
El cometa 3I/ATLAS, uno de los poquísimos visitantes interestelares que hemos conseguido detectar, se ha convertido en uno de los cuerpos celestes más intrigantes de los últimos años. A medida que se aproxima al Sol, las observaciones indican que en su superficie se han activado auténticos volcanes de hielo en erupción, un comportamiento que no encaja con la imagen clásica de estos objetos como simples bloques inertes de roca y hielo.
Este cometa, que el próximo 19 de diciembre pasará a unos 270 millones de kilómetros de la Tierra, ofrece una ventana efímera pero valiosísima para la ciencia europea. Equipos del CSIC/IEEC y de varios observatorios en Cataluña están aprovechando al máximo este acercamiento para desentrañar su estructura interna, composición y origen antes de que 3I/ATLAS continúe su camino y no vuelva jamás.
Un visitante interestelar con volcanes de hielo en acción

Las nuevas observaciones revelan que, conforme 3I/ATLAS se acercaba al Sol, el cometa empezó a liberar chorros de gas y partículas heladas desde puntos concretos de su superficie. Estos estallidos, visibles desde distintos observatorios, encajan con lo que se conoce como actividad criovolcánica: hielo atrapado en el subsuelo que se calienta, se sublima y escapa violentamente al espacio.
El fenómeno ha sido descrito en un estudio preliminar publicado el 24 de noviembre en el servidor de preprints arXiv, firmado por el investigador español Josep Trigo-Rodríguez (Instituto de Ciencias del Espacio, CSIC/IEEC). En ese trabajo se analizan datos obtenidos con el Telescopio Joan Oró del Observatorio del Montsec, en Cataluña, combinados con mediciones de otros centros europeos.
Según el estudio, a medida que el cometa iba recibiendo más radiación solar, el hielo presente bajo la superficie —especialmente dióxido de carbono sólido y otros volátiles— comenzó a pasar directamente de estado sólido a gaseoso. Esa transformación generó presión en cavidades internas, lo que habría provocado erupciones a través de grietas y bocas criovolcánicas, expulsando gas y polvo que alimentan la coma y la cola del cometa.
Este tipo de procesos se conocen desde hace tiempo en cometas del propio Sistema Solar, pero en el caso de 3I/ATLAS la actividad se ha mostrado de forma más intensa y estructurada de lo habitual. Por ello, el equipo interpreta lo observado como un criovulcanismo desarrollado, no como un simple deshielo superficial, lo que sugiere que el objeto conserva mecanismos internos activos cuando recibe suficiente energía.
Composición sorprendentemente parecida a los mundos helados transneptunianos

Más allá del espectáculo de los volcanes de hielo, uno de los resultados que más ha llamado la atención tiene que ver con la composición del cometa. Las mediciones espectroscópicas realizadas por el equipo de Trigo-Rodríguez apuntan a que 3I/ATLAS se comporta como un objeto carbonoso primitivo, rico en metales y con signos de haber sufrido una alteración acuosa significativa.
Al comparar sus datos con muestras de condritas carbonáceas recogidas en la Antártida, y con observaciones de objetos transneptunianos —cuerpos helados situados más allá de Neptuno, como ciertos planetas enanos—, los investigadores encontraron patrones muy similares. La forma en que el cometa refleja y absorbe la luz recuerda a la de meteoritos primitivos y a cuerpos lejanos del cinturón transneptuniano.
Para la astronomía, esta coincidencia es una pista potente: sugiere que los procesos de formación planetaria que dan lugar a mundos helados podrían repetirse en sistemas estelares muy distintos. Dicho de otro modo, un cometa forjado alrededor de otra estrella parece estar hecho de una mezcla de materiales parecida a la de algunos objetos del exterior de nuestro Sistema Solar.
Las estimaciones preliminares señalan que el núcleo de 3I/ATLAS podría tener desde unos cientos de metros hasta varios kilómetros de diámetro, con una densidad relativamente alta y una fracción metálica importante. Esa estructura, junto con la presencia de hielos muy volátiles, encajaría con la intensa actividad criovolcánica registrada cuando el cometa se encontraba todavía a cientos de millones de kilómetros del Sol.
Los autores del estudio plantean que la sublimación del dióxido de carbono y otros hielos, al interactuar con granos ricos en hierro, níquel y sulfuros, podría desencadenar reacciones químicas exotérmicas. Estos procesos liberarían energía adicional, reforzando los chorros y explicando la potencia de los criovolcanes observados en 3I/ATLAS.
La mirada europea: el papel clave del Telescopio Joan Oró
Buena parte de los avances en el estudio de este cometa se deben a la intensa campaña de observación realizada desde Europa y, en particular, desde España. El Telescopio Joan Oró, situado en el Observatorio del Montsec (Cataluña), ha proporcionado algunas de las imágenes de mayor resolución disponibles de la coma y los chorros de 3I/ATLAS.
El equipo liderado por Trigo-Rodríguez siguió la evolución del cometa a medida que se aproximaba a su perihelio, el punto más cercano al Sol, alcanzado el 29 de octubre. En las semanas previas y posteriores a esa fecha, las cámaras registraron un aumento notable del brillo y cambios en la morfología de la coma, signos claros de un incremento repentino de la actividad en superficie.
