobrevivir a los prematuros extremos o los que nacen con muy bajo peso. (N. de R.: En Uruguay, los de menos de 500 gramos tienen muy baja sobrevida; de hecho, el MSP ha discriminado las muertes de estos niños del total para demostrar que inciden fuertemente en la tasa final, y que sin ellos sería sensiblemente más baja).
¿Hay algún otro país que esté al nivel de Japón en este sentido?
Japón tiene la tasa más baja del mundo. Otros con baja mortalidad son Suecia, Finlandia, Alemania, Holanda, Inglaterra.
¿En qué plazo se nota el efecto de una política sobre la mortalidad infantil?
Habitualmente no se nota inmediatamente. Pero, por ejemplo, al segundo año del gobierno de Sanguinetti empezó a bajar.
¿Y cree que fue gracias al programa que contó?
Estoy seguro. Ahí se visitaron todos los centros de salud, se dio educación para que desde el primero hasta el último de los empleados fueran amables con las pacientes. Eso tuvo impacto. Un dato curioso: el período en el que más bajó la tasa de mortalidad infantil fue la dictadura. Y ahí no hubo ninguna política.
¿Por qué se dio, entonces?
Por el avance de la ciencia, que ha hecho que si uno traslada tecnología y la usa en forma apropiada, se logren resultados. En el Pereira Rossell hoy no hay tecnología apropiada para controlar todos los partos de alto riesgo. Se rompen monitores, no los reponen, los ecógrafos tienen 20 años, se pide cambiarlos y no lo hacen. Para nosotros es mucho más difícil monitorear la salud del feto sin el equipamiento adecuado. El del hospital es obsoleto y si lo mandás a arreglar, no vuelve.
¿Cuál es el atraso del equipamiento, si pudiera medirlo en años, respecto a Japón?
Treinta años. Y si te ponés a pensar, no es tanta plata. Con un avión de Pluna podrían haber equipado perfectamente la maternidad del Pereira Rossell con tecnología apropiada para aggiornarnos a lo que deberíamos tener hoy.
¿Hay una diferencia entre el sector público y el privado?
Notoria. Pero en general, si hay algún problema en el CTI del sector público, pasan al niño al privado, siempre que haya lugar. Tampoco tenemos un sistema apropiado de coordinación. En Tokio tienen una central de derivación que manejan ¿sabés quiénes? Los bomberos. En vez de 911, tienen un 119. Llamás y te atienden en una central que es un piso entero. Allí deciden si van los bomberos, la policía o un paramédico, de acuerdo al tipo de emergencia que sea y la velocidad con la que deban estar. Acá lo que tenemos es una supuesta coordinadora a la que vos llamás y tiene que estar llamando por teléfono a ver si consigue algún lugar.
PERFIL
Justo Alonso
ginecólogo, profesor grado cinco en el pereira rossell
votante del partido nacional
Es profesor titular de ginecología y obstetricia en el Pereira Rossell. También trabaja en el Centro de Diagnóstico Prenatal. Es miembro del comité ejecutivo de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia.
El Observador
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