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Sáb. Nov 23rd, 2024
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Mary Luz Andía clasificó a París 2024 (Facebook)

Mary Luz Andía clasificó a París 2024 (Facebook)

Con solo 22 años encima, Mary Luz Andía ya ha pasado por momentos sumamente complicados en su carrera como si fuera una veterana de guerra. Padeció un bajón emocional bastante grande que casi le hace abandonar sus sueños e incluso llegó a ver la muerte de cerca, pero la vida la preparó para luchar contra todo. Y ahora, después de superar todos sus tormentos, logró ver la luz en medio de tanta oscuridad: clasificó una vez más a los Juegos Olímpicos.

Desde pequeña, tuvo que lidiar con un sinfín de obstáculos. A la medida que crecía, se le presentaban muchos más. Pero, afortunadamente, la marchista peruana se mantuvo firme todo el tiempo. En los últimos años tambaleó, pero logró recomponerse contra todo pronóstico y levantarse de una caída de la que muy pocos pueden levantarse.

En una entrevista exclusiva con Infobae Perú, Mary Luz hace un repaso de todos los contratiempos que sufrió en el camino para convertirse en una madre olímpica. Con una hija de 10 meses como mayor motivación, ella desafió al tiempo y no tardó en conseguir su revancha en París 2024, donde anhela llegar al podio.

 

– ¿Cómo iniciaste tu aventura deportiva?

Bueno, yo inicié a los 14 años en un colegio. Soy de la provincia de Espinar, del departamento de Cusco. Ahí hay un profesor de educación física, que descubre mi talento y me abre las puertas del Instituto Peruano del Deporte. Yo no tenía ni idea de que existía. Y así inicié, desde una provincia y después ya vine al departamento de Arequipa para internarme en el Centro de Alto Rendimiento y empezar mi carrera deportiva en el alto nivel.

 

– ¿Por qué escogiste la marcha atlética entre tantas disciplinas del atletismo?

Porque la primera vez que yo fui al estadio, lo que me enseñaron fue la marcha atlética y desde un inicio fui buena. Tenía buena técnica y potencia. Como runner en carreras de calle también era buena, pero sentía más atracción por la marcha atlética, porque no muchos lo practicaban y eso me gustaba para luego yo poder lograr que un futuro tenga mayor reconocimiento. Entonces, siempre tuve una conexión especial con esa prueba.

Mary Luz Andía es una de las grandes representantes de Perú en la marcha atlética (Facebook)

Mary Luz Andía es una de las grandes representantes de Perú en la marcha atlética (Facebook)

– ¿No es la disciplina más dolorosa?

Sí, pero igual preferí esto. Creo que todo es entrenamiento. No se trata de acostumbrarse al dolor, tienes que crear la capacidad en tu corazón, agrandarlo para que tengas más oxígeno y más fuerza también en los músculos. Tienes que trabajar mucho en el gimnasio y mejorar tu capacidad aeróbica lo más que puedas, además de la técnica, que nunca la dejamos de reforzar.

– ¿Qué dificultades experimentaste en el inicio de tu carrera?

Al inicio, yo pasé malos momentos por el lado económico. No tenía el apoyo del IPD en ese entonces. Por más que tenía resultados, no percibía lo que me correspondía y tampoco tenía auspicios de las empresas. Iniciarte en el deporte es una inversión grande, el alto nivel implica mucho gasto, es caro en las zapatillas, vitaminas, la fisioterapia, médico, psicólogo… Son muchas cosas que uno tiene que invertir para ver un resultado y poder recuperar todo eso. Entonces, ese fue mi obstáculo al comienzo, ya que mis papás tampoco podían apoyarme al 100%. Ellos me daban lo que podían, pero no era suficiente. De ahí, en el 2020-2021 caí en una enfermedad psicológica, problemas emocionales después de haber clasificado a las Olimpiadas de Tokio.

– Entonces, ¿no siempre contaste con los recursos necesarios para practicar este deporte?

Se me complicó mucho cuando inicié. Unas zapatillas básicas estaban como 200 soles mínimo. Entonces, lo que yo hacía era pedirlos y pagarlos en cuotas. Tenía que aguantar hasta que la zapatilla ya no pudiera más, que se rompieran las plantillas y todo. Entonces, al principio sí fue bastante duro. Por mi parte, tampoco tenía tanta confianza con mi mamá para pedirle. Como yo estaba lejos de ella, siempre pensé primero en mis hermanos, que tal vez les hacían falta. Fueron como dos años que yo la sufrí para comprarme rehidratantes. Entrenaba solo con agua. De ahí, una vez que ya tuve medallas sudamericanas, el IPD me empezó a apoyar y cuando hice la marca para Tokio 2020 también se sumaron algunas empresas a apoyarme y entonces dejo de sufrir económicamente en el deporte. Porque así nada más, una persona que no tiene (respaldo económico), creo que sería imposible que pueda entrenar en el alto rendimiento.

(Facebook)

(Facebook)

– ¿Qué tan difícil es practicar deporte fuera de la capital?

