Primogénito del mayor ídolo musical de todos los tiempos, el también artista tuvo una infancia compleja y una adolescencia aún peor. Inspirador de las canciones más bellas, recorre el mundo de las artes y la filantropía. Hoy, con gran resiliencia, asegura haber sanado y perdonado el abandónico pasado que le dejó su padre John.
Julian debe su nombre en homenaje a su difunta abuela, Julia, madre del célebre músico británico, quien tuvo gran influencia en su vocación y en sus primeros aprendizajes musicales. Aunque sus padres -John Lennon y Cynthia Powell- se casaron legalmente dos semanas después de su nacimiento, nunca llegaron a conformar un matrimonio unido y mucho menos feliz. De hecho, la suya fue una boda secreta y arreglada por el “qué dirán”: Brian Epstein, padrino del enlace y manager de la banda, incentivó la unión al enterarse que la novia estaba embarazada.
El furor de The Beatles, pero también la alocada forma de vivir del cantante, hicieron que padre e hijo pasaran muy poco tiempo juntos. “No fue un gran padre. Era un gran músico. Eso siempre ha sido delicado, y lo será hasta que pueda encontrar la respuesta, pero no sé si hay una”, expresó Julian cuando le preguntaron sobre su vínculo con John. De todos modos en 1968, a los 5 años de Julian, el matrimonio Lennon-Powell llegó a su fin.
Fuente de inspiración
Julian pasó gran parte de su infancia con un padre ausente. El pequeño Jules, como lo solían llamar, estaba devastado. Mientas que papá Lennon siguió con su vida, su mejor amigo se enteró de lo que había hecho, y reaccionó, “Puedes separarte, pero no dejes solo a Jules”, explotó Paul McCartney.
Fue en ese momento que Paul empezó a ver a Jules como a su hijo. Siempre iba a visitarlos a él y a su madre, pero Julian seguía con la mirada perdida. McCartney ya no sabía qué hacer para ayudar al chico hasta que una revelación llegó a él, cuándo no, en modo de canción.
Paul escribió una de los versos más hermosos de la historia que, en poco tiempo, llegó a los corazones de todos, sobre todo por su mensaje para el hijo de John Lennon. “Hey Jude, no lo hagas mal, elige una canción triste y hazla mejor”.
Así, Hey Jude dedicada para consolar a Julian por el divorcio de sus padres, se transformó en un himno para miles de fanáticos. El tema llegó a los primeros puestos en la lista mundial. La canción originalmente se llamaba Hey Jules pero McCartney cambió el título porque intuyó que Jude sería más fácil de pronunciar. “Tenía 5 años cuando Paul escribió esa canción, y no me enteré que yo era el protagonista de la letra hasta cuando tenía 15, y sólo porque mi madre me lo dijo”, confesó más tarde Julian.
Paul ayudó a Julian a entender que él no era el único que estaba fuera de lugar, su papá también había sufrido pérdidas: John jamás conoció a su padre y su madre lo abandonó cuando él sólo tenía 5 años. Lennon habla sobre esto en Mother, una desgarradora canción que compuso sobre su infancia, en la cual recita, “Madre, tu me tenías pero yo nunca te tuve. Yo te quería, tu no me quisiste”.
“Para mí él fue siempre el tío Paul. Aprecio que haya escrito ‘Hey Jude’, pero también tengo una relación de amor-odio con el tema porque es una gran canción, continuamente me da fortaleza y coraje. Lo otro, y lo que poca gente sabe, es que cuando la escucho, y probablemente lo haya hecho más veces que cualquiera en el planeta, es que encubre un duro recordatorio de ‘esto es cuando papá se fue, se marchó, nos dejó a mi madre y a mí, a luchar por nuestra cuenta’. Es una canción triste porque me recuerda que las dificultades llegaron con la separación de mis padres, pero también estoy agradecido”, se abrió Julian.
