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Análisis. Carlos Fernández Valdovinos compartió su lectura sobre la economía paraguaya y los desafíos de cara al futuro.

Carlos Fernández indicó que la macro de nuestro país se debilitó en los últimos años. INFLACIÓN. Situación de los precios y pérdida del poder adquisitivo también son puntos a atender. SINCERAMIENTO. Posible futuro ministro aboga por sincerar las finanzas y mejorar el gasto público.   CÁLCULO. Si se suman deudas con farmacéuticas y otras, el déficit fiscal es de 5%, según estimación.

Carlos Fernández es el nombre que suena con más fuerza para ocupar el cargo de ministro de Hacienda en el próximo Gobierno. En una entrevista con Última Hora, compartió su visión sobre la política fiscal y económica, y los desafíos a los cuales se deberá hacer frente durante los próximos años.

–Los últimos años fueron complicados para la economía paraguaya, ¿qué análisis se puede hacer de este camino transitado y cómo se encuentra la economía de nuestro país?

Me remonto un poco a lo que dice el Fondo Monetario Internacional con respecto a la región, primero, que habla de que para América Latina, en términos de PIB per cápita, vamos a tener una década perdida; es decir, el año 2024 vamos a alcanzar el mismo nivel de PIB per cápita que se tenía en el año 2014. Y si bien a nosotros nos fue relativamente mejor, no quiere decir que nos fue bien. Paraguay no va a tener una década pérdida, pero si miramos los números de cómo va a cerrar el 2023, ese PIB per cápita va a ser exactamente el mismo que el del año 2018. Entonces, lo que para América Latina es una década pérdida, para Paraguay es un lustro pérdido y eso preocupa, y no quiero entrar a hacer consideraciones políticas ni nada, por diversos factores se tuvo un estancamiento del PIB per cápita, lo cual se refleja básicamente en el sentir ciudadano. Y creo que, a partir de eso, tenemos que analizar qué esperar para adelante.

–El análisis de calificadoras del riesgo acerca de Paraguay es que el país sigue siendo sólido, en la macro, pero hay un debilitamiento en el último período. ¿Le parece que estamos en condiciones de recomponernos o eso va a ser muy difícil?

Paraguay estuvo acumulando mucho mérito entre el 2002 o 2003 y, básicamente, los años recientes. Y sí, se ve un cierto debilitamiento en algunos números macroeconómicos durante los últimos cinco años, algunos van a decir que es por la pandemia nomás, otros van a tener críticas con respecto a las políticas económicas implementadas, pero el resultado es hay un debilitamiento con mayor déficit fiscal, con una inflación que se fue casi al triple de la meta establecida por el Banco Central, pero en el 2002 estábamos muchísimo peor, y hemos sido capaces de ir para adelante. Cuando me toca hablar con esas calificadoras de riesgo o con inversores internacionales, les digo, tómense con cuidado las expresiones que damos, porque nosotros somos muy perfeccionistas. Yo voy a seguir protestando por el último número de la inflación que tiene Paraguay, que habla de una inflación interanual de 5,1%, y voy a decir que esa inflación es muy alta. Lo mismo con el déficit, o sea, podemos discutir si es 3%, 3,5% o 5%, como yo estuve expresando recientemente, pero no por eso Paraguay va a quebrar; Entonces, tenemos un auto al cual hay que hacerle muchos ajustes, pero yo creo que con voluntad política y poniendo a gente adecuada en los diversos ministerios, se puede arreglar sin ningún tipo de problema.

–Si hablamos de política fiscal, ¿qué cuestiones le parece que fueron abordadas correctamente y cuáles no?

Yo creo que en los últimos cinco años ha habido un error de que ante el primer choque externo que se tuvo, que fue en el año 2019, básicamente, se haya activado el gatillo para subir el déficit fiscal, porque siempre van a existir choques externos, en ese caso, fue primero una sequía y después una inundación. Entonces, haberlo hecho tan fácil porque fue la primera vez que se activó, yo creo que constituye un error. Se entró en un facilismo fiscal. Durante la pandemia, digamos, correctamente, se utilizó la política fiscal como un balance de todo el sector privado que estaba muy contraído. Lógicamente, es imposible que algo que representa 15% del PIB, reemplace a otro que es 85% del PIB, sector público versus sector privado. El error que se cometió es que no se aprovechó el tiempo, dado que nos endeudamos, no por USD 1.600 millones, fue más de USD 2.000 millones que se endeudó finalmente ese año, y no se aprovechó para hacer las reformas que pondrían a las finanzas públicas en una posición de sostenibilidad a lo largo del tiempo, es decir, hicimos, digamos, el endeudamiento, pero no hicimos nada para que mejore el gasto.

–¿Y más recientemente?

Más recientemente, yo creo que es un grave error no reconocer exactamente cuál es la situación de las finanzas públicas. De nuevo, Paraguay, aunque reconozca toda esta deuda no computada aún con farmacéuticas, con transportistas y con constructores, lo mismo el déficit fiscal va (a subir) al 5%, el endeudamiento que creo está 34% (relación con el PIB) y va a subir a 36% todavía es absolutamente manejable, pero yo creo que se hace el mayor daño tratando de ignorar la realidad. Lógicamente, si reconocemos de una sola vez (las obligaciones no contabilizadas) y va (el registro oficial) al déficit de 5%, tenemos que explicarle a los inversionistas y a todo el mundo que esto es reconocer esta deuda, pero que no vamos a incurrir nuevamente en eso. A partir de ahí, ir directo al 1,5% del déficit máximo que está establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal.

–En cuanto a esa Ley de Responsabilidad Fiscal, hay también una propuesta de actualización, ¿qué le parece esa iniciativa?

