50 expertos de diferentes países que rastrean cada año los indicadores del cambio climático. Qué recomiendan hacer cuanto antes para enfrentar la crisis global del cambio climático.
“Creo que llamarlo cambio climático es bastante limitante. Prefiero llamarlo el cambio de todo”, sostuvo la novelista y activista ambiental canadiense, Margaret Atwood, y es cierto en base a las pruebas científicas. El cambio climático no consiste solo en el calentamiento global del planeta Tierra como consecuencia de las actividades humanas. También se están experimentando cambios en la atmósfera, la superficie terrestre, los océanos y los mantos de hielo.
Se producen más sequías, olas de calor, fuertes lluvias e inundaciones, huracanes con mayor magnitud y frecuencia, y se desarrollan epidemias de enfermedades como el dengue en áreas donde antes no ocurrían, entre otros impactos.
Un equipo de 50 científicos de 17 países publicó días atrás un nuevo reporte que aportó las últimas evidencias sobre cuál es hoy la situación de los gases contaminantes que contribuyen al aumento de las temperaturas promedio del planeta.
El efecto invernadero es un proceso natural que hace que la Tierra sea habitable para los humanos. Sin el efecto invernadero natural, la temperatura media global sería unos 33ºC más fría, según informó el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
Sin embargo, desde el siglo XIX se han emitido cada vez más gases de efecto invernadero a la atmósfera, principalmente por la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), pero también por la agricultura, la ganadería y la tala de bosques. Las emisiones de gases por esas actividades se han sumado al efecto invernadero natural y provocaron el calentamiento global.
El grupo de 50 investigadores fue liderado por el doctor en meteorología Piers Forster, del Centro Priestley de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, que fue entrevistado por un medio argentino.
Los resultados de la investigación internacional se publicaron en la revista especializada Earth System Science Data. Encontraron que el calentamiento inducido por los seres humanos alcanzó una temperatura media de 1,14 grados centígrados en la década más reciente (entre los años 2013 y 2022) por encima de los niveles preindustriales. Esta cifra es superior a la temperatura de 1,07° registrado entre 2010 y 2019.
Significa que el calentamiento inducido por las actividades humanas está aumentando a un ritmo de más de 0,2° en cada década. Es decir, ha seguido aumentando a un “ritmo sin precedentes” desde la última gran evaluación del sistema climático que había sido publicada hace dos años por un grupo de especialistas del IPCC.
El nuevo análisis de los científicos constató que las emisiones de gases de efecto invernadero estaban “en su punto más alto”: la actividad humana provoca la liberación a la atmósfera del equivalente a 54 gigatoneladas (o miles de millones de toneladas métricas) de dióxido de carbono en promedio cada año durante la última década (2012-2021).
Detectaron que se ha producido un alejamiento positivo de la quema de carbón. Pero eso ha tenido un costo a corto plazo, ya que ha contribuido al calentamiento global al reducir la contaminación por partículas en el aire, que tiene un efecto refrigerante.
En el diálogo, el doctor Piers contó: “Los niveles de calentamiento se encuentran actualmente en un máximo a largo plazo, causado por los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero más altos de la historia. Pero hay pruebas de que el ritmo de aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero se ha enlentecido. Significa que el mundo están comprendiendo que se necesita reducir las emisiones de gases contaminantes. Se está también alejando de los combustibles fósiles y reduciendo los gases de efecto invernadero por razones puramente económicas, ya que la energía solar y eólica son ahora las formas más baratas de energía”.
Otro de los hallazgos del análisis es el ritmo de descenso de lo que se conoce como “presupuesto de carbono restante” o cuotas de emisiones. Es una estimación de la cantidad de dióxido de carbono que puede liberarse a la atmósfera para tener un 50% de posibilidades de mantener el aumento de la temperatura global dentro de 1,5 grados.
En 2020, el IPCC calculó que el presupuesto de carbono restante era de unas 500 gigatoneladas de dióxido de carbono. A principios de 2023, la cifra era aproximadamente la mitad, unas 250 gigatoneladas de dióxido de carbono. La reducción del presupuesto de carbono restante estimado se debe a una combinación de emisiones continuas desde 2020 y a estimaciones actualizadas del calentamiento por actividades humanas.
