En los últimos días, distintas autoridades del Gobierno de Luis Arce han sobrepuesto la industria del litio (aún por desarrollarse) sobre la del gas, que está en un evidente declive por la falta de inversión para hallar nuevas reservas. Los analistas sugirieron cautela, ya que el país ha explotado materias primas a lo largo de su historia sin alcanzar un desarrollo económico y social sostenible en el tiempo que beneficie a la mayoría de la población.
El ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina, anticipó que, si el gas generó en 2022 alrededor de 3.000 millones de dólares por exportaciones, el litio podría alcanzar, después de 2025, unos 5.000 millones.
Resaltó, además, que la industria del litio duraría más de 100 años, según la evolución de la tecnología, y que sólo las dos plantas de Extracción Directa de Litio (EDL), que construirá el conglomerado chino CBC, generarán 5.000 fuentes de empleo.
El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, manifestó que el litio “va a tener una dimensión, incluso, más grande que el tema del gas”. Por su parte, el titular de Minería, Ramiro Villavicencio, dijo que con la producción de litio se impulsa una nueva fase para la minería.
La producción de gas natural cayó de 60 millones de metros cúbicos al día (MMm3d) en 2014 a 40 MMm3d en 2022, y la tendencia a la baja continúa. El año pasado también se tuvo un déficit superior a los 1.000 millones de dólares en la balanza de hidrocarburos.
El analista en temas energéticos Francesco Zaratti señaló que, con su discurso, la administración de Luis Arce “admite implícitamente” que el ciclo del gas se terminó y que es momento de mirar hacia un nuevo recurso natural.
Para el consultor financiero Jaime Dunn, el nuevo discurso del Gobierno se alinea al modelo económico extractivo del MAS, que hoy en día reemplaza los ingresos faltantes del gas por deuda pública.
Sin embargo, Dunn advirtió que históricamente Bolivia pasó de vivir de la plata al estaño, luego al gas y ahora se ve al litio como la salvación de una economía que siempre dependió de las materias primas.
“Como país vamos rebotando entre recursos naturales, lo cual es parte de nuestro subdesarrollo. Ojalá no hubiese más litio, plata, ni nada, porque eso va a obligar a los bolivianos a pensar en cómo realmente tener una economía productiva y genuinamente autosostenible”, dijo el economista. También lamentó que Bolivia esté bajo “la maldición de los recursos naturales”.
Añadió que hay un “entusiasmo exagerado” en la industrialización del litio, considerando los fracasos que se han dado en este sector desde la década de los 90 por deficiencias tecnológicas, inseguridad jurídica y oposición social.
Desde principios de 2012, durante el gobierno de Evo Morales, se invirtieron alrededor de 1.000 millones de dólares para extraer litio a partir de piscinas de evaporación que no funcionaron como se había esperado. En 2022 se alcanzó una producción máxima de carbonato de litio de 600 toneladas valuadas en 53 millones de dólares.
Ahora, YLB intenta dar un giro hacia la EDL con la china CBC, cuya presencia en el país ya ha sido rechazada por sectores sociales de Potosí y su experiencia en la extracción de litio ha sido cuestionada por ser supuestamente inexistente.
Zaratti minimizó la falta de experiencia del grupo chino en la implementación de la EDL y resaltó que al estar CATL en el negocio se cuenta con el principal proveedor de baterías de litio en el mundo. Bolivia, además, tiene la mayor cantidad de recursos de litio en el mundo, con al menos 21 millones de toneladas en el salar de Uyuni. Esta cantidad podría subir con lo que se cuantifique en los salares de Coipasa y Pastos Grandes, donde ya se han comenzado los trabajos de exploración.
Las autoridades del Ejecutivo destacaron que personal de YPFB colabore con YLB en el desarrollo de la industria del litio, y que empresas privadas que trabajan directa e indirectamente con los hidrocarburos vean ahora en el “oro blanco” una alternativa de seguir prestando sus servicios.
Aun así, Zaratti dijo que “hay que tener cuidado con desvestir a un santo para vestir a otro”, porque si Bolivia se queda sin gas (como ocurriría después de 2030, según la consultora Wood Mackenzie), se vería obligada a gastar recursos en la importación de energía.
“Si vendemos litio para comprar gas, el negocio no es tan redondo. El litio nos va a dar recursos, pero no resuelve el tema energético”, advirtió.
Impuestos y regalías
Zaratti recordó que en el caso del litio no se cuenta con un marco normativo como ocurre con los hidrocarburos. En este campo el Estado recibe una porción elevada de ingresos por regalías e impuestos, algo que indirectamente desincentivó la inversión privada.
Sectores de Potosí y Oruro plantean, en esta línea, elevar las regalías por la extracción de litio para beneficiar aún más a sus regiones.
Por último, Dunn dijo que “pensar que el litio está a la vuelta de la esquina es grave”, ya que el desarrollo de la industria lleva su tiempo y el desarrollo tecnológico a nivel mundial amenaza con desplazar a las baterías de litio por otras formas de almacenar energía. Así, Bolivia podría llegar al negocio del litio cuando éste ya haya terminado.
YLB firmó convenio con la china CBC
La empresa estatal YLB y el conglomerado chino CATL, BRUNP y CMOC (CBC) firmaron, el 20 de enero, un convenio para las fases iniciales de instalación de dos plantas de EDL en Uyuni (Potosí) y Coipasa (Oruro), con una inversión de 1.083 millones de dólares.
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