Es muy difícil porque no llega el suficiente apoyo como en la capital, empezando por las empresas privadas. Creo que los atletas de allá tienen más sponsors que nosotros, a pesar de que ellos tengan un nivel menor que nosotros. Nos esforzamos más y por más que tengamos marca olímpica o campeonatos, no se suman las empresas como en Lima. Aquí en la provincia lamentablemente no hay mucho apoyo de sponsors, ni siquiera de parte del Gobierno Regional. No ven el futuro del deporte, más se enfocan en el fútbol. Espero que en un futuro cambie para los deportistas que vienen.

– Me hablas mucho de la importancia del apoyo de las empresas. ¿Sientes que el apoyo del IPD es insuficiente?

Es muy limitado. A veces queremos, por ejemplo, ir al campamento de Coruña o al Tour Europeo, o sea, a competencias de rutas muy rápidas donde nosotros podemos mejorar un montón, pero la federación no tiene presupuesto para eso. Ellos tienen presupuesto para las competencias federadas, como son los sudamericanos de mayores o campeonatos nacionales, que cada año se dan. Pero para ir al Challenger o competencias que son así rápidas, no hay presupuesto. Entonces, una tiene que buscar la manera de pagarse principalmente el pasaje, a través de alguna empresa que lo pueda cubrir, ya que lo que nos da el IPD solo nos alcanza para lo básico. Ahora, espero que con esta marca olímpica para París 2024, me suban al nivel que me corresponde.

– ¿Qué representa para ti el hecho de ostentar el récord sudamericano de tu categoría?

La verdad, estoy muy contenta. Es un récord sudamericano que tenía una atleta que en un momento fue la número uno del mundo. Entonces, ahí estamos, detrás de ese camino. O sea, con esas marcas ya podemos estar hablando de estar entre las 10 primeras del mundo o incluso cinco primeras del mundo.

– ¿Esperabas lograr la marca mínima para París 2024 en el último sudamericano?

Sí me lo esperaba por tanto esfuerzo y sacrificio en cada entrenamiento. Fuimos con el objetivo de hacer la marca o romper el récord. Ambos iban de la mano. Si yo hacía el récord, hacía la marca para las olimpiadas.

Mary Luz Andía tiene una hija de 10 meses (Facebook)

Mary Luz Andía tiene una hija de 10 meses (Facebook)

– ¿Qué sentiste al conseguir ambos logros?

Yo me sentí muy feliz, me puse a llorar en la meta cuando llegué, porque me acordé todo lo que había pasado y valió la pena haber experimentado tantas penurias. Después de eso fui escogida la mejor atleta del campeonato sudamericano, me dieron un trofeo y no me lo esperaba. Todo el mundo me decía “wow, eres un ejemplo a seguir”. Entonces, sí valió la pena, pero he tenido que pasar varias cosas para lograr ese récord.

– ¿Qué son esas cosas que tuviste que pasar?

Caí bastante fuerte en el tema mental. Yo sentía que no me podía recuperar. Ahí es donde yo me retiro un año, además que también tenía una lesión en la rodilla. Entonces, decidí enfocarme en mí y justo me embarazo y tengo a mi hijita. Eso me cambió la vida y gracias a ella pude volver a ser quien era antes y empezar todo de nuevo. Gracias a ella se dio el récord y todo lo demás. Además, seis meses después de que nació mi hijita, me detectaron un tumor en el cuello y tuve que operarme. Recuerdo que me sentía muy fuerte, quería ir a Coruña, al Gran Premio de Cantones, que es la ruta más rápida de marcha atlética y estaba preparada para eso. Pero sentí una molestia en el cuello, me hice revisar con el médico y me dijo que hay un tumor que está creciendo muy rápido y que me tenían que operar urgentemente. Fueron momentos muy duros para mí. Quedé internada como tres días y de ahí perdí como un mes completo sin hacer nada. Estaba desesperada por volver a competir y no podía ni atender bien a mi hija. Pero logré superarlo. Me sacaron los puntos y, aunque demoró un poco la recuperación, pude volver.

– Tienes doble mérito por conseguirlo con una hija de 10 meses, ¿cómo lograste recuperarte tan rápido, no perder el apoyo del IPD y lograr esta hazaña?

La verdad, cuando estaba embarazada, yo entrené hasta el mes ocho. Seguía entrenando, suave, pero lo hacía. No dejé al 100% el atletismo. No lo hacía público (lo del embarazo) por el hecho de que muchas personas iban a hablar, el mismo apoyo del IPD me lo podían quitar. Yo estaba lesionada, pero justamente en esa lesión llegó Emma (su bebé). Solo descansé en el último mes del embarazo y uno después del parto. Y luego ya empecé a entrenar y trotar poco a poco, obviamente haciéndome chequeos con el ginecólogo. Fue un poco complicado al inicio, porque duele el vientre. Pero tenía que recuperar mi peso, porque subí cuatro kilos más de mi peso normal. Ya había planificado todo y me enfoqué en recuperarme lo más rápido posible para poder mantener el apoyo del IPD. El haber sido subcampeona panamericana, con seis meses de embarazo, me salvaba para continuar dentro del PAD. Me daba exacto el tiempo. Además, pienso que lo que más me ayudó a recuperarme rápido fue haber sanado emocionalmente, porque estaba tan mal que incluso pensaba retirarme del deporte. Ya no podía más, pero la llegada de Emma significó el gran cambio. Ahí me di cuenta que realmente amo este deporte y quiero seguir en esto. Empecé a disfrutar más cada momento, cada entrenamiento. Y más cuando me encontraron el tumor en el cuello, imagínate. Ahí es donde yo vi realmente el valor de la vida. En cualquier momento, una persona se puede ir y en ese momento que me operaron, para el colmo, se olvidaron de ponerme el oxígeno después de la operación. Yo desperté y estaba sin oxígeno, o sea, casi me muero. Y después de pasar eso es cuando yo me siento aún más motivada para lograr mis objetivos. Me dije que nada me va a destruir, nada va a detener el sueño que yo tengo. No creo que me pase algo peor de lo que estaba pasando.

