La escritora argentina Eva Spina lanzó un nuevo libro en el que “ilumina un camino de percepción y una manera de leer la historia familiar”. En diálogo con TN, sentenció: “Nuestros muertos están con nosotros porque la vida sigue”.
Eva Spina no le escapa a las definiciones. Mucho menos a explicar cuál es el sentir que la atraviesa desde la mañana de Reyes en la que, cono solo seis años, supo que ese día su padrino moriría.
“Lo que sucede a través mío no lo quiero titular como un don. Esto es humanidad pura. Entiendo que lo que pasa va más allá, inspirado en el gran espíritu, algo superior. Yo lo que hago es abrirme a ese espacio, que es una práctica y una filosofía de vida”, reflexionó.
La argentina, nacida en Arroyo Seco y radicada en Italia junto a su esposo y sus dos hijos, descubrió desde muy pequeña su capacidad mediúmnica. Lo hizo sin comprender que aquello que le sucedía era una percepción energética, una experiencia que la atravesó durante toda su infancia y adolescencia.
“Entenderlo me llevó más tiempo, pero las premoniciones y la capacidad de ver cosas sucedió de niña. Y el primer recuerdo es la muerte de mi padrino. Me desperté sintiendo lo que estaba por pasar un ratito después”, sostuvo Eva, que en las últimas semanas lanzó su último libro Médium, Vivir en contacto con el más allá. Una invitación a ejercitar la percepción.
Aquella mañana sintió una distancia con la sensación que le provocó emociones, imágenes difusas y una seguridad que antes no había percibido. “Nunca conté nada, siempre lo guardé como un secreto. Todo eso lo comparto en el libro”, indicó en diálogo con TN.
La escritora, que ofrece sus sesiones y cursos a través de su sitio web sentenció: “La mediumnidad es la capacidad de ser consciente de que hay algo más allá de la materia. Un médium sabe porque es consciente, percibe esa energía, ese mundo espiritual. Es poder leer esa información sensible, tanto en los espacios, las personas, los animales y en el mundo de los muertos”.
De niña también rechazaba, sin tener un porqué, a las personas que no le agradaban. El tiempo le permitió entender que su capacidad de leer y ver más allá la alejaba de esa gente.
“Mi padrino era muy joven, no tenía ni 30 años. Murió electrocutado. Recuerdo que fuimos a la habitación y yo estaba muy confundida con esa visión, con esa certeza”, sostuvo Eva.
“Esa premonición fue sensorial y esa angustia me duró hasta la adolescencia. Lo que era sensorial se transformó y empezaron a aparecerme las visiones, los sueños lúcidos, la clariaudiencia y a partir de ahí se abrió todo. La información cuando llega lo hace a través de todos esos sentidos”, agregó la mujer santafesina.
La revelación tras la muerte de su papá
Antes de la tragedia de su padrino, Eva sufrió la muerte de su papá: ella tenía tres años y medio y los recuerdos de aquel episodio eran nulos. “Los recuperé a través de la memoria, porque la energía es consciencia en distintas velocidades”, contó.
“Él fue mi faro del otro lado y por eso mi capacidad se abrió y se desarrolló tanto. Hoy tengo contactos con él que son muy clarificadores. Se presenta, lo percibo, y a mi familia le pasa lo mismo”, continuó.
Para la escritora, formada en astrología, tarot y numerología, también maestra de reiki y registros akáshicos, “la muerte es un estado de nuestro ser, pero en otro lugar”.
A la hora de percibir qué sucede después de la muerte, Eva reveló que es indispensable hablarle a los muertos para que la sensación pueda atravesar mucho más que el cuerpo; que todo se vuelva una pregunta, una curiosidad, y que la muerte no esté relacionada como el trágico final de la vida.
“¿Qué pasa después de la muerte? Siempre quiero guardarme un espacio para la sorpresa. Pero dentro de lo que los espíritus me dicen (incluso hace un tiempo hablé con una tía que me dijo cómo es estar ahí) la muerte es una disolución. Pero no que elimina y evapora, sino que expande; que te hace uno con el universo y permite entender que el ser divino habita en todo”, precisó.
“Cuando te vas a dormir y no podés cerrar los ojos sucede esa sensación de que hay alguien en la habitación. Bueno, son presencias. Lo que hacen es llamar la atención a través de formas en la que podamos mirar. Ellos no son conscientes de que a nosotros nos asustan o molestan, por eso se prende una luz o se mueve un objeto. Ellos saben que la materia es algo que observamos”, detalló Eva.
A pesar de las sesiones en las que interactúa con los duelos de otras personas y sus muertos, aseguró que vive su vida normal, aunque su sensibilidad extrema la hace experimentar situaciones en las que posee mucha energía, a tal punto de que puede ver a alguien cuando se mueve.
“Nuestros muertos están con nosotros porque la vida sigue. Porque cada alma está en el camino de regreso a casa. Algunos trascendieron el espacio de la muerte y siguen; a otros les quedan cosas. Las miran e intentan comprender a través de esa ventana. Se apegan a la casa, a una persona, o tal vez a un nieto que quieren ver crecer”, dijo Eva.
Y completó: “Yo tampoco creía en nada y acá estoy. Y a quienes no creen, porque creen en sí mismo, está bien que sea así. No siempre aporta creer en todo. Hay personas que pasarán por el mundo siendo más espirituales que otras, sin tener idea de cómo funciona todo esto”.
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