La investigación fue presentada en un Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción. Expertos argentinos que se encontraban presentes aclararon los alcances a Infobae. Por qué hace falta profundizar en nuevos datos y una mayor muestra
Las implicancias y consecuencias para nuestro organismo que tiene una infección por coronavirus todavía son estudiadas por los científicos. Esta semana, expertos europeos en reproducción aseguraron que más de tres meses después de sufrir una infección leve por COVID, los hombres tienen concentraciones más bajas de espermatozoides y menos espermatozoides que pueden nadar hasta fecundar un óvulo.
La afirmación proviene de expertos españoles que revelaron un estudio efectuado y lo presentaron esta semana en el 39º Congreso de la Sociedad Europea de Reproducción y Embriología (Eshre), que se realiza esta semana en Copenhague.
Según explicó la doctora Rocío Núñez Calonge, directora científica de un grupo de clínicas de reproducción asistida, “después de al menos cien días de haberse negativizado la prueba de la COVID en varones, no hay mejoría en el número y movilidad de los espermatozoides, a pesar de que nuevos espermatozoides se han producido durante este tiempo”.
Y agregó que ha habido estudios previos que muestran que la calidad del semen se ve afectada a corto plazo después de una infección por COVID, “pero, hasta donde sabemos, ninguno ha seguido a los hombres durante un período de tiempo más largo”.
La investigación previa a la que hace referencia la especialista es un estudio que midió en 2021 parámetros y marcadores seminales de la inflamación en pacientes que habían tenido COVID-19 y se habían curado. Observaron disminución en el recuento y la movilidad espermática y marcadores de inflamación seminal no específicos de la presencia del virus. También registraron el aumento de la fragmentación del ADN espermático y concluyeron que la recuperación de los parámetros seminales basales puede tardar aproximadamente 3 meses.
Pero dos años más tarde, en un nuevo estudio científico, ese parámetro de tiempo ya no puede asegurarse: “Asumíamos que la calidad del semen mejoraría una vez que se generaran nuevos espermatozoides, pero no es así. No sabemos cuánto tiempo puede tardar en restaurarse la calidad del semen y puede darse el caso de que el COVID cause daños permanentes, incluso en hombres que sufrieron solo una infección leve”, recalcó la embrióloga.
La doctora Núñez Calonge y sus colegas han observado que, en algunos hombres que acudían a clínicas en España para un tratamiento de reproducción asistida, la calidad del semen era peor después de la infección por COVID que antes de la infección, aunque se habían recuperado y la infección era leve. Así que decidieron investigar si el coronavirus SARS-COV-2 había influido en la bajada de calidad. Dado que se necesitan aproximadamente 70 días para crear nuevos espermatozoides, parecía apropiado evaluar la calidad del semen al menos tres meses después de la recuperación del COVID.
Igualmente, el doctor Gabriel Fiszbajn. Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR), bajó el tono de los daños a muy largo plazo por coronavirus al afirmar: “No hay evidencia que demuestre que existe un daño permanente en el semen luego de una infección leve por COVID”. Y enfatizó que el estrés, cigarrillo, drogas, alcohol, disruptores endócrinos, infecciones y distintos traumatismos, pueden alterar la calidad del semen.
Para el experto, “un estudio en el que participan 45 hombres, no puede dar conclusiones definitivas. Se necesitan estudios bien realizados y con una población mayor de individuos para sacar conclusiones válidas”.
“Los virus circulan por todo el cuerpo y pueden afectar según las características del virus a determinadas partes, más que a otras. La afectación por virus del testículo es conocida, por ejemplo las paperas, ya que puede llevar inclusive a la pérdida total de espermatozoides o en distintos grados. Esto que se vio con el COVID se había visto ya con una disminución temporaria porque no había habido estudios a más largo plazo con que compararlos”, comenzó a explicar el médico obstetra y especialista en fertilidad Sergio Pasqualini (MN 39914).
