Quizás no lo veas en el precio de los autos o electrodomésticos en tu país, pero el yuan, la moneda que China promueve como alternativa al dólar, se abre un creciente espacio en América Latina.
Algunas señales de esto han surgido desde el sur de la región en las últimas semanas.
En Argentina, el gobierno anunció el mes pasado que sus compras a China comenzarían a pagarse en yuanes en vez de dólares, para preservar sus debilitadas reservas internacionales.
Y en Brasil, donde el yuan desbancó al euro como la segunda principal divisa de reservas extranjeras, el gobierno también anunció un acuerdo para comerciar con China en las monedas de ambos países y evitar recurrir al dólar.
Estos cambios en dos de las mayores economías latinoamericanas son señalados por el presidente de Bolivia, Luis Arce, como parte de una “tendencia” regional a la que su país podría sumarse.
Pero también son vistos por expertos como reflejos de la apuesta de China para para que su moneda sea más internacional, en medio de su pulso cada vez más intenso con Estados Unidos.
“Hay varios mecanismos que China puede usar para introducir su moneda en distintos mercados; es un fenómeno regional, no algo exclusivo de Brasil y Argentina”, le dice a BBC Mundo Margaret Myers, directora del programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano, un centro de análisis regional con sede en Washington.
Sin embargo, advierte que aún está por verse hasta dónde llegará este empuje de la moneda asiática.
“Una estrategia china”
Pekín ha mostrado su intención de lograr una mayor presencia del yuan en América Latina a lo largo de la última década, luego de volverse un socio comercial clave en la región y una fuente de financiamiento para algunos países.
En 2015, las autoridades chinas firmaron acuerdos de intercambio de inversiones y divisas con Chile, donde anunciaron la apertura del primer banco de compensación en yuanes de Latinoamérica.
Unos meses después hicieron lo mismo en Argentina.
El objetivo de esas instituciones, también conocidas como clearing houses, es facilitar transacciones internacionales entre la moneda local y el yuan, sin tener que pasar por el dólar como suele ocurrir.
China ha logrado acuerdos de compensación en yuanes en otras regiones y en febrero anunció uno en Brasil, su mayor socio comercial en América Latina con un intercambio bilateral que en 2022 alcanzó un récord de US$150.000 millones.
Operado por el Banco Industrial y Comercial de China, un peso pesado de las finanzas que garantiza a empresarios brasileños la conversión inmediata a reales de los negocios que cierren en yuanes, el mecanismo compensatorio en Brasil procesó en abril su primera operación de liquidación transfronteriza en la moneda asiática.
Con un volumen considerable de intercambio bilateral, ese mecanismo puede en teoría volver más atractivas las operaciones en yuanes porque evita la doble conversión a través del dólar, explica Welber Barral, exsecretario brasileño de Comercio Exterior.
“Es una estrategia china para intentar que su moneda pase a ser convertible y sea más usada”, le dice Barral a BBC Mundo.
Brasil es el mayor socio comercial de China en América Latina. Y el gigante asiático es desde 2009 el primer socio comercial del sudamericano.
Pero señala que más de 90% del comercio exterior brasileño todavía se realiza en dólares.
Si bien el yuan podría cobrar más peso como segunda moneda en las reservas internacionales de Brasil con los acuerdos recientes, aún es marginal comparado con el dólar (la divisa china ocupaba menos de 6% de esa canasta en diciembre, y la estadounidense más de 80%).
Por su lado, el ministro argentino de economía, Sergio Massa, anunció en abril un acuerdo para dejar de pagar las importaciones de China en dólares y comenzar a hacerlo en yuanes, tras activar un swap o acuerdo de intercambio financiero con el país asiático equivalente a US$5.000 millones.
De esa forma, Argentina calculaba oficialmente que solo durante mayo sus empresas pagarían con yuanes más de US$1.040 millones de importaciones originadas en China (desde electrónicos hasta automóviles) y después un promedio de US$790 millones mensuales.
El gobierno argentino buscó con esos acuerdos preservar las reservas internacionales del país, que cayeron a niveles inquietantes en medio de una crisis económica y a medida que el Banco Central vendía dólares en el mercado cambiario para contener la devaluación del peso.
En Bolivia, donde también se redujeron las reservas internacionales y escasearon los dólares, el presidente citó el nuevo uso de yuanes en el comercio exterior de Argentina y Brasil como un posible camino a seguir.
“Las dos economías más grandes de la región ya están transando en yuanes en acuerdos con China”, sostuvo Arce en una conferencia de prensa este mes. “La tendencia de la región va a ser esa”.
“¿Quién decidió?”
Claro que en todo esto también influyen factores geopolíticos.
Distintos analistas creen que China ha redoblado su afán de internacionalizar su moneda no sólo como catapulta de su comercio exterior sino también para erosionar el poder que el dólar de EE.UU. ha tenido por décadas.
Las sanciones internacionales a Rusia por haber invadido Ucrania parecieron abrir una oportunidad para el avance de la moneda china.
El yuan desplazó al dólar como la divisa más negociada en Rusia este año, después de que pasara a figurar en 23% de los pagos de importaciones rusas en 2022.
Y China usó por primera vez en marzo más yuanes que dólares para pagar sus transacciones internacionales, aunque su moneda moviera menos de 5% del comercio mundial.
Algunos expertos creen que, al intentar reducir la dependencia del dólar, Pekín quiere blindarse a sí mismo del riesgo de eventuales sanciones con esa moneda a futuro.
China también alcanzó acuerdos recientes con otros socios comerciales —desde Pakistán hasta empresas de Francia— para facilitar intercambios en yuanes, desarrolló su propia moneda digital y una alternativa al Swift, la red global de mensajería interbancaria.
En paralelo, también han surgido desde América Latina cuestionamientos a la primacía del dólar.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sugirió adoptar una moneda diferente a la estadounidense para financiar el comercio entre países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Lula cuestionó en una reciente visita a China que el comercio entre países deba estar respaldado por dólares.
“¿Quién decidió que fuera el dólar la moneda después que desapareció el oro como paridad?”, preguntó Lula durante una visita a China en abril.
“Precisamos tener una moneda que transforme los países en una situación un poco más tranquila”, sostuvo, “porque hoy un país precisa correr atrás del dólar para poder exportar”.
Pero, según especialistas, la clave aquí es que el dólar suele atraer la demanda internacional por activos seguros y el yuan difícilmente logre competirle en este aspecto sin que China alivie sus propias restricciones de capital.
Myers considera improbable un aumento explosivo del uso del yuan en América Latina tras los anuncios de Argentina y Brasil, por más que la divisa tenga mayor presencia en la región.
“Vemos un crecimiento del uso (del yuan) y un verdadero impulso de China para que esto ocurra”, dice. “Pero el grado con que será utilizado como moneda global depende de las propias reformas internas de China y de cuánto abra sus mercados financieros. Y eso no está ocurriendo”.
BBC Mundo
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