El principio del fin
Los primeros años de vida para Julian fueron de ausencia y violencia paterna; el mismo John Lennon lo reconoció en una entrevista con Playboy luego del divorcio, “Solía ser cruel con mi mujer. Pegaba mucho. No sabía cómo expresarme y pegaba. Peleaba con hombres y golpeaba a las mujeres”.
Y lo que vino después del divorcio para Julian, a pesar de tener un padre en la cima más alta que un astro musical pueda llegar, fue claramente peor: el allanamiento del huracán Yoko Ono.
El mismo año en que sus padres se separaron, se lo pudo ver al pequeño Julian de paseo junto a su papá y Yoko, que también se mostraban con la hija de esta, Kyoko Chan Cox. Pero precisamente acá surgió el detonante de la separación entre padre e hijo: Yoko tuvo problemas con la custodia de Kyoko; entonces, básicamente siguieron el concepto de “si yo no veo a mi hija, vos no ves al tuyo”. Como resultado, por unos seis años, los más significativos en la edad de crecimiento de cualquier niño, Julian no vio a su papá.
Recién en 1974, John se separó por un año de Yoko y estuvo a su lado una persona muy importante para la familia: May Pang, secretaria personal y amante, 10 años más joven que él, de origen chino. May incentivó a John para volver a encontrarse con afectos con los cuales estaba distanciado: McCartney, Harrison y, sobre todo, con su hijo Julian.
En este período de amnistía se dio el “El fin de semana perdido”, como el mismo Lennon lo llamó. Bajo el consejo de May Pang, Julian y su madre Cynthia los visitaron y se fueron todos juntos a Disneylandia. Durante esos días, Cynthia le dijo a John que quería tener otro hijo suyo. El Beatle evadió la idea y, segun cuenta May, le inventó que el médico lo diagnosticó estéril.
En lo que respecta a Julian, fue en este tiempo, que con 11 años hizo su debut como cantante en el álbum de su padre Walls and Bridges, tocando la batería en la canción Ya-Ya, y quedó en su memoria como uno de los recuerdos más lindos con su padre.
Cuando John volvió con Yoko, Julian pudo ver contadas veces a su padre; es sabido que sus llamadas y cartas eran rechazadas por Yoko y rara vez llegaban a destino. La distancia se profundizó cada vez más y, sobre todo, luego del 9 de octubre de 1975, día que nació Sean Lennon, hijo de John con Yoko Ono.
Así pasaron los últimos cinco años, hasta que llegó el fatídico 8 de diciembre de 1980, fecha en la cual John Lennon fue brutalmente asesinado, y lo que sigue es historia.
Luego del disparo a papá
En el momento que mataron a su padre, Julian vivía en el ático de la casa de su madre en el norte de Gales, “En medio de la noche la chimenea se apagó. Luego supe que, aparentemente en ese mismo instante, le habían disparado a mi papá. Mamá estaba en Londres y no hice nada con respecto a la chimenea, sólo volví a dormir”, dijo a la revista Hola, cuando le preguntaron dónde estaba al morir John. “A la mañana siguiente bajé y mi padrastro estaba allí pero con todas las cortinas cerradas. Cuando las abrí, vi que había cientos de personas que gritaban y presionaban afuera. Mi madre le había dicho que no dijera nada hasta que ella regresara pero fue muy difícil para él porque yo seguía preguntándole qué estaba pasando. Al final me lo dijo y no podía creerlo. Estallé en lágrimas”, contó lo que sucedió cuando tenía 17 años y la noticía salía a la luz.
“Probablemente aún estoy en shock. Fue mi primera experiencia de que me quitaran a alguien para que nunca más pudiera volver a verlo. Luego tuve que lidiar con las consecuencias de su muerte a nivel público, lo que fue más complicado aún”, se sinceró Julian. “Mi primer pensamiento fue que debía cuidar a mi mamá ya que fue muy cercana a él. Después de todo, ella lo conocía mucho mejor. Creo que todavía había muchas cosas que le gustaban de él. Fue el primer gran amor de su vida y ahora nos lo habían quitado a los dos… por segunda vez”, concluyó.