“Como dice el estudio, el ciclo para la maduración de un espermatozoide es de por lo menos 70 días. Y se comprobó que hay una disminución pasados esos 70 días. Ahora, si eso va a ser permanente, si va a seguir empeorando o si se va a recuperar, eso se puede saber solamente con el paso del tiempo y repitiendo los estudios. Pero es un hecho observacional interesante para tener en cuenta y poder sacar las conclusiones en relación al COVID, no solo a esto, sino a muchas otras cosas. Cuando se produce una afectación por virus o por lo que sea, puede ser que una persona se recupere o puede ser que no, y es lo que se trata de ver. Pero aparentemente en el testículo, cuando se produce un daño, volver a foja cero es muy difícil y siempre a algún grado persiste, pero también puede ser que esa afectación haga que la pérdida futura, en relación a cómo hubiera sido la pérdida futura sin ese virus de por medio, sea más rápida, es decir, también ahí es donde entra la personalización de cada hombre”, sostuvo el experto.
Y agregó: “Los virus, como en este caso el COVID, pueden aparentemente afectar, pero también puede no afectar. Es decir, va a depender de cada uno en qué condiciones se encuentra previo a la infección por COVID. No es lo mismo un hombre con una función testicular bárbara que otro que no la tiene. Y después, bueno, hay muchas otras cosas que pueden afectar la cantidad y calidad de espermatozoides. Los malos hábitos, o sea, el cigarrillo, el alcohol, el sedentarismo, o sea, versus los buenos hábitos, son que van a proteger y van a hacer que la afectación del tiempo sea más lenta, porque siempre con el tiempo las cosas se ponen peor. Pero los hábitos saludables, obvio que cuidan, y los no saludables pueden llegar a afectar. De nuevo, va a depender de cómo se encuentra el hombre en relación a su genética y en cuanto al momento que se lo evalúa para después volver a evaluarlo a futuro”.
Pasqualini indicó que este estudio también se puede relacionar con las mujeres. “Obviamente hace falta un seguimiento mayor y eso lo va a dar el tiempo y los trabajos que se vayan publicando, pero aparentemente lo que se puede decir al día de hoy es como que el COVID de alguna manera puede afectar a los espermatozoides. Ahora, lo importante es que en el hombre es más fácil evaluar la afectación de la gameta masculina. ¿Por qué? Porque se hace un espermograma. Pero si algo afecta al testículo, vos podés extrapolar que lo mismo puede estar pasando con los ovarios, lo cual es más difícil de evaluar. Pero también la reserva ovárica o la fertilidad femenina en las últimas décadas, así como ocurre con el hombre, ha ido disminuyendo. Entonces, si el COVID puede afectar los testículos, se puede extrapolar con justicia que seguramente esté pasando lo mismo en las mujeres”.
Y finalizó: “Ahora bien, ¿qué se puede hacer para evitar estas cosas que pueden ocurrir en forma imprevista? Porque un traumatismo testicular, una torsión de testículo, una virosis como el COVID son todas cosas no planificadas y que te pueden surgir en cualquier momento. Entonces la forma de preservar tu fertilidad futuro es la criopreservación. Y en el hombre es muy simple, congelás una muestra de semen o dos muestras de semen, es económico, es un mantenimiento que no es significativo y siempre es bueno ante la presencia de una eventualidad que pueda afectarte tu fertilidad y también por lo que se va a ir afectando siempre con el paso de los años. Y si no tuviste ningún hecho puntual que te haya afectado, por ahí si a los 60 años querés tener un hijo es mejor hacerlo con espermatozoides de tus 30. Y lo mismo ocurre en la mujer, vitrificar óvulos es la única forma de preservarlos. Y la realidad es que el éxito de la criopreservación radica en congelar buenos espermatozoides y congelar buenos óvulos. Y eso está relacionado en forma directa en primer punto con la edad. Entonces es bueno tenerlo en cuenta y aprovechar cosas como esta para concientizar a los hombres y también la criopreservación de espermatozoides es una opción válida y es una opción a considerar”.
