

Después de ocho meses al frente de la Dirección General Impositiva (DGI), Gustavo González Amilivia brindó una entrevista para Diario La R en la que explicó las acciones realizadas en este tiempo y parte de la planificación para los próximos años en un contexto de la caída de la recaudación, déficit persistente y la necesidad de eficiencia fiscal.
Con un nuevo modelo de gestión, controles reforzados y metas ambiciosas, la DGI apuesta a un “giro cultural” que busca evitar el incumplimiento antes de que ocurra y reconstruir la experiencia del contribuyente.
De controlar a gestionar el cumplimiento
Licenciado en Economía por la Universidad de la República, ex docente durante dos décadas y con una vasta experiencia en administraciones tributarias de la región para organismos como FMI, Banco Mundial y BID, Gustavo González Amilivia conoce a fondo los engranajes del sistema fiscal. Tras 14 años de trabajo previo en la DGI, hoy lidera un proceso de transformación que, asegura, era impostergable.
Desde su llegada, mantuvo unas 15 charlas internas con cerca de 600 funcionarios, casi el 60% del total del organismo. El diagnóstico fue que el modelo tradicional, centrado en “controlar” infracciones ya ocurridas, había llegado a un límite. “Controlar el incumplimiento implica que el incumplimiento ya ocurrió (…) es como que usted esté sentado esperando a que los contribuyentes incumplan para recién actuar”, sostuvo.
Ahora, el objetivo es redirigir el foco hacia evitar que el contribuyente llegue a incumplir y “menos que menos, que acumule incumplimientos a lo largo de los años, porque eso es carísimo”, explicó.
Ese costo no es solo para el Estado -que enfrenta largas y costosas gestiones de cobro con baja probabilidad de éxito-, sino también para los contribuyentes, que suelen enfrentar deudas acumuladas durante años, con recargos que las vuelven impagables.
González advierte que muchas de las deudas multimillonarias no obedecen a impuestos altos, sino a la acumulación de estos. “La gente en realidad ese dinero se lo gastó. (…) El monto total es muy superior a la capacidad de pago del contribuyente”.
Ante ese escenario, el plan de la DGI es por un lado corregir las situaciones acumuladas y, sobre todo, impedir que se sigan generando. Para eso, se apuesta a nuevos procesos, comunicaciones proactivas y sistemas que hagan fácil cumplir y difícil incumplir.
Considera que esto implica trabajar de una manera diferente y “cambiar por completo el modelo de gestión”, ya que muchas veces se habla del control y la facilitación. Los nuevos modelos a aplicar tienen un poco de ambas dimensiones.
Experiencia del contribuyente: un servicio fragmentado que exige reformas
La DGI también reconoce que la experiencia del contribuyente es muy desigual, según surge de encuestas internas. “No tenemos el mismo tipo de servicio ni la misma calidad de servicio en cada uno de los procesos”, admite.
El desafío es mejorar la usabilidad de los servicios web, reorganizar la atención presencial y, sobre todo, integrar procesos que hoy están fragmentados. Un contribuyente que necesita resolver varios trámites suele pasar de ventanilla en ventanilla sin que nadie tenga una visión completa de su situación.
Desde la DGI se trabaja en una transformación que incluye una figura conocida como el ejecutivo de cuenta. González explica que, en la actualidad, si un contribuyente necesita resolver diferentes temas en DGI, “probablemente interactúe con distintas personas y no necesariamente haya alguien que conozca toda tu situación en forma integral”, por lo que se identificó que, para que la respuesta e interacción con el contribuyente sea más consistente, “esto debe cambiar”.
Este enfoque apunta a un modelo más humano, más cercano y eficiente, con atención personalizada y procesos diseñados desde la perspectiva del usuario.
El mapa de brechas y evasión
Si bien la DGI no publica la cartera de deudores, trabaja en herramientas para mapear las obligaciones tributarias de cada contribuyente y evaluar su cumplimiento en registro, declaración y pago. Este “mapa de brechas” permitirá asignar recursos y eventualmente publicar versiones agregadas de interés público.
Consultado sobre los focos de evasión, González confirma que existen áreas críticas como la facturación falsa -un problema histórico en Uruguay-, el uso indebido de beneficios fiscales, que abre oportunidades para declarar situaciones que no corresponden, transacciones sin oposición de intereses, donde ninguna de las partes tiene incentivo fiscal para declarar correctamente, y la fiscalidad internacional, especialmente en multinacionales, donde “cualquier error mueve la aguja por el volumen”.