Cuando ocurrió el terrible deceso, cuenta Julian que su siguiente movimiento fue ir a Nueva York para ver a Sean y Yoko, “Al día siguiente me encontré en el avión rodeado de gente que leía sobre papá. No tenían idea de quién era yo. Sinceramente, creo que estar rodeado de todas esas personas y sentirme tan increíblemente solo es el sentimiento más entumecedor que he tenido en mi vida. Quería ir a Nueva York sólo para asegurarme de que todo era una realidad y no un sueño”. Lo cierto es que presenciar toda la situación fue aterrador para un chico de 17 años, “Hubo mucho pánico y una cantidad fenomenal de personas y energía fuera del edificio de papá, donde le habían disparado”, es como describe Julian lo que fue una huella inquebrantable en su vida.
El legado Lennon
Julian siguió brevemente los pasos de su padre en la década de 1980, pero su carrera fracasó. Ahora, está regresando a la música y haciendo lo que ama. Según él mismo declaró, paradójicamente le fue difícil ingresar a la industria de la música por su apellido.
No cree que haya nacido para hacer música como su famoso padre. Se enamoró de la actuación en la escuela. Sin embargo, una vez que agarró una guitarra, el resto fue historia.
Julian lanzó su álbum debut, Valotte, en 1984. Siguieron otros cuatro álbumes, pero abandonó su carrera musical después de Photograph Smile, en 1998. Durante una entrevista en Larry King Live, habló sobre dejar atrás su carrera musical. Habían pasado 15 años desde que ingresó al estudio de grabación, principalmente porque nunca había tenido una buena relación con la industria. “Simplemente ha sido un camino difícil”, dijo Julian. “Me han golpeado mucho, ¿sabes?”, explicó que había sido mucho más complejo que simple. Tener una carrera musical y el nombre de Lennon fue un desafío. “Cuando la gente no te toma personalmente en serio como artista, sino que sólo quieren conocerte por tu padre y eso es todo, y eso es difícil de manejar”, explicó Julian.
La gente vio a Julian como el hijo de John Lennon durante la mayor parte de su vida. Incluso en cada nueva escuela a la que asistía, lo presentaban como el hijo de John Lennon. Sin embargo, Julian continuó trabajando en varios proyectos fuera de la industria de la música, que fueron igual de gratificantes. También incursionó en la fotografía y el cine durante un tiempo y, en 2009, creó una sociedad llamada theRevolution, LLC.
A través de la compañía, lanzó una canción tributo, Lucy. Según Song Facts, la canción honra la memoria de su amiguita de la infancia Lucy O’Donnell -la misma niña que en 1966 inspiró la canción Lucy in the Sky With Diamonds de The Beatles, a partir de un dibujo que Julian había hecho-, y todos los ingresos se destinan a financiar la investigación del lupus, enfermedad que la verdadera Lucy padeció.
Después de otra pausa de 11 años, Julian volvió a la música con Jude, el álbum que lanzó en 2022, en el cual explora simultáneamente temas personales y globales y, por primera vez en su vida, abraza su estado interior. Al hablar sobre su último disco, Julian explicó, “es extraño de abarcar. Casi necesitas toda una vida para hablar de eso. El contenido provino de más de tres décadas de composición. Los temas y problemas son en su mayoría los mismos, generalmente sobre las guerras internas y las guerras externas, y aceptar ciertas cosas en la vida y finalmente sentir que uno sabe quién es hasta cierto punto, más que nunca. Obviamente, eso es con la edad y la experiencia”.
Sanando a papá
Ser el primer hijo de John Lennon nunca fue nada fácil, y más sabiendo los terribles dichos que el cantante declaró públicamente, “Julian nació de una botella de whisky en un sábado por la noche”. Julian supo contrarrestar la triste frase con un hecho que, según él mismo, vino del más allá para sanar viejas heridas.