Cuestionamientos al estudio
“Probablemente este estudio está metodológicamente mal hecho. Primero, porque son pocos hombres y segundo, porque son pocas muestras, antes y después. Existen varios estudios de los 70, que a un hombre cada dos semanas lo hacen masturbar y ven el espermograma una variabilidad espectacular respecto a la concentración de semen, muestra tras muestra. Por lo cual, si a un hombre le pedís una muestra hoy y otra dentro de dos o tres semanas, probablemente no sea igual ni trazable. Por eso hay que hacer un promedio de muestras, dos o tres antes, dos o tres al medio y dos o tres al final, para ver cómo ese promedio de la concentración de semen de esos hombres”, precisó a Infobae el doctor Fernando Neuspiller, presidente y fundador de WeFIV, centro de Medicina Reproductiva (MN 82815).
“Respecto a este estudio también habría que demostrar que hay un daño. Existen algunos estudios respecto a la menstruación, que indica cómo se les altera la menstruación a las mujeres debido a un proceso inflamatorio crónico vinculado al sistema inmunológico. Supongamos que el sistema inmunológico está afectado por una inflamación crónica debido al COVID, esa inflamación crónica no sólo va a los pulmones, sino que esa inflamación crónica afecta a todos los órganos, incluso los testículos. Esa podría ser una de las explicaciones de por qué este estudio demuestra eso, pero me tienta más decir que metodológicamente no está del todo bien”, agregó el experto.
Además de COVID, existen otros factores alteran la calidad y cantidad del semen, aseguró Neuspiller. “Eso se ve reflejado en montones de estudios que demuestran que el estilo de vida actual está perjudicando la concentración del semen de los hombres a nivel global. En todos los países vas viendo cómo de a poco se va alterando la cantidad de espermatozoides que se producen por mililitro, la calidad, la movilidad y la linealidad de los mismos. La calidad de vida tiene que ver con los contaminantes todo el tiempo que existen, tanto en la comida, los microplásticos, las hormonas, etcétera, y eso es lo que determinaría por qué va, independiente del estudio de Rocío, disminuyendo la cantidad de espermatozoides en el hombre”.
La investigación española presenta en Dinamarca, ocurrió entre febrero de 2020 y octubre de 2022. Los científicos reclutaron para el estudio a 45 hombres que asistían a seis clínicas reproductivas en distintos puntos de España. Todos tenían un diagnóstico confirmado de COVID leve y las clínicas tenían datos de análisis de muestras de semen tomadas antes de que los hombres se infectaran. Se tomó otra muestra de semen entre los días 17 y 516 después de la infección.
La edad promedio de los hombres estudiados se situó en los 31 años, y la cantidad de tiempo transcurrido entre las muestras anteriores y posteriores al coronavirus fue de 238 días. Los investigadores analizaron todas las muestras tomadas hasta 100 días después de la infección y luego analizaron un subconjunto de muestras tomadas más de 100 días después. La mitad de los hombres tenían recuentos totales de espermatozoides que eran un 57% más bajos después de la infección, en comparación con sus muestras tomadas antes de haber pasado COVID-19. No obstante, la morfología de los espermatozoides no fue significativamente diferente.
Según los resultados del estudio, se encontró una diferencia estadísticamente significativa en el volumen de semen (un 20% menos de 2,5 a 2 mililitros); la concentración de espermatozoides (un 26,5% menos de 68 a 50 millones por ml de eyaculación); el número de espermatozoides por ml (un 37,5% menos de 160 a 100 millones por mililitro de semen); la motilidad total, es decir, ser capaz de moverse (un 9,1% menos, del 49% al 45%); la movilidad activa, es decir, capaz de moverse hacia delante (un 14,6% menos, del 41% al 35%); y el número de espermatozoides vivos (un 5% menos, del 80% al 76%).
“Siempre se sugiere un tipo de estudio que no es este, este estudio es retrospectivo, o sea, lo miraron y después analizaron los resultados. Lo ideal es hacer estudios prospectivos y decir ‘ahora vamos a hacer tal cosa y después de determinado tiempo vamos a volver a mirarlo a ver si es real´. Y la muestra de 45 hombres en ciencia, sobre todo en estos temas es muy pero muy poquito. Habría que poner diez veces más, por lo menos 450″, concluyó Neuspiller.
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