 

Mary Luz Andía y su crítica al IPD por falta de plan para madres deportistas

– La salud mental, entonces, no deja de ser importante…

La sanación emocional fue clave en mí, porque en serio estaba muy mal, no podía mejorar. Ahora sigo en recuperación y estoy demostrando que la salud mental es muy importante. Creo que muchos atletas de alto nivel no lo hablan. Algún día voy a grabar un video o hacer una charla para que normalicemos eso de la salud mental. Porque lo físico, en realidad, es lo más fácil. Uno puede entrenar y el cuerpo aguanta y tolera muchas cosas. Pero la mente es con lo que uno pelea todos los días.

– ¿Qué significó para ti el hecho de estar a punto de retirarte y poder levantarte de esa profundidad mental para clasificar a París 2024?

Fue algo bastante fuerte. Yo recién presenté a mi hija en una publicación después de que hice la marca para los Juegos Olímpicos y coloqué “yo te di la vida y tú salvaste la mía”. Cuando nació ella es donde yo recién empiezo a sanar. Me enfoco en mi hija y la verdad que siempre me da mucha tranquilidad y paz, lo cual es genial y maravilloso. Eso me salvó para seguir en este deporte. Sin ella, ya me hubiera retirado o no sé cómo estaría a estas alturas. Ahora sigo mejorando y ya estamos listos para el Mundial, pero no me presiono porque ya logré lo que estaba buscando.

– ¿Cómo lidias con ser madre y seguir triunfando en tu deporte? ¿Qué tan difícil es?

Sí se puede ser madre y estar en el alto nivel al mismo tiempo. Lo estoy demostrando. Mi rutina ha cambiado un montón, pero me gusta más. Por ejemplo, mi hijita duerme a las siete de la noche, a más tardar ocho, y se levanta temprano también, a las seis y media. Entonces, salimos juntas a las seis y media al estadio y tengo una señora que me la cuida mientras, que es la niñera de ella. Ahí en el estadio armo su carpa, como una habitación y ahí se queda hasta que termine de entrenar.

 

Mary Luz Andía y la rutina de una madre olímpica

– Tu primera participación olímpica fue en Tokio 2020, ¿qué expectativa tienes de cara a tu revancha en París 2024?

Bueno, mi meta más grande es la medalla olímpica. Yo creo que nada peor de lo que he pasado, ahora me puede pasar. Ya estoy lista y preparada para poder estar entre las cinco primeras o una medalla en las olimpiadas. Me voy a preparar bastante duro para ello. Todavía soy muy joven y tengo el tiempo suficiente para pelear por esa medalla. Entonces, si no es en París 2024 lo voy a intentar en Los Ángeles 2028 y así sucesivamente. Pero lo voy a conseguir.

– ¿Los campeonatos mundiales de Kimberly te inspiran a seguir ese mismo camino?

Claro que me inspira. Gracias a Kimberly, que rompió los límites de los peruanos, que demostró que sí podemos estar en el número uno a nivel mundial. Creo que con un poquito más de apoyo o de inversión para la preparación, vitaminas, para la recuperación… sí se puede ser potencia mundial. Ahora mismo lo somos con Kimberly, Evelyn Inga y yo, que somos un equipazo. Ahora, en las Olimpiadas vamos a estar entre las primeras y pelearemos porque una medalla se vaya a Perú.

– ¿Crees que logres ser campeona mundial algún día?

Yo creo que sí. Estoy segura que algún día voy a ser campeona del mundo. Estoy en ese camino, y con el tiempo que hice en el sudamericano, en cualquier momento puedo estar siendo la número uno del mundo. Entonces, yo creo que hay que darle tiempo al tiempo. Tengo 22 años aún.

– ¿Qué sueño esperas cumplir pronto?

A corto plazo, sueño con estar entre las cinco primeras en las Olimpiadas. Y a largo plazo, con ser campeona del mundo algún día. Y no solo ser campeona del mundo, sino también, si se puede, hacer los récords del mundo. Creo que tengo toda la fuerza de voluntad para lograrlo. Me estoy preparando físicamente y mentalmente para eso. Ya estamos un paso adelante. He pasado por cosas que los atletas de alto nivel pasan. Entonces, estoy en esa transición.


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