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La escena internacional amaneció este martes envuelta en una inusual tensión luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzara una advertencia que retumbó con fuerza en América Latina. En unas declaraciones que sorprendieron incluso a funcionarios de su propio país, el mandatario afirmó que cualquier nación que produzca cocaína y permita su llegada a territorio estadounidense podría convertirse en objetivo de acciones militares. Entre las acusaciones, mencionó de manera directa a Colombia, lo que encendió de inmediato las alarmas diplomáticas en la región.
“Colombia produce cocaína. Tienen plantas de fabricación. Y luego nos la venden. Quien haga eso está sujeto a ataques, no solo Venezuela”, señaló Trump en un tono que disparó inquietudes sobre la posibilidad real de un giro abrupto en la política exterior estadounidense.
La respuesta del presidente Gustavo Petro no tardó en llegar y estuvo marcada por una contundencia pocas veces vista en los cruces verbales entre Bogotá y Washington. El jefe de Estado colombiano rechazó de plano las afirmaciones, aseguró que el país es un pilar en la lucha contra el narcotráfico y defendió la labor diaria de las autoridades que combaten las redes criminales vinculadas a este mercado ilegal. “Lo invito a Colombia, señor Trump, para que vea cómo destruimos nueve laboratorios al día y evitamos que la cocaína llegue a Estados Unidos”, declaró Petro, antes de recordar que su gobierno ha desmantelado más de 18.400 infraestructuras de producción ilícita.
El mandatario colombiano interpretó las palabras de Trump como una amenaza belicista y advirtió que cualquier intento de intervención supondría un quiebre histórico en la relación bilateral. “No amenace nuestra soberanía, porque despertará al jaguar”, afirmó, dejando claro que Colombia no aceptaría presiones externas ni insinuaciones de carácter militar.
La Cancillería colombiana reaccionó con un comunicado de urgencia en el que expresó su profunda preocupación frente a la posibilidad de que declaraciones de este tipo puedan abrir la puerta a interpretaciones peligrosas sobre una eventual intervención. El Ministerio de Relaciones Exteriores reiteró el compromiso del país con la lucha antidrogas e hizo un llamado a la cohesión latinoamericana para rechazar cualquier acción que intente vulnerar la soberanía regional.
El inesperado cruce de advertencias llega en un momento especialmente sensible para la cooperación en seguridad entre Bogotá y Washington, una relación que durante décadas ha sido presentada como modelo en el hemisferio. Sin embargo, las palabras de Trump y la firme respuesta de Petro parecen marcar un punto de inflexión que pone a prueba la capacidad de ambos gobiernos para mantener un diálogo estable y evitar que la retórica se convierta en un obstáculo para la coordinación estratégica. La región observa con inquietud una disputa que, de escalar, podría redefinir el equilibrio diplomático en América Latina.
carloscastaneda@prensamercosur.org