Me parece bien, pero me parece más importante el pragmatismo. Puede ser importante, pero cuando uno compara ¿dónde tengo que poner los esfuerzos? La Ley de Responsabilidad Fiscal tiene forma de pulirse, de mejorar. Ahora bien, si hace cinco años, luego ya no cumplimos con la Ley de Responsabilidad Fiscal, ¿por qué es tan importante cambiarla? Entonces, si me decís a mí, ¿qué tenemos que atacar? Y una ley de superintendencia de pensiones es en este momento mucho más importante. Ahí está el dinero de mucha gente que trabajó muchos años, y que está siendo administrado por gente, que finalmente, porque juega con arco libre termina procesada. Yo quiero hacer ese pragmatismo, hay miles de leyes que son importantes, pero tenemos que elegir las que van a tener mayor impacto. Yo creo que cambiar la LRF no es (algo de tanto impacto) como podría ser lo de resolver el problema de la Caja Fiscal, de la mala administración de recursos que hay en los fondos de pensión. Entonces, seamos pragmáticos, elijamos, porque no vamos a poder pasar todas las leyes de una sola vez.

–¿El tema de pensiones va a ser una de las prioridades del próximo Gobierno?

Creo que va a ser el punto inicial, y es, yo creo, la primera ley de reforma que probablemente se presente, de la Superintendencia de Pensiones. No podemos dejar de preocuparnos por gente que trabajó mucho tiempo y seguir desperdiciando los recursos. Es un esquema de dos pasos: primero, cuidar la plata que ya tenemos, que es tener una superintendencia de pensiones para que esa plata que ya se tiene se administre correctamente; y segundo, garantizar de que a futuro vamos a tener plata para pagarle a todo el mundo. Entonces, ahí, por supuesto, es mucho más complejo, y hay que tener hay que tener cuidado de no afectar derechos adquiridos. En ese caso, sería una reforma hasta paramétrica de algunas de las cajas, y no voy a entrar en nada en particular, pero para el común de los mortales tiene que trabajar 30 o 35 años, y para otros, 10 años ya da para una jubilación. No se puede tener ese desequilibrio entre las cajas. Lo que quiero garantizar es que realmente ese que aporta 10 años a futuro tenga (su jubilación), porque probablemente no tenga la plata si seguimos en el status quo.

–Profundizando un poco más sobre la deuda pública, ¿qué nos espera y cómo vamos a ir manejando este tema en los próximos años?

Creo que más que el nivel, a mí me preocupó la velocidad de incremento. Hay que mirar ambas cosas, pero el nivel a mí no me preocupa todavía, yo creo que hay espacio. Hay varios estudios, me tocó participar en un equipo de trabajo justamente volviendo a analizar realmente cuál es el límite para Paraguay, y ese 40% que se había establecido inicialmente pareciera estar basados en algunos supuestos un poco exagerados. Pero eso tampoco quiere decir que me quiero ir (a situaciones) como Argentina, o sea, hay que cuidar la tarjeta de crédito que nos dan. Tampoco es para reventarte hasta el monto máximo y estar permanentemente en “revolving”.

–¿Hay formas de reducir el ratio de deuda sobre PIB?

Si nos preocupa, el nivel de deudas con relación al PIB, hay dos formas de hacerlo, cuida el numerador, cuida el crecimiento de las deudas, y hace algo con respecto al denominador. Entonces, ambas cosas tenemos que atacar, pero por supuesto, son políticas diferentes. La parte del numerador va a depender de cómo manejemos el déficit de cada año. Por eso, es que yo hablo de reconocer la deuda que no está contabilizada, y a partir de ahí ya converger rápidamente a la Ley de Responsabilidad Fiscal con el 1,5%, y el denominador va a depender crecimiento de la economía. Para esto, el gobierno no va a hacer milagros hay que empezar a trabajar con el sector privado para que el PIB crezca realmente, volver a ganar la confianza. Es 85% del PIB, si el sector privado no funciona, acá no vamos a crecer.

–Para ir reactivando el crecimiento económico con mayores tasas, ¿cuáles son las cuestiones que tenemos que atender?

La varita mágica no existe, esto es un proceso y, en este caso, el proceso es empezar a poner la cancha en condiciones para los jugadores. Y, ¿quién pone la cancha en condiciones? El gobierno, que representa el 15% del PIB. Entonces, el gobierno no puede tener una deuda ahí oculta y que no se le paga al sector privado. No puede tener una inflación elevada, porque eso distorsiona las decisiones de inversión de las empresas y las decisiones de consumo de las personas. Y, de hecho, afecta el poder adquisitivo. Entonces, el gobierno debe arreglar la cancha para jugar bien. No queda muy bien visto que se hagan licitaciones de USD 67 millones para lavado de ropa o de sábanas. Volvamos, a lo básico, arreglemos la macro, para que el sector privado pueda generar puestos de trabajo.

Estos desafíos que fuimos mencionando, ¿lo van a encontrar a usted como el próximo ministro de Hacienda?

Esa pregunta es para el presidente electo y la dueña de mi pase, que es mi señora.

Hay un debilitamiento con mayor déficit fiscal, con una inflación que se fue casi al triple de la meta establecida por el Banco Central, pero en el 2002 estábamos muchísimo peor.

Más que el nivel (de deuda), a mí me preocupó la velocidad de incremento. Hay que mirar ambas cosas, pero el nivel no me preocupa todavía, yo creo que hay espacio.

Trayectoria

Carlos Fernández Valdovinos es economista, PhD por la Universidad de Chicago (EEUU). Fue presidente del Banco Central del Paraguay (BCP) durante el periodo 2013-2018. Tuvo también experiencia dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI). Actualmente, es presidente de una de las entidades bancarias de nuestro país, el banco Basa.

ultimahora.com

 


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