

Durante décadas, el teflón ha sido uno de los materiales estrella en las cocinas del mundo. Ligero, práctico y antiadherente, parecía perfecto para preparar cualquier receta sin complicaciones. Pero un nuevo análisis científico ha revelado un detalle inquietante: al rayarse, estos utensilios pueden liberar miles de micro y nanoplásticos que pasan directo a los alimentos. Lo que parece un desgaste menor se convierte en un punto de interés para quienes se preocupan por su salud y por el impacto ambiental de los materiales que usamos todos los días.
Teflón rayado, una fuente silenciosa de microplásticos
El estudio más reciente utilizó tecnología de imágenes Raman, una técnica capaz de detectar partículas diminutas que normalmente pasarían desapercibidas. Los resultados mostraron que una sola rayadura en un sartén de teflón puede desprender microplásticos de hasta 5 mm y nanoplásticos de apenas 1 µm, lo suficientemente pequeños para mezclarse con aceites, condimentos y alimentos sin que podamos verlos.
Aunque el teflón es resistente al calor y la corrosión, no lo es frente a la fricción cotidiana. Utensilios de metal, golpes involuntarios o el simple desgaste por el tiempo son suficientes para desprender partículas del recubrimiento. Y cuando esto ocurre, la exposición es directa: lo que se desprende del utensilio termina en la comida y, en última instancia, en el organismo humano.
Nanoplásticos, un riesgo que trasciende la cocina
Los nanoplásticos están adquiriendo cada vez mayor atención en las investigaciones sobre contaminación moderna. No solo se acumulan en ecosistemas marinos o en el aire urbano, sino que pueden entrar al cuerpo por vías inesperadas. Lo más preocupante es su tamaño diminuto: pueden atravesar tejidos, viajar en el torrente sanguíneo e incluso acumularse en órganos específicos.

Aunque la toxicidad exacta de las partículas derivadas del teflón aún se estudia, sí se sabe que al calentarse por encima de los 260 °C pueden desprender compuestos altamente reactivos con posibles efectos adversos. Esto es relevante porque muchas técnicas de cocción alcanzan o superan estas temperaturas, especialmente cuando se fríe o se dejan sartenes precalentándose por periodos prolongados. La cocina, que debería ser un espacio seguro y cotidiano, se convierte así en un punto de exposición inadvertida.
PFAS, el trasfondo ambiental del teflón
El teflón forma parte de la familia de compuestos conocidos como PFAS (sustancias perfluoroalquiladas), también llamados “químicos eternos” por la facilidad con la que se acumulan en el ambiente y la dificultad de degradarse. Han sido utilizados en textiles, empaques resistentes a la grasa, espumas antiincendios y múltiples productos domésticos.

Una de las sustancias más polémicas de esta familia fue el PFOA, ya prohibido en varios países debido a su persistencia y a estudios que lo han relacionado con riesgos potenciales para la salud. Aunque el teflón actual ya no utiliza PFOA en su fabricación, su naturaleza fluorada sigue colocando al material bajo un escrutinio creciente. Cada vez más investigaciones apuntan a que los utensilios dañados pueden convertirse en una fuente directa de contaminación doméstica y ambiental.
Lo que significa para tu salud y para el planeta
Usar un sartén de teflón rayado no solo implica ingerir partículas invisibles; también contribuye a la liberación de microplásticos que pueden llegar a los desagües, las aguas residuales y, eventualmente, ecosistemas más amplios. Lo que ocurre en la cocina termina conectándose con un problema global: la acumulación de plásticos cada vez más pequeños en el ambiente.

Desde una perspectiva de salud, el riesgo se incrementa cuando el material dañado se expone a calor extremo o a un uso prolongado. Aunque no se trata de generar alarma, sí de reconocer que los objetos cotidianos pueden tener un impacto mayor del que pensamos. Entender esto permite tomar decisiones informadas y adoptar cambios simples que pueden hacer una diferencia.
Alternativas más seguras y prácticas sencillas
Si es posible, cambiar los utensilios de teflón por opciones como hierro fundido, acero inoxidable o cerámica reduce la exposición a estos materiales. Estos utensilios suelen ser más duraderos y no liberan partículas con la misma facilidad.

Pero cuando reemplazar todo no es viable, existen prácticas básicas para minimizar el desgaste: utilizar cucharones de madera o silicón, evitar el uso de utensilios metálicos, no sobrecalentar la sartén y desechar cualquier recubrimiento que presente rayaduras visibles. Estas acciones no solo prolongan la vida útil del utensilio, sino que reducen el riesgo de liberar microplásticos en el proceso de cocinado.

La evidencia sobre los microplásticos liberados por sartenes de teflón rayados nos recuerda que incluso los materiales más comunes pueden tener efectos inesperados en nuestra salud y en el medio ambiente. Cuidar lo que llevamos al plato también implica cuestionar los objetos que usamos todos los días. ¿Qué otros utensilios comunes podrían estar generando un impacto silencioso sin que nos demos cuenta?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/wellness/rayon-sarten-teflon-peligroso-microplastico/
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