Gracias a la coordinación con otros observatorios de la región, fue posible reconstruir una secuencia bastante detallada del comportamiento del cometa. Cada nuevo estallido de gas y polvo aportó datos sobre la distribución de materiales volátiles, la estructura del núcleo y la respuesta del objeto al calentamiento solar.
Para los centros de investigación europeos, este caso se ha convertido en un auténtico banco de pruebas. Los resultados obtenidos con instrumentos como el Joan Oró están ayudando a redefinir cómo deben prepararse las futuras campañas de observación de objetos interestelares, con especial atención a señales sutiles de criovulcanismo y procesos internos.
Las lecciones extraídas de 3I/ATLAS permitirán ajustar los diseños de nuevos telescopios y programas de seguimiento, de modo que puedan detectar con más facilidad cambios rápidos en la actividad de estos visitantes que, por definición, solo pasan una vez por nuestro entorno.
Un tercer objeto interestelar que actúa como cápsula del tiempo
Hasta 2017 no se había confirmado la visita de ningún objeto interestelar. Desde entonces solo se han identificado tres: ‘Oumuamua, 2I/Borisov y ahora 3I/ATLAS. Cada uno de ellos funciona como una especie de mensajero del pasado profundo de otras estrellas, y la probabilidad de observarlos con tanto detalle es extremadamente baja.
En el caso de 3I/ATLAS, las estimaciones apuntan a que podría ser más antiguo que el propio Sistema Solar, lo que significa que conserva información química y estructural de una fase muy temprana de la formación planetaria en su sistema de origen. La radiación cósmica habría alterado las capas exteriores, pero la actividad reciente indica que en su interior aún se guarda material prístino.
Esta combinación de antigüedad extrema y criovolcanes activos convierte al cometa en una verdadera cápsula del tiempo. Analizar la composición de sus hielos y granos metálicos puede ayudar a entender cómo se formaron los primeros compuestos complejos en entornos alejados del Sol, algo clave para reconstruir la química de otras regiones de la galaxia.
Además, su órbita hiperbólica y su velocidad superior a 221.000 km/h muestran con claridad que no está ligado gravitatoriamente al Sol. Los cálculos dinámicos indican que fue expulsado de su sistema planetario original por interacciones gravitatorias y que, tras atravesar el vecindario solar, abandonará el Sistema definitivamente en los próximos años.
Esta naturaleza fugaz añade presión a la comunidad científica: cada noche de observación es una oportunidad que no se repetirá. De ahí que los equipos europeos estén volcados en exprimir al máximo el tiempo disponible antes de que el cometa se pierda en el espacio interestelar.
Más allá del sensacionalismo: qué nos enseña 3I/ATLAS
Desde su detección, el cometa ha protagonizado todo tipo de especulaciones en redes sociales, incluidas teorías que lo describían como una posible nave extraterrestre. Sin embargo, las mediciones de su trayectoria, su composición y su comportamiento encajan sin necesidad de recurrir a explicaciones extrañas: se trata de un cometa natural expulsado de otro sistema estelar.
Para los astrónomos, el interés no está en la conspiración, sino en las pistas que ofrece sobre la formación de mundos helados. Las similitudes con objetos transneptunianos sugieren que los discos protoplanetarios de estrellas distintas pueden generar cuerpos con composiciones muy parecidas, siguiendo procesos físicos y químicos comunes.
Si esta tendencia se confirma con futuros visitantes interestelares, la llamada astronomía comparada entre sistemas estelares dará un salto importante. Cada nuevo cometa que llegue desde fuera aportará datos para comprobar hasta qué punto se repiten los mismos patrones de formación y evolución en distintos rincones de la galaxia.
Al mismo tiempo, estudiar con detalle estos objetos también tiene una vertiente práctica: entender cómo interactúan con el Sistema Solar, qué velocidades traen y cómo se comportan cerca del Sol resulta relevante para evaluar riesgos potenciales a largo plazo, por remotos que parezcan hoy.
En el fondo, 3I/ATLAS recuerda que incluso los cuerpos que aparentan ser simples bloques helados esconden una dinámica interna mucho más rica. Sus volcanes de hielo, la composición inusual y su paso fugaz por nuestro entorno están obligando a revisar ideas previas sobre los cometas y sobre la diversidad de mundos que pueden formarse alrededor de otras estrellas.
Con 3I/ATLAS avanzando ya hacia su máxima aproximación a la Tierra y preparándose para salir definitivamente del Sistema Solar, la comunidad científica europea sigue acumulando datos a contrarreloj: cada erupción de un criovolcán, cada cambio en su brillo y cada medición espectroscópica añaden piezas a un rompecabezas que va mucho más allá de un cometa curioso, porque ayuda a entender cómo se forman, evolucionan y se repiten los mundos helados en la galaxia.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/3i-atlas-el-visitante-interestelar-con-volcanes-de-hielo-en-plena-erupcion/
También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: https://t.me/prensamercosur Mercosur