“Hay un foco puesto en el tema de facturas falsas (…) y todo lo que tiene que ver con el uso de beneficios fiscales presenta un montón de oportunidades de evasión”, señaló.

Más controles a incumplidores y lista pública de deudores
Recientemente la DGI anunció medidas ante contribuyentes que registran reiterados incumplimientos en IVA durante 2023 y 2024. Se trata de empresas que facturan -la DGI recibe las facturas electrónicas- pero no presentan declaraciones o no pagan el impuesto.
González explicó que la DGI se estará comunicando de manera individual con cada uno de los contribuyentes involucrados para hacer saber cuáles son las infracciones que presenta.
La comunicación incluirá el detalle de las omisiones, instrucciones para regularizar y canales de interacción. Quienes no regularicen dentro del plazo serán notificados de su incorporación a una lista pública de incumplidores.
Una vez publicada esta lista, tendrá efectos inmediatos, como el que los clientes de las empresas incluidas en ella no podrán reducir el IVA de esas facturas y la DGI informará directamente que esos comprobantes no son válidos a efectos fiscales.
“En el primer trimestre del año próximo directamente ya se inhibirá el ingreso de esas facturas con propósitos de deducción en los sistemas internos”, anunció.
El objetivo es frenar créditos fiscales improcedentes y atacar un problema que “tiene un daño potencial muy grande”.
Recaudación, desaceleración y señales económicas mixtas
Según los últimos informes presentados, la recaudación real cayó 1,4% en lo que va del año, en línea con la desaceleración económica registrada por el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE). El director confirma el vínculo directo con la actividad. “Lo que estamos viendo es que está asociado directamente a un tema de actividad económica”, dijo.
Los sectores que explican el 80% de la caída en octubre son: construcción, electricidad, gas y agua, especialmente electricidad. Aunque reconoce cierto enlentecimiento en varios sectores, destaca que, en la foto anual, la mayoría muestra crecimiento.
La caída contrasta con los buenos resultados del primer semestre, cuando la recaudación bruta creció 3,9% real y la neta lo hizo 5,5%. El IVA siguió siendo el impuesto más relevante, acompañado por IRPF e IRAE.
En paralelo, Uruguay enfrenta un déficit fiscal estructural en torno al 4,6% del PIB, con gastos rígidos heredados y un escenario económico sin repunte claro.
Un presupuesto ajustado y el rol para la DGI
Con un nuevo gobierno y un presupuesto que exige priorización, el Poder Ejecutivo definió que la mitad del espacio fiscal del quinquenio provenga de mejoras en eficiencia recaudatoria. Para esto, la DGI dice estar preparada, pero “no quiere decir que no sea un desafío”, afirmó González.
Incluso, el organismo apunta a metas más ambiciosas: reducción de 15% a 20% en la evasión total, cambios permanentes en la conducta contributiva y una nueva estructura organizativa y tecnológica hacia 2027.
“Nuestra iniciativa para instalar un modelo de gestión de cumplimiento es una propuesta de mediano plazo”. Se estima que los nuevos procesos, la reestructura organizativa y los sistemas de soporte, estarán disponibles hacia finales de 2027 o comienzos de 2028. Mientras tanto, se continuará avanzando con un conjunto de acciones para intensificar durante 2026, lo que permitirá, según González, “ir aprendiendo sobre cómo queremos trabajar”.
Agregó que, aunque todavía no se cuente formalmente con los procesos o sistemas, “ya vamos generando un conjunto de acciones y aprendiendo sobre la marcha respecto de cómo queremos que sean estas prácticas nuevas, cómo queremos que sea esta nueva relación con el contribuyente. Por lo tanto, nuestra expectativa es que los efectos en el cumplimiento y, por lo tanto, en la recaudación sean relativamente inmediatos”.
DGI en transformación
La DGI atraviesa un proceso de modernización: nuevos modelos de atención, herramientas predictivas, controles más inteligentes y un gran énfasis en prevenir antes que sancionar. En un contexto de economía estancada y déficit persistente, el rol de la recaudación será determinante, y la dirección de González asume ese desafío con metas exigentes.
En sus palabras, el objetivo final es que cumplir sea fácil, que incumplir sea difícil y que el sistema tributario funcione sin que los ciudadanos tengan que pensar en él. Una aspiración ambiciosa, pero -según sostiene- posible.
Valeria Machado
Fuente de esta noticia: https://grupormultimedio.com/dgi-un-cambio-de-paradigma-y-los-desafios-en-la-implementacion-de-un-nuevo-modelo-de-gestion-id178521/
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