Julian Lennon afirmó al principio de su carrera como músico que estaba buscando una señal mística que su padre había prometido enviarle si moría. De hecho, en su canción Well I Don’t Know menciona “sentir la presencia de los muertos”, en referencia a percibir la presencia de John en una casa -que luego supo que su padre había visitado en vida-, cuando estaba escribiendo material para su primer álbum.
Años más tarde, en 1995 Julian estaba de gira con sus músicos en Australia, y llegó esa señal que tanto esperaba, cuando un grupo de nativos aborígenes se acercó para pedirle que usara su voz y fama para llamar la atención sobre su difícil situación. Aquella era una petición bastante normal, hasta que uno de los líderes tribales le regaló una pluma de cisne blanco: “Papá me había dicho que si hubiera una manera de hacerme saber que iba a estar bien, o que todos estaríamos bien, sería en forma de una pluma blanca”, reveló Julian, por eso su estupor al recibir el obsequio, que provocó que reexaminara sus sentimientos hacia su padre y hacia la promoción de la paz mundial.
En una entrevista le preguntaron si la relación disfuncional con su padre lo desanimó a tener hijos, a lo cual respondió sobre John, “Era joven y no sabía qué demonios estaba haciendo. Esa es la razón por la que aún no he tenido hijos. Yo no quería hacer lo mismo. No, no estoy listo. Quiero saber quién soy primero”.
Finalmente y para continuar su camino de sanación con el pasado, el artista hizo una versión reciente de la famosa canción de su padre, Imagine, para Stand Up For Ukraine de Global Citizen, la campaña que busca recaudar fondos para los refugiados de Ucrania. “Para mí, la sensación que dejó fue recordar cómo solía ser papá. Me hizo enamorarme de él de nuevo, como persona, como artista, como músico… como cómico. Fue algo muy importante. Nuevamente me cambió un poco la perspectiva sobre él, me recordó como era cuando lo traté en mi niñez”, declaró Julian luego de cantarle al mundo su propia interpretación.
Filantropía en la sangre
Julian es un digno hijo de Lennon, y no sólo su último disco Jude es prueba de ello. Se dió cuenta de que puede tener su propia vida fuera de la sombra de su padre. Honra el legado de John y lo apoya asistiendo a varios eventos de The Beatles, incluido el estreno del documental de Peter Jackson, The Beatles: Get Back.
Además, es un coleccionista de recuerdos de The Beatles y escribió un libro sobre su colección, Beatles Memorabilia: The Julian Lennon Collection. Pero tal vez la obra más destacable del cantautor es homenajear a su padre en su labor filantrópica.
En 2007, Julian fundó The White Feather Foundation -nombre que eligió en honor a la aparición celestial de la pluma blanca que “envió” su difunto padre- para abordar problemas ambientales y humanitarios, que tiene como objetivo recaudar fondos para “el mejoramiento de toda la vida”. Por su labor con la fundación, fue galardonado con el Premio al artesano de la paz y las culturas transculturales de la UNESCO 2020.
“Ser reconocido por los esfuerzos de caridad en el Día Internacional de la Paz significa mucho para mí”, agradeció al recibir el premio. “Las causas que apoyo son muy queridas para mi corazón, y mi única esperanza es que este premio brinde aún más exposición a los necesitados e inspire a más personas a ayudar a preservar las culturas indígenas, a tomar medidas para ayudar al medio ambiente, a brindar agua limpia, y el apoyo a una mejor salud y educación en comunidades subdesarrolladas. Acepto este premio con la más profunda gratitud”.
En 2021, Julian publicó una foto de una pluma blanca en el aniversario de la muerte de su padre. “Solo amor hoy”, escribió. Julian ha tenido sus luchas en la vida, pero salió de todo más fuerte que nunca. Será interesante ver qué hace a continuación. Ya domina casi todas las formas de arte.
Y, seguramente, desde donde sea que esté, John lo aplaude orgulloso.
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