De acuerdo con el profesor Forster, aunque todavía no se haya alcanzado un calentamiento de 1,5 grados centígrados, “es probable que el presupuesto de carbono se agote en pocos años, ya que tenemos un triple problema de calentamiento por emisiones de CO2 muy elevadas, calentamiento por el aumento de otras emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento por la reducción de la contaminación”.
El experto enfatizó en que se necesitan acciones concretas para cambiar el rumbo de la crisis climática. “Si no queremos que el objetivo de 1,5 ºC desaparezca por el retrovisor, el mundo debe trabajar mucho más y con urgencia para reducir las emisiones. Por trabajar más quiero decir que necesitamos una transición más rápida hacia las energías renovables y lejos de los combustibles fósiles”, afirmó.
“Se necesita terminar con las subvenciones a los combustibles fósiles, financiar redes eléctricas mejoradas que puedan funcionar con energías renovables, construir redes de estaciones de carga para coches eléctricos. Todo esto requiere una financiación que debe proceder de los países desarrollados y del sector privado. También tenemos que abordar sectores difíciles de descarbonizar, como la ganadería en la Argentina: estudiar cómo alimentamos a las vacas para que produzcan menos metano y cómo nos alimentamos para comer menos”. expresó Forster.
De acuerdo con el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de Argentina, en 2021 el sector ganadero contribuyó con un 15,6% de las emisiones de gases de invernadero, principalmente a través del metano que se genera durante la digestión de bovinos y el óxido nitroso de la excreta de pasturas de bovino de carne.
En un comunicado, la doctora Valérie Masson-Delmotte, de la Universidad de París Saclay, en Francia que copresidió el Grupo de Trabajo 1 del Sexto Informe de Evaluación del IPCC y participó en el nuevo estudio, consideró: “Esta sólida actualización muestra la intensificación del calentamiento de nuestro clima provocado por las actividades humanas. Es una oportuna llamada de atención para el balance mundial de 2023 del Acuerdo de París: el ritmo y la escala de la acción climática no son suficientes para limitar la escalada de los riesgos relacionados con el clima”.
El Acuerdo de París entró en vigencia a fines de 2016 dentro del marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo es mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 grados por encima de los niveles preindustriales, e impulsar esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 grados.
“El estudio que hicieron los 50 científicos demuestra que el planeta Tierra continúa calentándose como resultado de acciones humanas y que lo está haciendo en forma acelerada”, dijo la climatóloga Inés Camilloni, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera, que depende de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet en Argentina.
“En la última década (2013-2022), la tasa de calentamiento fue de 0.2 grados centígrados. Esos indica además que muy probablemente y de continuar la trayectoria de incremento de la temperatura observado se alcanzaría un promedio de calentamiento global de 1.5 grados centígrados, el umbral más ambicioso del Acuerdo de París en el añ0 2034″, explicó.
Otro aspecto clave del estudio -señaló la doctora Camilloni- es lo que se conoce como el presupuesto de carbono, que significa cuánto es el máximo de carbono que se podría emitir para mantener el calentamiento debajo de 1.5 grados. Ese presupuesto se agotaría en el año 2029. También se presenta la evolución de las emisiones de gases de invernadero debido a acciones humanas: estas emisiones continúan aumentando. Hubo sólo una reducción en 2020 por la pandemia, pero más lentamente.
Para Camilloni, “la información del artículo es importante para la toma de decisiones de los países a través de información actualizada, confiable y siguiendo la metodología del IPCC. Es muy relevante ya que evita esperar los informes del IPCC disponibles cada 5 ó 7 años y permite tener datos actualizados en la toma de decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Entre lo más relevante, si bien el estudio muestra que las emisiones desaceleraron su tasa de aumento, deberían estar reduciéndose significativamente para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y eso no está ocurriendo”.
La Argentina contribuye con menos del 1% emisiones globales de gases de efecto invernadero. En 2021, el país actualizó la segunda “Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) con una meta de emisiones casi un 30% más ambiciosa que la primera, que era de 2016.
Se comprometió también con el objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones al 2050 a través de la Estrategia a Largo Plazo que se presentó en la conferencia COP27 realizada el año pasado. Además, el país hizo Plan Nacional de Adaptación y Mitigación para el año 2030, que sistematiza medidas para reducir emisiones en los distintos sectores de la economía.
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